documentos de su cartera: Fred Lauren. Se habian enterado tambien de sus antecedentes: seis delitos sexuales anteriores, dos de ellos con violencia. Un periodo de prueba tras otro y luego libertad condicional despues de tratamiento psiquiatrico.

Cuando llegaron a la comisaria, Eric saco a Lauren del coche a empellones.

—Me hace dano —dijo el hombre.

—Te hace dano. ?Hijo de perra! —Harris se acerco a Lauren y le dio un codazo en la boca del estomago. Repitio el golpe—. Nada de lo que pueda ocurrirte hara el dano que tu... —Se interrumpio, incapaz de proseguir.

Eric se interpuso entre su companero y el prisionero.

—No vale la pena, Joe.

—?Le denunciare! —grito Lauren. Entonces se rio—. No. ?De que serviria? No.

—Ahora esta asustado —dijo Eric—. En cambio no lo estaba cuando lo arrestamos.

—Pero tampoco ahora lo estaba.

En cuanto Harris se aparto e hicieron avanzar a Lauren hacia el interior de la comisaria, el miedo se desvanecio y fue reemplazado por la expresion resignada.

—Muy bien, dime —le dijo Eric—. ?Crees que el juez volvera a concederte libertad condicional, que estaras en la calle dentro de una semana?

El hombre se echo a reir.

—Dentro de una semana no habra calles. ?No habra nada!

—La fiebre del Martillo —musito Harris.

No era la primera vez que sucedia. ?Por que no cometer un crimen? El fin del mundo se acercaba. Los periodicos Contaban muchos relatos sobre aquel tema. Pero ninguno de los crimenes era como aquel. Nunca habia ocurrido algo asi en Burbank.

—Tengo ganas de que pase todo esto —dijo Harris. No menciono el cadaver en la cama. Uno ha de soportar ciertas cosas o cambiar de oficio.

—Esta noche va a ser larga —dijo Eric.

—Si, y manana tenemos turno de vigilancia. —Harris miro el cielo brillante—. Que ganas tengo de que pase todo esto.

Acamparon en Soda Springs. Era un buen lugar para acampar, y sorprendia que hubiera poca gente. Gordie Vanee habia esperado encontrar alli una docena de grupos excursionistas, pero todo el terreno era para el y sus seis muchachos exploradores. Gordie penso que ello se debia a la fiebre del Martillo. Nadie queria hallarse tan lejos de las carreteras y la civilizacion.

Se desembarazaron con alivio de las mochilas. Los chicos fueron corriendo al arroyo. Habia dos corrientes de agua. Una era clara y burbujeante agua de montana, pura y fria; la otra era de color rojizo y tenia mal sabor, aunque los chicos decian que les gustaba. Era un agua carbonatada naturalmente, y con ella se preparaba una clase de cerveza no alcoholica. Gordie no se molesto en pedirles que no bebieran demasiado. Nadie lo haria.

Prepararon la cena en los hornillos de petroleo portatiles. Gordie dejo que Andy Randall eligiera lo que iban a cenar. El chico tenia que acostumbrarse a dirigir el grupo. No pasaria mucho tiempo antes de que...

—Pero mi maestro dijo que seria posible —decia uno de los chicos.

—Tonterias —replico Andy Randall—. Mi padre ha estado en el JPL docenas de veces, y su ordenador dice que no ocurrira. Ademas, el senor Hamner me conto...

—?Le conoces? —pregunto el chico mas pequeno.

—Claro.

—Pero el invento el Martillo. —Sin querer, todos alzaron la vista al cielo vespertino, en el que brillaba el inmenso velo gaseoso—. Desde luego, parece que esta muy cerca —concluyo el muchacho.

Termino el largo crepusculo en la montana y aparecieron las estrellas. El Martillo brillaba intensamente en el cielo nocturno antes de desaparecer tras la sierra. Gordie hizo que los chicos se metieran en los sacos de dormir. Ellos querian estar levantados y observar el cielo, cruzado por una aurora brillante, con lineas melladas verdes y rojas entre las que se veian las estrellas.

Gordie se metio en su saco. Tenia un control absoluto del sueno. Podia quedarse dormido de inmediato y despertarse dos horas mas tarde, para dar una vuelta y comprobar si los chicos seguian bien. «Soy un hijo de perra a conciencia», se dijo antes de dormir. No dejaba de tener su gracia, pero Gordie no se reia.

Se desperto a media noche, y ya no durmio mas.

Habia un frenesi en el cielo. Parecia surcado por leche luminiscente en agua negra. En la cola del Hamner-Brown titilaban las estrellas, y se desvanecian al fondo mientras surgian resplandores de color de un horizonte a otro. A lo tejos los resplandores eran mas brillantes, y mas tarde se oyo un fragor de truenos. Gordie fue a hacer su ronda casi en estado de trance.

Andy Randall estaba despierto. No se habia molestado en plantar la tienda, aunque en junio llueve con frecuencia en la sierra. Estaba tendido a la intemperie, con la cabeza apoyada en la mochila y sus largos brazos bajo el cuello.

—Es todo un espectaculo —susurro.

—Asi es —convino Gordie, procurando que el tono de su voz fuera alegre y sereno. Cuando le interrogaran, Andy tendria que decir que Gordon Vanee no habia mostrado signos de depresion.

—Duerme un poco —dijo Gordie—. Manana no tenemos que ir lejos, pero el camino es dificil en algunos tramos.

—Lo se.

—Muy bien.

Gordon camino un poco colina arriba, para estar a solas, y se dejo caer entre la alta hierba.

Penso que manana no importaria. No necesitaba dormir.

Habia elegido el precipicio. Una caida fatal... Tendria que ser fatal. Un error podria dejarle herido pero vivo, los chicos estarian desesperados mientras llegada un equipo de rescate para recogerle y llevarle al hospital. Si, estaria en una cama de hospital cuando los auditores del banco descubrieran el desfalco. Tal vez estaria invalido. Ni siquiera podria huir.

No es que tuviera intencion de huir. Ya habia tenido la oportunidad de hacerlo, pero la rechazo. ?Adonde iria? El dinero se habia esfumado, y de nada le valdria exiliarse sin dinero. Ademas, los chicos deberian crecer en su propio pais. Miro a su hijo de doce anos, acurrucado en el saco de dormir. Seria un golpe duro para Bert, pero era inevitable.

Penso en el precipicio. Podia recordarlo perfectamente. El camino no era tan estrecho como para presentar peligro, fiero las piedras y la tierra del borde se desprendian con facilidad, y si uno se acercaba demasiado... Se habia dado cuenta dos anos atras, cuando pasaron por alli. Entonces habia tenido otros pensamientos.

Deseo que Bert no estuviera con el.

Una cortina de terciopelo rojo ondeaba en el cielo. Gordie penso que era un magnifico espectaculo para su ultima noche. Trato de contemplar el cielo, pero siguio viendo el precipicio.

Un instante, un momento de descuido cuidadosamente elegido y estaria abajo con el cuello roto o algo peor. Por debajo se deslizaba un sendero bastante seguro para los chicos. Andy haria que lo siguieran, y luego Andy Randall tomaria el mando y todo iria bien. Gordie habia entrenado a Andy durante dos anos. No para aquello... o si, por si habia un verdadero accidente. Era curioso ver como salian las cosas.

La luna creciente aparecio sobre las colinas, difuminando algunas de las estrellas y mezclando sus propios colores espectrales con los del espectaculo luminoso. Gordie imagino que podia ver ondas de choque en la cola del cometa, pero probablemente se debia a su imaginacion. Pero alla arriba los astronautas lo estarian viendo, por medio de sus instrumentos si no era a simple vista. Gordie se pregunto que sentiria uno alla en lo alto. Gordie habia sido aviador, durante un breve periodo, hasta que puntuo bajo en su clase y quedo excluido de la escuela de vuelo para convertirse en piloto de la Fuerza Aerea. Debio haberse quedado. Pero tenia que dedicarse a la banca...

Lamento una vez mas estropear la excursion de los chicos, pero no habia eleccion. Tenia que hacerlo. Un accidente resolvia todos los problemas. El seguro de vida ascenderia a medio millon de dolares, suficiente para cubrir los deficits del banco y dejar a Marie y Bert en posicion holgada. Pongamos que quedaran trescientos mil, al siete por ciento. No es una gran fortuna, pero mucho mejor que tener a tu padre en la carcel y nada de que

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