detonadores habian sido guardados en botes que aun no estaban oxidados cuando los recobraron, aunque les faltaba poco.

En otro anexo se encontraba el cunado del senador, con un telegrafo y una radio. El telegrafo solo llegaba hasta el bloqueo de la carretera del condado, y la radio no emitia nada, pero confiaban en poder extender las lineas telegraficas. Ademas, asi Jack Turner tenia algo que hacer. No valia para mucho mas, y conocia el codigo Morse. Harvey penso que tambien podria servir de mensajero. El unico intento de Turner para supervisar un proyecto del rancho fue un desastre, y finalmente los hombres acudieron al senador exigiendole que sustituyera a Turner...

Turner le saludo al verle pasar.

—?Eh, Randall!

—Hola, Jack. ?Que hay de nuevo?

—Tenemos otro presidente. Un tal Hector Shorey, de Colorado Springs. Ha proclamado la ley marcial.

Jack Turner parecia pensar que aquello era ridiculo, lo mismo que Harvey.

—Siempre hay alguien que proclama la ley marcial —dijo Harvey.

—Littman no lo hizo.

—Si, me gusto el emperador provisional Charles Avery Littman, aunque sacara la mayor parte de su material del «Circo volante de Monty Python». Los otros fueron demasiado serios.

—El grupo de Shorey parece bastante serio. He conseguido algunas buenas grabaciones a pesar de las interferencias.

—Sigue asi, Jack, animo —dijo Harvey, y siguio su camino.

Penso que ya habian tenido cuatro presidentes en la nueva era. Littman era solo un operador de radio que estaba medio loco. Pero Colorado Springs... Eso estaba cerca de Denver, a dos kilometros sobre el nivel del mar. Aquel tipo podria ir en serio.

La gran sala de estar estaba llena de gente. Aquella no era una reunion ordinaria. El senador estaba sentado cerca de la chimenea, en el gran sillon de cuero que a Harvey le recordaba un trono... y probablemente aquella era su finalidad. Maureen se sentaba a un lado y Al Hardy al otro, la heredera y el jefe del estado mayor.

Estaban presentes el alcalde Seltz y el jefe de policia, y tambien Steve Cox, capataz del rancho de Jellison y ahora responsable de casi todas las faenas agricolas del valle. Una docena de personas habian acudido en representacion de la gente del valle. Y, naturalmente, no faltaba George Christopher, solo en un rincon, y con un solo voto, aunque contaba tanto como todos los demas juntos, exceptuando a Maureen.

Harvey sonrio a Maureen. Ella le respondio con una rapida e impersonal sonrisa y un gesto de cabeza, y el aparto en seguida la mirada.

Penso que ambos tenian dos caras. Maureen habia ido a verle varias veces a la choza en lo alto de la colina, cuando Harvey tenia guardia nocturna. Ella le habia recibido en otros momentos y lugares, pero siempre muy en privado. Siempre era lo mismo. Hablaban del futuro, pero nunca del futuro de ellos dos, porque ella no queria. Hacian el amor con ternura, como si tal vez nunca volvieran a verse. Hacian el amor, pero nunca se prometian nada. Ambos parecian darse fuerza mutuamente, pero nunca en publico. Era como si Maureen tuviera un marido armado, celoso e invisible. En publico, Maureen daba la impresion de que apenas conocia a Harvey. Pero tampoco trataba a George Christopher de manera diferente. Era un poco mas amistosa con el, pero sin dejar de ser fria. El no era su marido invisible... ?Quien lo seria? ?Era distinta con George cuando estaban a solas? Harvey no lo sabia.

Estos pensamientos recorrieron su mente antes de que un antiguo reflejo los reprimiera. No tenia tiempo para ocuparse de ellos. Harvey Randall queria algo, y aquellos eran los hombres que podian negarselo. Era una situacion familiar.

—Entre, Harvey. —El senador Jellison no habia perdido la sonrisa con la que habia ganado las elecciones—. Ya podemos empezar. Gracias a todos por haber venido. Me parecio que era aconsejable recibir una informacion de como estan las cosas.

—?Hay alguna razon para hacerlo ahora? —pregunto George Christopher.

La sonrisa de Jellison no se altero.

—Si, George. Hay varias razones. Hemos sabido por el telegrafo que Deke Wilson vendra a visitarnos, y tambien traera algunos visitantes.

—?Hay noticias del exterior? —pregunto el alcalde Seltz.

—Algunas —dijo Jellison—. ?Quieres empezar, Al, por favor?

Hardy saco unos papeles de su portafolio y empezo a leer. Cuantos acres habian limpiado de piedras y cuanto trigo podrian plantar. Hizo un inventario del ganado, armas y equipo. La mayor parte de los presentes parecian aburridos antes de que Hardy terminara.

—La conclusion es que, con suerte, aguantaremos el invierno.

Aquello desperto el interes de los presentes.

—Habra dificultades —les advirtio Hardy—. Pasaremos bastante hambre antes de la primavera. Pero tenemos una oportunidad. Incluso tenemos suministros medicos, aunque no suficientes, y la clinica del doctor Valdemar esta en funcionamiento. —Hardy se detuvo un momento—. Ahora pasemos a las malas noticias. Los muchachos de Harvey Randall han estado inspeccionando las presas y centrales electricas de ahi arriba. No es posible hacerlas funcionar de nuevo. Ha desaparecido demasiado. Y no tenemos ni una cuarta parte de las cosas que piden los ingenieros. Pasara algun tiempo antes de que podamos reconstruir aqui gran parte de una civilizacion.

—Diablos, estamos civilizados —dijo el jefe de policia Hartman—. Casi no hay delitos y tenemos bastante que comer. Tenemos un medico y una clinica, y a la mayoria no nos faltan servicios higienicos. ?Que mas necesitamos?

—La electricidad no estaria mal —dijo Harvey Randall.

—Si, pero podemos vivir sin ella —dijo el jefe de policia Hartman—. Podemos aguantar hasta la primavera.

Harvey le comprendia. El viaje hasta la fortaleza habia sido terrible... ?y ahora estaban hablando como si no fuera suficiente con vivir! Penso que podian haberle impedido el paso, abandonarle en la carretera...

—Yo preferiria expresarlo de una manera mas positiva —dijo el reverendo Varley—. Deberiamos cantar hosannas. —La expresion del sacerdote era sombria, en contraste con sus palabras—. Naturalmente, el coste ha sido elevado. Tal vez, senor jefe de policia, usted lo haya expresado correctamente, despues de todo...

El senador Jellison se aclaro la garganta para reclamar atencion. En la estancia se hizo el silencio.

—Tenemos algunas noticias mas —dijo Jellison—. Hay un nuevo pretendiente al puesto de presidente de Estados Unidos. Hector Shorey.

—?Quien diablos es Hector Shorey? —pregunto George Christopher.

—Presidente de la Camara de Representantes. Recien seleccionado por la junta de dirigentes del partido. Ni siquiera recuerdo que la Camara votara formalmente, pero con todo su pretension es la mas verosimil, y parece que el gobierno de Colorado Springs todavia esta al frente del estado.

—Yo tambien podria hacer eso —dijo Christopher.

El senador se echo a reir.

—No, George. Tu no podrias. Yo si.

—?A quien le importa? —pregunto George Christopher en tono beligerante—. No pueden ayudarnos ni meternos en la carcel. Tendrian que abrirse paso contendiendo con los demas gobiernos de Estados Unidos, y aun asi no pueden llegar hasta nosotros. ?Por que damos importancia a lo que digan?

—Quisiera decir —intervino Al Hardy— que Colorado Springs probablemente dispone de los efectivos militares mas numerosos que sobreviven en esta parte del mundo. Los cadetes de la Academia, el NORAD, o Defensa Aerea Norteamericana, cuyo mando esta en Cheyenne Mountain y la base aerea de Ent. Y al menos un regimiento de tropas de montana.

—Aun asi no pueden llegar hasta nosotros —insistio Christopher—. Comprenda que no tengo nada en contra de que Estados Unidos funcione de nuevo, pero quiero saber el coste. ?Nos pediran que paguemos impuestos?

Jellison asintio.

—Buena pregunta. —Miro a su alrededor—. Pase lo que pase, puede esperar hasta la primavera, ?verdad?

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