alimento. ?Pero algunos de esos mensajeros!

—?Cuantos hombres enviaron? —pregunto Hardy.

—Acamparon unos doscientos junto a la carretera —dijo Deke—, y enviaron una docena, todos armados. El general Baker los vio. Un capitan de la policia estatal...

—?Seguro? —pregunto Christopher—. ?Policias estatales con los canibales?

—Al menos llevaba el uniforme —dijo Deke—. Y un tipo que habia sido funcionario en Los Angeles, un negro. Y otros mas. La mayoria de ellos eran normales, pero habia dos... ?Diablos, eran raros!

Miro a Baker, el cual hizo un gesto de asentimiento.

—Realmente raros —siguio diciendo Deke—. Actuaban como si estuvieran drogados. Se les notaba en los ojos, muy abiertos, y no te miraban directamente. Y hablaban de los angeles del Senor. «Los angeles nos han enviado para entregar este mensaje.»

—?Como reaccionaron los otros al oir eso? —pregunto Harvey Randall.

—Como si nada, como si fuera normal hablar de angeles que les enviaban. Y cuando les pregunte que diablos querian decir, dieron media vuelta y se marcharon. «Ya has recibido el mensaje», fue todo lo que dijeron.

—?Y has dicho que habia doscientos acampados cerca de vosotros? —pregunto Hardy—. ?A que distancia? ?Donde?

—No muy lejos. Al sur, junto a la carretera. ?Por que lo preguntas?

—Harry fue por ese camino —dijo Hardy—. No es que se retrase, pues no tenia un horario establecido, pero le hemos estado esperando.

—No se presento en mi granja —dijo Deke.

—?Crees que esos tipos le habran hecho algo a Harry? —pregunto Jellison.

Deke se encogio de hombros.

—Senador, no se que pensar de esa gente. Dicen que tienen mucha mas gente de la que nos dejan ver, y lo creo. Ya no vemos por ahi traficantes ni refugiados. Es como si no hubiera nadie ahi afuera mas que tu y la Nueva Hermandad.

—Angeles —dijo Al Hardy—. Eso no tiene mucho sentido.

«No esta claro», penso Harvey Randall, y lo que no estaba claro perturbaba a Al.

—He visto a Montross algunas veces —dijo Harvey—, y no me parecio un loco. Estaba obsesionado por el tema del medio ambiente, los sprays que destruyen el ozono y esa clase de cosas. Tal vez la caida del cometa le saco de sus casillas.

—Puede que este loco, puede que le hayan hecho prisionero, todo es posible —dijo Deke Wilson—. Pero hay doscientos hombres acampados junto a la carretera, y estoy seguro de que cuentan con quinientos mas, y no se que diablos hacer.

—Te comprendo —dijo el senador. Hizo una pausa para reflexionar y nadie le interrumpio. Finalmente anadio—: Bien, quedan seis dias mas. Deke, iba a hacerte una oferta. Podrias traer aqui a vuestras mujeres, ninos y heridos, a cambio de participar en operaciones de rescate de herramientas, componentes electronicos y esa clase de cosas, empezando con equipos de inmersion que podriais usar para bucear...

—?Y de donde sacamos el tiempo para luchar contra el Ejercito de la Nueva Hermandad?

Jellison suspiro.

—No hay tiempo, naturalmente. Y no creo que el gobernador Montross, o quienquiera que lo dirija, se interese en compartir esas tareas de rescate con nosotros. Parece como si tuviera intencion de apoderarse de todo el estado.

—Incluido nuestro valle —intervino George Christopher.

—Si, eso espero —dijo Jellison—. Bien, hoy hemos descubierto dos gobiernos. Colorado Springs y el Ejercito de la Nueva Hermandad, mas la posibilidad de los angeles.

—?Que hago entonces? —pregunto Deke.

—Ten paciencia. No tenemos suficientes datos —dijo Jellison—. Hemos de saber mas. General Baker, ?que puede decirnos sobre el resto de Estados Unidos? ?Y del resto del mundo?

Johnny Baker asintio y se reclino en su asiento para organizar sus ideas.

—Las comunicaciones nunca fueron buenas —dijo—. Perdimos el contacto con Houston inmediatamente despues del choque del cometa. A proposito, la familia del coronel Delanty murio entonces. Yo no le preguntaria nada sobre Texas.

A Baker le complacio ver que los demas aun tenian suficiente sensibilidad para mostrar simpatia hacia Rick. Por lo que habia visto en el exterior, la mayoria de la gente carecia de lagrimas que verter por unos pocos individuos. Habia demasiada muerte en todas partes.

—Mis amigos rusos tambien perdieron a sus familias —dijo Johnny—. La guerra comenzo menos de una hora despues de que cayera el cometa. China ataco a Rusia y esta respondio. Algunos de nuestros misiles tambien se dirigieron a China.

—Dios mio —dijo Al Hardy—. Harvey, ?dispone de algo con que medir la radiacion?

—No.

Todos parecieron alarmados. Harvey hizo un gesto de asentimiento.

—La precipitacion radioactiva atmosferica puede alcanzarnos, pero no veo que podriamos hacer para evitarlo.

—?No podemos hacer nada? —pregunto Hardy.

—Yo creo que estamos seguros —intervino Johnny Baker—. La lluvia sedimenta esas precipitaciones radioactivas. Y llueve mucho. Todo el mundo parece una gran bola de algodon. Tras la caida del cometa apenas pudimos ver el suelo.

—Ha hablado usted de las comunicaciones —dijo Jellison.

—Si, perdone. Bueno, hablamos con Colorado Springs, pero fue una comunicacion muy breve, poco mas que un intercambio de identificaciones. Una vez entramos en contacto con una base del Mando Aereo Estrategico, en Montana. No podian comunicarse con nadie. Y eso es todo con respecto a Estados Unidos.

Hizo una pausa para dejar caer sus palabras.

—En cuanto al resto del mundo, probablemente Sudafrica y Australia han salido indemnes. No sabemos lo que ha ocurrido en Sudamerica. Ninguno de nosotros hablaba suficiente espanol, y cuando estableciamos contacto con alguien de alla abajo, no duraba mucho. No obstante, captamos algunas emisoras de radio comerciales, y por lo que pudimos colegiar en Venezuela tienen una revolucion cada semana, y en el resto del continente tambien hay problemas politicos.

Jellison asintio.

—No es de extranar. Y, naturalmente, sus ciudades mas importantes estaban en la costa. Supongo que no sabe la altura que alcanzaron los maremotos en el hemisferio meridional.

—No, senor, pero supongo que fueron grandes —dijo Johnny Baker—. El que alcanzo el norte de Africa tenia mas de quinientos metros de altura. Pudimos verlo poco antes de que las nubes lo cubrieran todo. Una hora de quinientos metros barriendo Marruecos... —Se estremecio—. Europa ha desaparecido por completo. Ah, y todos los volcanes de America central y meridional han entrado en erupcion. El humo ascendio entre las nubes. Todo el Cinturon de Fuego ha entrado en erupcion. Al Este de aqui hay volcanes, en Nevada, creo, y tambien al Norte, los montes Lassen, Hood y tal vez el Rainier, muchos de ellos en California del Norte, Oregon y Washington.

Siguio hablando y, a medida que lo hacia, los demas se dieron cuenta de lo solos que estaban. El Valle Imperial de California habia desaparecido. Un fragmento del cometa que cayo en el mar de Cortes lanzo olas inmensas que llegaron incluso al monumento nacional Joshua Tree, en las montanas al oeste de Los Angeles. Ya no existian Scratch Palm Springs, Palm Desert, Indio y Twentynine Palms, ni tampoco el valle del rio Colorado.

—Y tambien ha debido producirse un choque en el lago Huron —dijo Baker—. Vimos la tipica formacion nubosa espiral con un agujero en el centro, poco antes de que todo se volviera blanco.

—?Queda algo de este pais aparte de Colorado? —pregunto Al Hardy.

—Otra vez he de decir que lo ignoro. Con toda esa lluvia, supongo que el Medio Oeste esta anegado, sin cosechas ni transportes, y con mucha gente munendose de hambre...

—Y matandose unos a otros por lo que queda —dijo Al Hardy.

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