Jakov hizo una ultima observacion en ruso y se alejo, disgustado. Rick Delanty movio la cabeza. Sentia simpatia por la chica. ?Que le habria pasado?

Permanecieron tranquilos y formalmente corteses hasta que ella regreso al Soyuz. Entonces Baker y Delanty intercambiaron miradas. No necesitaron decir nada mas. Baker se dirigio al rincon donde Jakov se habia enfrascado en hacer algo.

—Tenemos que dejar algo en claro —le dijo Johnny.

—?Si?

—No ira a crearle problemas a Leonilla, ?verdad? Quiero decir, que no es necesario informar de todo lo que se dice aqui.

—Claro que no —convino Jakov, encogiendose de hombros—. Todos somos hombres corridos y sabemos que cada veintiocho dias las mujeres se vuelven irracionales. ?Que hombre casado no lo sabe?

—Si, debe ser eso —dijo Johnny Baker, y cambio otra mirada con Delanty.

—Ademas, el Estado se ha ocupado de ella —dijo Jakov—. Sus padres murieron cuando era muy joven. No es sorprendente que quiera ver nuestro pais mas avanzado de lo que es.

—Claro.

Tonterias, penso Rick Delanty. Si tuviera problemas con la regla, se lo habria dicho al control de tierra ruso y habrian enviado a otra persona. Era indudable. El habria informado de su tendencia a contraer la enfermedad del espacio si hubiera sabido que iba a experimentarla. Estaba seguro de que lo habria hecho...

Fuera cual fuese su problema, seria prudente tratar a Leonilla Malik con cuidado durante uno o dos dias. Que fastidio. ?Y el Hamner-Brown estaba tan cerca!

Barry Price colgo el telefono y alzo la vista, excitado. Dolores acababa de entrar para servirle cafe.

—?Adivina que sucedera el proximo martes! —exclamo jubiloso.

—Un cometa chocara con la Tierra.

—?Que? No, no, esto es serio. ?Empezamos a funcionar!

Tengo todos los permisos. El ultimo pleito ha sido desestimado. La central nuclear de San Joaquin se convierte en un servicio totalmente operativo.

Dolores no parecia tan satisfecha como el habia esperado.

—?Habra alguna ceremonia inaugural? —le pregunto.

—No, ?por que?

—Porque no estare aqui, a menos que tengas una absoluta necesidad de mi...

El fruncio el ceno.

—Siempre tengo una absoluta necesidad de ti.

—Mejor que sea asi —dijo ella, dandose unas palmaditas en el vientre. Estaba del todo liso, pero el comprendio—. De todos modos he de visitar al doctor Stone en Los Angeles. Pense quedarme alli, visitar a mi madre y regresar el martes por la noche.

—Claro. Escucha, Dolores.

—?Que?

—Quieres tener este nino, ?verdad?

—Si, voy a tenerlo.

—Entonces, casemonos.

—No, gracias. Ambos lo hemos intentado ya.

—Pero no entre nosotros —dijo el, tratando de parecer convincente, aunque en secreto se sentia aliviado. Pero no podia dejar las cosas asi—. No sera justo para con el chico. No tendra padre...

Ella se echo a reir.

—No nacera por partenogenesis. Estoy relativamente segura de que tiene padre, y creo saber bastante bien quien es.

—Vamos, Dolores, ya sabes a que me refiero.

—Claro. —Dejo la taza de cafe sobre la mesa y abrio la agenda de Barry—. Tienes que almorzar con el vicegobernador. No lo olvides.

—Ese imbecil. Es lo unico que podia haberme hecho perder mi euforia. Pero me portare bien, puedes estar segura.

—Muy bien —dijo Dolores, y se dispuso a salir.

—Espera. —Dolores se detuvo y el anadio—: Mira, hablemos de ello, cuando vuelvas de Los Angeles. Tambien es hijo mio.

—Claro —dijo ella, y se marcho.

—Eh, chico, ese Martillo va a borrar del mapa esta ciudad.

—No digas sandeces. —Alim Nassor sonrio—: Nosotros si que vamos a hacer algo sonado.

Alim habia oido todo cuanto se decia del cometa. Los predicadores tenian cada vez mas audiencia, y se forraban. El fin del mundo se aproxima, haz las paces con el buen Jesus y da dinero...

Mas poder para ellos. Una de las consecuencias del cometa era que los blancos estaban abandonando sus casas. Durante sus merodeos por Brentwood y Bel Air, Alim descubrio muchas casas en cuyos porches se amontonaban periodicos atrasados y botellas de leche. Viajaba en una vieja camioneta, cargada con cortacespedes y herramientas de jardineria en la caja. ?Quien iba a fijarse en unos jardineros negros? Por eso cuando se detuvieron para recoger los periodicos y las botellas de leche nadie reparo en ellos. Y ahora Alim tenia las direcciones y lo limpiarian todo, de modo que nadie mas podria intentar robar...

Pasarian por Bel Air y Brentwood como una maquina segadora. Alim Nassor se habia aliado con media docena de delincuentes, con hombres a los que no les gustaba demasiado acatar ordenes, pero que vieron muy claro el asunto. El Martillo de Dios no era algo que se presentara dos veces en la vida de un hombre.

En algunas de las casas tenian que despistar, pues la policia rondaba por alli. Siempre tenian que ocuparse de ese pequeno problema. Solo requeria planificacion. Incluso segaban algunos metros de cesped. Hacian un buen trabajo, y de esa manera podian observar toda la manzana, ver a la gente que cargaba los remolques y se marchaba. Bel Air estaba semidesierto.

?Aquella noche iba a resultar facil recoger un buen botin! Y despues... tal vez podrian intervenir de nuevo en el juego politico. Muchos hermanos tendrian pan por algun tiempo. Sin embargo... Demasiados blancos tomaban el portante. Eran ricos, personas instruidas. Tambien en el Ayuntamiento todo el mundo estaba nervioso. ?Tal vez aquella cosa podria chocar realmente?

Alim habia echado un vistazo a los periodicos y revistas. Podia leer bastante bien. Tal vez un poco lento, pero entendia las frases, y algunos de los dibujos aclaraban las cosas. No habia que estar en terreno bajo. ?Olas de trescientos metros de altura! Al tipo que las habia dibujado no le faltaba imaginacion. Mostraba parte del Ayuntamiento de Los Angeles sumergido, con la torre que emergia por encima del nivel del agua, mientras que apenas sobresalian los tejados de la Administracion del Condado y el Palacio de Justicia. Todos los cerdos muertos. Aquello si que seria algo grande. Pero el no queria estar alli para verlo cuando sucediera.

Tal vez no ocurriria, y todos los blancos volverian a sus casas.

—Vaya sorpresa que se llevaran —murmuro Alim.

—?Que?

—Los blancos. ?Verdad que tendran una sorpresita cuando vuelvan a casa?

—Si, pero ?por que solo estos sitios? Si solo atacamos las casas mas ricas en un territorio mayor...

—Callate.

—Bueno.

—Quiero que estemos juntos. Si una de estas casas estuviera llena de cerdos, podremos defendernos.

—De acuerdo.

El Martillo de Dios. ?Y si fuera algo real? ?Adonde podrian ir? Al sur no, desde luego. Los politicos podian hablar de la unidad de negros y morenos, pero eso no era mas que chachara. A los chicanos no les gustaban los negros, y los negros odiaban a los chicanos. Habia clubs donde uno tenia que matar a un negro para que le admitieran entre la chusma chicana, eran matones peligrosos, y cuanto mas al sur, tanto mas.

—Esta noche llevaremos armas —dijo Alim—. Todas las armas.

Harold se sobresalto, y la camioneta se desvio un poco.

—?Crees que vamos a tener problemas?

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