Presentaba el moraton mas grande que he visto en mi vida. Creo que hubo incluso un juicio, ya que la senora reclamaba la propiedad del meteoro porque aterrizo en su sotano.

—Mire —dijo Harvey—. El cometa Hamner-Brown entrara en la atmosfera con una violencia mucho mayor que cualquier meteorito normal, y en su mayor parte esta formado por hielo. Las masas arderan con mas rapidez, ?no es asi?

Dos cabezas hicieron movimientos negativos: un rostro delgado que llevaba unas gafas con aspecto de insecto y otro rostro con una poblada barba y gruesas gafas. Y Mark, apoyado en la pared, tambien meneaba la cabeza.

—Atravesaria rapidamente la atmosfera —dijo Sharps—. Cuando la masa supera cierto tamano, deja de tener importancia si la Tierra tiene atmosfera o no.

—Excepto para nosotros —dijo Forrester, impasible.

Sharps se detuvo un instante y luego se echo a reir, aunque de modo contenido. Sharps hacia lo posible para evitar ofender a Forrester.

—Lo que necesitamos es una buena analogia. Hummm... —El surco en el ceno de Sharps se profundizo.

—Helado con crema, frutas, almibar y nueces, y encima dulce en pasta de chocolate —dijo Forrester.

—?Que?

—Lo dicho. Un par de kilometros cubicos de esa pasta lanzados a velocidad cometaria.

Los ojos de Sharps brillaron.

—?Me gusta! Lancemos contra la tierra un par de kilometros cubicos de helado.

Dios mio, penso Harvey, se han vuelto majaretas. Los dos hombres se precipitaron hacia la pizarra. Sharps empezo a dibujar.

—De acuerdo: el helado. Veamos, ponemos la crema de vainilla en el centro con una capa de pasta de chocolate encima...

No hizo caso de un sonido ahogado detras de el. Tim Hamner no habia dicho ni una palabra durante toda la entrevista. Ahora estaba doblado, sujetandose el vientre, tratando de contener la risa. Alzo la vista, sofocado, con semblante serio.

—?No puedo aguantar! —exclamo, soltando unas risotadas que parecian rebuznos de asno—. ?Mi cometa! Dos kilometros cubicos de helado con pasta de chocolate...

—La pasta de chocolate sera la cubierta exterior —amplio Forrester—, de manera que se calentara cuando el cometa Hammer rodee al sol.

—Se llama Hamner-Brown —dijo Tim con expresion seria.

—No, amigo, esto es un par de kilometros cubicos de helado con pasta de chocolate —dijo Sharps—, y el helado seguira congelandose bajo la cubierta.

—Pero te olvidas de... —dijo Harvey.

—Pondremos la cereza en un polo y diremos que ese polo estaba en sombra en el perihelio. —Sharps hizo un dibujo que mostraba que cuando el cometa rodeara al sol, la cereza en el eje esferoide achatado estaria en la cara apartada del sol—. No queremos que se abrase. Y lo llenaremos de nuez machacada que representara las rocas.

—?Ponemos una cereza de sesenta metros?

—Transportada por la Real Fuerza Aerea del Canada —dijo Mark.

—?Muy bien pensado! —celebro Forrester—. ?Ya veremos que tal sale eso por television!

—Y ahora, a medida que el cometa rodea el sol, dejando una estela luminosa de falsa crema batida y apunta hacia nuestras cabezas... Dan, ?cual es la densidad del helado de vainilla?

Forrester se encogio de hombros.

—Flota. Digamos que dos tercios.

—Exacto. Punto seis, seis, seis. Eso es. —Sharps se saco una calculadora del bolsillo y pulso los botones freneticamente—. Me encantan estas cosas. Antes utilizaba reglas de calculo. Nunca comprendi donde estaban los decimales... Disponemos de un par de kilometros cubicos. Hagamos un calculo exacto en centimetros y elevemoslo al cubo... Sale una buena cantidad. Llevaria bastante tiempo comerse todo eso. Ahora calculemos la densidad... Dos mil millones de toneladas Vayamos ahora a la pasta de chocolate...

Sharps pulso los botones de la calculadora, y Harvey penso que era feliz como una almeja. Una almeja muy voluble equipada con una calculadora de Texas Instruments, la ultima maravilla de bolsillo.

—?Cual dirias que es la densidad de la pasta de chocolate? —pregunto Sharps.

—Pongamos cero nueve —replico Forrester.

—?Ninguno de vosotros ha hecho pasta de chocolate? —pregunto Charlene—. No flota. Para probarlo basta echarla en un vaso de agua fria. Al menos, asi es como lo hacia mi madre.

—Pongamos entonces uno coma dos —dijo Forrester.

—Otros dos mil quinientos millones de toneladas de pasta de chocolate —anadio Sharps. Hamner, tras el, emitio mas ruidos sofocados.

—Creo que podemos pasar por alto las rocas —dijo Sharps—. ?Ve la razon ahora?

—Dios mio, si —respondio Harvey. Miro al camara sobresaltado—. Si, doctor Sharps, realmente podemos prescindir de las rocas.

—?No ira a mostrar esto en el programa, verdad? —Tim Hamner parecia indignado.

—?No quiere usted que salga? —le pregunto Harvey.

—No... no... —Hamner volvio a sujetarse el vientre, convulsionado por la risa.

—Ahora llega a velocidades cometarias. Velozmente. Veamos, ?cual es la velocidad parabolica en la orbita de la Tierra, Dan?

—Veintinueve coma siete kilometros por segundo, elevado al cuadrado.

—Cuarenta y dos kilometros por segundo —anuncio Sharps—. Y tenemos que anadir la velocidad orbital de la Tierra. Depende de la geometria del impacto. ?Cincuenta kilometros por segundo seria una velocidad aproximativa razonable?

—Yo diria que si —convino Forrester—. Los meteoros oscilan entre veinte y setenta, tal vez. Es razonable.

—De acuerdo. Pongamos cincuenta, multiplicado por un medio para corregir la cifra. Multipliquemos la masa en gramos. Diez al cuadrado por veintiocho ergios. Eso para el helado de vainilla. Ahora podemos suponer que la mayor parte de la crema de chocolate ha hervido, pero comprenda, Harvey, que a esas velocidades no es posible permanecer demasiado tiempo en la atmosfera. ?Es posible atravesarla en un par de segundos! En cualquier caso, cualquiera que sea el volumen de la masa que arda, gran parte de la energia se transfiere al equilibrio calorifico de la Tierra, lo cual, en si, seria una explosion espectacular. Supondremos que el veinte por ciento de la energia de la pasta de chocolate se transfiere a la Tierra y... —Pulso mas botones y anadio, alzando el tono de voz—: nuestro total definitivo es dos coma siete multiplicado por diez elevado a veintiocho ergios. Bien, esa seria la potencia del impacto.

—No tiene mucho sentido para mi —dijo Harvey—. Parece una cifra grande...

—Una cifra seguida por veintiocho ceros —musito Mark.

—Se aproximara a los seiscientos cuarenta mil megatones —anadio amablemente Forrester—. Si, es una cifra grande.

—Dios mio, el planeta quedaria pasteurizado —dijo Mark.

—No del todo. —Forrester habia sacado su propia calculadora del estuche adosado al cinturon—. Serian unos tres mil Krakatoas, o trescientas explosiones como la de Thera, si es cierto lo que dicen de Thera.

—?Que es Thera? —pregunto Harvey.

—Un volcan en el Mediterraneo, de la Edad del Bronce —explico Mark—. De ahi procede la leyenda de la Atlantida.

—Su amigo esta en lo cierto —dijo Sharps—. Pero no estoy seguro de la cantidad de energia. Mirelo de esta manera. La humanidad entera gasta cerca de diez elevado a veintinueve ergios al ano, todo comprendido: energia electrica, carbon, energia nuclear, coches..., todo lo que se le ocurra. Nuestro helado con pasta de chocolate entra en escena con cerca del treinta por ciento del presupuesto anual de energia de todo el mundo.

—Hummm. Entonces no es tan malo —dijo Harvey.

Вы читаете El martillo de Lucifer
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату