—En marcha —dijo el granjero—. Y... —Meneo la cabeza—. Adelante.
—Adios, papa.
El camion empezo a deslizarse.
El granjero volvio al lado de Harvey Randall.
—Me llamo Jacob Vinge —le dijo—. Vamos a trabajar. No vendra ninguno mas de nuestra zona.
El fragor de la batalla se oia mucho mas cercano. Harvey podia ver el otro lado de las colinas y el mar de San Joaquin. Habia columnas de humo que senalaban las granjas en llamas, y los continuos estampidos de pequenas armas de fuego. Producia una impresion extrana saber que hombres y mujeres luchaban y morian a menos de dos kilometros de distancia y, no obstante, no ver nada. De repente se oyo la voz de uno de los muchachos:
—Hay gente corriendo.
Los hombres se desparramaban por la colina a menos de un kilometro de distancia. Corrian vacilantes, sin ningun orden, y pocos iban armados. Harvey penso que huian aterrorizados. No era una retirada con lucha, sino una huida.
Bajaban al valle y se dirigian a la colina que ocupaban las fuerzas de Randall.
Una camioneta aparecio en lo alto del cerro siguiente. Se detuvo y varios hombres bajaron de ella. Harvey se sobresalto al ver mas hombres a pie a cada lado. Habian llegado tan cautelosamente que no los habia visto acercarse. Hicieron gestos a los de la camioneta, y un hombre que iba en la caja se levanto y, apoyandose en la cabina, exploro el terreno con unos prismaticos. Avanzaron tras los hombres que huian colina arriba, hacia Harvey, se detuvieron un momento y luego pasaron a la carretera y examinaron con cuidado cada uno de los bloqueos de Harvey. Ahora el enemigo tenia rostro y, a su vez, conocia el rostro de Harvey Randall.
En menos de cinco minutos el valle y los cerros aparecieron llenos de hombres armados que avanzaban cautelosamente, extendiendose a cada lado. Se acercaban a Harvey.
Los fugitivos subieron penosamente la colina y pasaron junto a los hombres y los camiones de Harvey. Jadeaban como si se encontraran en la fase final de una pulmonia. Iban desarmados y en sus ojos muy abiertos se reflejaba el terror.
—?Alto! —grito Harvey—. ?Quedaos y luchad! ?Ayudadnos!
Ellos siguieron huyendo, como si no le oyeran. Uno de los muchachos de Harvey se levanto, miro atras y vio el avance cauteloso e inexorable de la linea enemiga. Presa del panico, echo a correr para unirse a los fugitivos. Harvey le grito, pero el muchacho siguio corriendo.
—Menos mal que los demas se han quedado —dijo Jacob Vinge—. Yo... Diablos, tambien quisiera echar a correr.
—Lo mismo que yo.
Las cosas no salian segun lo planeado. La Nueva Hermandad no ascendia la colina para limpiar la carretera, sino que se desplegaban en abanico a ambos lados, y Harvey no tenia suficientes hombres para defender su posicion. Confiaba en retrasarlos mas, pero era evidente que no lo conseguiria. Si no se marchaba en seguida, les cortarian el paso.
—Tenemos que marcharnos.
Saco el silbato y lo hizo sonar con fuerza. Los hombres que avanzaban abajo apretaron el paso.
Harvey hizo senas para que los muchachos fueran al furgon y el camion. Jacob Vinge ocupo el lugar de Bill. Dio ordenes para que el camion se pusiera en marcha, pero luego vacilo.
—Vamos, les mandaremos un poco de plomo...
—No servira de nada —dijo Marie Vanee—. Estan demasiado bien cubiertos y no les vemos bien. Nos atraparian antes de que alcanzaramos a ninguno de ellos.
—?Como sabes tanto de estrategia? —le pregunto Harvey.
—Me gustan las peliculas de guerra. ?Salgamos de aqui!
—De acuerdo.
Harvey hizo girar el furgon y avanzo colina abajo, hacia el valle siguiente. El camion se detuvo para permitir que subieran los hombres que corrian.
—Pobres desgraciados —dijo Marie.
—Resistimos todo un dia —dijo Vinge—, pero no pudimos con ellos. Fue como en esa colina: se extendieron y nos rodearon. Si llegan a sorprendernos por detras, estamos muertos. No queda mas remedio que huir. Al cabo de algun tiempo puede convertirse en un habito.
—Es cierto.
Habito o no, penso Harvey, huian como conejos, no como hombres.
La carretera les llevo hasta un arroyo crecido por la lluvia que habia desatado el impacto del cometa. Las partes bajas del valle estaban cubiertas de espeso barro. Harvey se detuvo en el extremo del pequeno puente que cruzaba el arroyo, y bajo del vehiculo para encender los cartuchos de dinamita que ya estaban colocados.
—?Ahi estan! —grito uno de los muchachos.
Harvey dirigio la mirada a lo alto de la colina. Un centenar o mas de hombres armados bajaban a toda velocidad la colina. Se oyo el tableteo de una ametralladora, y la hierba se agito no lejos de Harvey.
—?Terminad rapido! —grito Vinge—. ?Nos estan disparando!
A pesar de la distancia, aquel ruido era familiar. Harvey lo recordaba de Vietnam. Era una ametralladora pesada. No tardarian en tener a tiro a Harvey y el furgon, y no habria salvacion posible. Harvey acciono su encendedor de mecha y lo bendijo cuando prendio a la primera, aunque no estaba cargado con su combustible habitual. La mecha chisporroteo, y Harvey corrio hacia el furgon. Marie se habia puesto al volante y el vehiculo ya estaba en marcha. Harvey lo alcanzo y los que estaban arriba le cogieron las manos y le ayudaron a entrar. La ametralladora tableteo de nuevo y Harvey oyo el silbido de las balas cerca de su oreja.
—?Maldita sea! —grito.
—Disparan muy bien —dijo Vinge.
La dinamita estallo y el puente quedo en ruinas, pero no del todo. Harvey vio que quedaba todavia una porcion en pie, lo bastante ancha para pasar andando. No costaria mucho destruirla, pero desde luego no iba a volver atras para hacerlo. Siguieron adelante, hacia la cumbre de la proxima colina, y bajaron de los vehiculos, buscando mas arboles que derribar, rocas para dinamitarlas sobre la carretera, cualquier cosa que pudiera detener al enemigo.
Las tropas de la Nueva Hermandad entraron en el valle, unos a pie, otros, hasta una docena, en moto. Llegaron al puente derribado y se detuvieron. Luego algunos se metieron en el arroyo y lo vadearon. Otros se extendieron por las orillas y encontraron nuevos lugares por donde cruzar. Al cabo de cinco minutos cien hombres habian cruzado el obstaculo y avanzaban rapidamente hacia el grupo de Harvey.
—Dios mio, es como contemplar la subida de la marea —comento Harvey.
Jacob Vinge no dijo nada. Siguio cavando bajo una roca para hacer un hoyo que albergara la dinamita. Por encima de ellos un arbol cayo sobre la carretera, y los muchachos fueron a por otro.
Desde el valle, delante de ellos, les llego un ruido de motores. Dos motocicletas pasaban cautelosamente por los estrechos restos del puente. Otros dos hombres subieron a las motos, y avanzaron hacia la posicion de Harvey.
Marie Vanee se quito el rifle del hombro.
—Seguid cavando —dijo.
Se sento y apoyo el rifle en una gran roca. Luego aplico el ojo a la mira telescopica. Espero a que las motos estuvieran bastante cerca antes de disparar. No ocurrio nada. Corrio el cerrojo y apunto de nuevo. Disparo una y otra vez. Al tercer disparo la motocicleta delantera se bamboleo y cayo en la cuneta. Uno de sus ocupantes se levanto. Marie apunto de nuevo, pero la otra moto se aparto de la carretera y los motociclistas corrieron a ponerse a cubierto. Esperaron a que llegara el grueso de las fuerzas. Estas se acercaban con rapidez, y Marie cambio el punto de mira y disparo para detener el avance.
De nuevo el centro de la linea de atacantes redujo su avance, mientras los demas se extendian a cada lado, desplegandose mucho mas alla de cualquier punto que Harvey pudiera defender.
—Terminad de una vez —exclamo Harvey—. ?Tenemos que salir de aqui!
Nadie puso inconvenientes. Vinge coloco dos cartuchos de dinamita en el hoyo debajo de la piedra y los sello con barro.
—?Mirad! —grito Barbara Ann, la amiga de Tommy Tallifsen. Horrorizada, senalo la colina opuesta, donde