doctor Forrester a la cocina y cuida de el.

—De acuerdo.

Eileen indico el camino al astrofisico, y este la siguio rigidamente, con signos evidentes de agotamiento.

Hugo Beck se paso la lengua por sus gruesos labios.

—Me conformare con una comida —dijo Hugo, sudoroso—. Diablos, me conformare con una galleta rancia. Solo quiero saber que aun estais aqui.

Los demas le miraron perplejos.

—Estamos aqui —dijo Al Hardy—. ?Tienes informacion o no? Todavia no he despertado al senador, y quiere hablar con Harry.

Hugo trago saliva.

—He estado con los bandidos, con el Ejercito de la Nueva Hermandad.

—Hijo de perra —dijo Deke Wilson.

—?Cuanto tiempo? —pregunto Al Hardy, subitamente interesado—. ?Te enteraste de algo?

—?O te escapaste a la primera oportunidad que tuviste? —intervino Christopher.

—Me he enterado de lo suficiente para perder el juicio —dijo Hugo.

Harry asintio. Era la verdad estricta.

—Sera mejor que nos lo digas —dijo Hardy. Se volvio hacia la cocina y anadio—: Alice, trae, un vaso de agua.

Harry penso que Beck habia logrado atraer su atencion. Lo importante ahora era que hablase como un hombre.

—Son mas de un millar —dijo Hugo. Vio que Deke Wilson retrocedia al oir aquello—. Tal vez el diez por ciento son mujeres, quiza mas. No importa mucho. La mayoria de las mujeres estan armadas. No podria decir quien esta realmente al mando. Parece que es un comite. Aparte de eso, estan muy bien organizados... ?Pero, Dios, estan locos de atar! Ese predicador chalado es uno de los lideres...

—?Predicador? —le interrumpio Deke Wilson—. ?Han abandonado entonces el canibalismo?

Hugo trago de nuevo saliva y meneo la cabeza.

—No. Los Angeles del Senor no han abandonado el canibalismo.

—Sera mejor que vaya en busca del senador. —Al Hardy salio de la estancia. Alice Cox entro con un vaso de agua y miro a su alrededor, insegura.

—Dejalo sobre la mesa —dijo George Christopher— Hugo, creo que debes esperar para proseguir tu historia.

—?Te dije por que me marche del Shire! —exclamo Hugo—. Mi propia tierra. ?Mia, maldita sea! Me daban el doble de trabajo que a cualquier otro. Despues de la catastrofe, dijeron que ellos tenian tanto derecho a la tierra como cualquier otro. ?No fue asi? Todos nosotros iguales, asi es como lo entendi. Pues bien, ahora cada uno de ellos ha de demostrar que era mi igual de alguna manera, ahora que tienen la oportunidad de hacerlo.

Nadie replico.

—Lo unico que quiero es trabajo y un sitio donde dormir —dijo Hugo.

Miro a su alrededor, y lo que vio no era tranquilizador: la expresion despectiva de Christopher hacia un hombre que no podia dominar a sus propios trabajadores; Deke Wilson, temeroso tanto de oir como de no hacerlo; Eileen de pie junto a la puerta, la mujer del espacio en su silla, sin decir nada; la expresion sombria de Harry, que se preguntaba si, despues de todo, debia haber traido a Hugo; el alcalde Seltz...

El alcalde se levanto de repente y acerco una silla a Hugo. Este se dejo caer en ella, susurrando las gracias. Luego el alcalde ofrecio silenciosamente a Hugo el vaso de agua y regreso a su sitio.

Leonilla hablo en voz baja a Pieter. Los demas seguian guardando silencio y todos oyeron las palabras rapidas. La miraron, y ella tradujo lo que habia dicho.

—Una reunion en el Presidium —dijo—. Al menos, asi es como imagino que debian ser tales reuniones. Perdonen.

George Christopher fruncio el ceno, y luego se sento. Poco despues entro Al Hardy con el senador. Se detuvo en el umbral y llamo a Alice.

—?Quieres ir en busca de Randall? Y trae tambien al senor Hamner. Sera mejor que les lleves caballos.

El senador Jellison iba en zapatillas y llevaba batin. Su cabello gris canoso solo estaba en parte peinado. Entro en la estancia y saludo a todo el mundo con movimientos de cabeza. Luego miro a Harry.

—Celebro que estes de vuelta —le dijo—. Empezabamos a preocuparnos por ti. Al, ?por que nadie le ha dado a Harry una taza de te?

—Me encargare de eso —dijo Hardy.

—Gracias. —Jellison se dirigio a su sillon de respaldo alto y tomo asiento—. Siento haberte hecho esperar. Quieren que haga la siesta por la tarde. Senor Beck, ?le ha hecho alguien alguna promesa?

—Solo Harry. —El obsequio de la silla habia restaurado un poco la compostura de Hugo—. Que saldre vivo de aqui. Eso es todo.

—Bien. Cuente su historia.

Hugo asintio.

—Usted nos envio a la carretera a Jerry Owen y a mi, ?recuerda? Jerry estaba furioso y con deseos de matar. Hablaba de... venganza, de las semillas de rebelion que habia plantado en sus hombres, senor Christopher.

George sonrio.

—Por poco le matan a patadas.

—Exacto. Jerry no podia ir muy de prisa y yo no queria seguir solo. Fue espantoso alla afuera. Una vez alguien nos disparo sin aviso, y corrimos como demonios. Fuimos hacia el sur, porque esa era la direccion de la carretera, y Jerry no estaba en condiciones de subir a la Sierra, ni tampoco yo. Andamos todo el dia y la mayor parte de la noche, y no se que distancia recorrimos, pues no teniamos mas que un viejo mapa de la Union Oil, y ahora todo ha cambiado. Jerry encontro unas espigas que crecian en la cuneta. Parecian hierbajos, pero dijo que podiamos comer aquellos granos, y al dia siguiente conseguimos encender fuego y los comimos. Son buenos.

—Oye, no necesitamos que nos cuentes como os las arreglasteis para comer —gruno Christopher.

—Perdon, pero lo que viene ahora es importante. Jerry me contaba cosas extranas. ?Sabiais que le buscaba el FBI y todos los demas? Era general del... —Hugo hizo una pausa—. El Ejercito de Liberacion de la Nueva Hermandad.

—Nueva Hermandad —musito Al Hardy—. Supongo que eso encaja.

—Asi lo creo —dijo Hugo—. La cuestion es que utilizaba el Shire como escondrijo. Mantuvo la boca cerrada y nunca lo supimos, hasta despues del cometa. Probablemente estabamos en el territorio del senor Wilson, y yo empezaba a pensar en desembarazarme de Jerry. Ir mas lento no me molestaba, pero ?como iba a unirme con la gente del senor Wilson si Jerry queria iniciar una revolucion popular? Si hubiera visto una sola ventana iluminada me hubiese ido, y Jerry jamas habria sabido donde.

«Pero no vimos casi nada. Una vez paso un camion, pero no se detuvo. Pasamos junto a granjas rodeadas de barricadas, pero si nos acercabamos demasiado lanzaban los perros contra nosotros. Asi que seguimos avanzando hacia el sur, cada vez mas hambrientos, y hacia el tercer o cuarto dia vimos un punado de tipos desharrapados. Eran unos cincuenta y todos parecian al borde de la extenuacion.

—Pense en echar a correr, pero Jerry se dirigio directamente a ellos. Me llamo para que fuera con el, pero yo no tenia ningun deseo de unirme a aquella gente. Pense que podrian ser los canibales de los que Harry nos habia hablado, pero no parecian peligrosos, sino tan solo acabados.

—?No llevaban uniformes militares? —pregunto Deke Wilson—. ?Ni armas?

—No me acerque lo suficiente para ver que armas tenian, pero estoy seguro de que no habia ningun uniforme militar.

—Entonces no era el Ejercito de la Nueva Hermandad...

—Escucha —le interrumpio Harry—. Todavia no ha terminado.

Entro Eileen con una bandeja.

—Aqui tienes el te, Harry. —Sirvio una taza y la deposito en la mesa al lado del cartero—. Y el tuyo, senador.

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