bueno en la playa de Santa Monica, pero el apartamento de Janine estaba cerca y ya vendrian dias mejores para practicar su deporte favorito.

Las casas y apartamentos situados en el risco parecian subir y bajar. Parecian nuevos, no como las casas de la playa de Malibu, que siempre parecian mas viejas de lo que eran. Pero incluso alli se notaban las senales del tiempo. La entropia avanzaba veloz en la linea entre el mar y la tierra. Gil era joven, como todos los hombres que esperaban sobre sus tablas de surf aquella hermosa manana. Tenia diecisiete, anos, estaba bronceado por el sol y sus largos cabellos eran de un rubio casi blanco. Los musculos de su abdomen parecian las placas inconexas de un armadillo. Estaba contento de parecer mayor de lo que era. No habia tenido que pagar por un lugar donde cobijarse o por comida desde que su padre le echo de casa. Siempre habia mujeres mayores dispuestas a echarle una mano.

El marido de Janine le inspiraba una vaga simpatia. El no suponia una amenaza para el hombre. No queria nada permanente. Janine podria haberse encaprichado de algun tipo que fuera con ella por su dinero y no estuviera dispuesto a perderla...

Un brillo repentino le hizo entrecerrar los ojos. Los reflejos de las olas eran algo corriente. Cuando ceso el resplandor, volvio a abrir los ojos para ver si se acercaba una ola. Vio una gran nube que se elevaba mas alla del horizonte. La contemplo, entornando los ojos, queriendo creer que...

—Viene una ola grande —dijo, poniendose de rodillas sobre la tabla.

—?Por donde? —pregunto su amigo Corey.

—Ya lo veras.

Hizo girar su tabla y, utilizando sus largos brazos como remos, la dirigio mar adentro, inclinandose hasta que su mejilla casi tocaba la tabla. Estaba asustado, pero nadie lo sabria jamas.

—?Esperame! —le grito Janine.

Gil siguio remando. Otros le siguieron, pero solo los mas fuertes podian seguir su ritmo. Corey llego a su altura.

—?He visto la bola de fuego! —exclamo jadeando por el esfuerzo—. ?Es el martillo de Lucifer! ?Va a producirse una oleada!

Gil no respondio. No era la mejor ocasion para ponerse a hablar, pero los otros parloteaban entre ellos, y Gil remo con mas fuerza dejandolos atras. Un hombre debia estar solo en un momento asi. Empezaba a enfrentarse al hecho de la muerte.

Empezo a llover, y el siguio remando. Miro atras y vio que las casas y el risco retrocedian, quedaban a mas altura, y aparecia una enorme extension de nueva playa humeda y brillante. Los relampagos relucian en las colinas por encima de Malibu.

Las colinas habian cambiado. Los ordenados edificios de Santa Monica se habian derrumbado. El horizonte ascendio.

La muerte era inevitable. ?Que podia hacer? Afrontarla con estilo. No quedaba otra alternativa. Gil siguio remando sobre las aguas que retrocedian, hasta que ceso el movimiento. Se habia alejado mucho. Giro su tabla y espero. Se acercaron otros que tambien esperaron bajo la intensa lluvia. Tal vez hablaban, pero Gil no podia oirlos. Tras el habia un tremendo fragor. Gil aguardo un instante mas y luego remo con todas sus fuerzas.

Se deslizo por el gran muro verde mientras las aguas se elevaban. Apoyado en rodillas y codos, noto que la sangre se agolpaba en su rostro, le presionaba los ojos, empezaba a brotarle por la nariz. La presion se hizo enorme, insoportable, pero pronto se suavizo. Aprovechando la velocidad que habia adquirido, Gil giro la tabla y se deslizo hacia abajo y lateralmente a lo largo de la pared casi vertical, manteniendo el equilibrio sobre las rodillas...

Se levanto. Necesitaba mas angulo. Si pudiera llegar a la cima de la ola la rebasaria, podria librarse de su acometida.

Los ocupantes de otras tablas tambien las habian girado. Gil los vio delante de el, por encima y por debajo en la pared verde. Corey seguia una direccion equivocada. Gil le vio pasar a sus pies. Avanzaba a una velocidad endiablada y parecia aterrado.

Se acercaron al risco, que ahora quedaba por debajo de ellos. La casa de la playa y el embarcadero de Santa Monica, con su tiovivo y todos los yates anclados en la vecindad desaparecieron bajo las aguas. Pudieron ver calles y automoviles. Gil atisbo un instante a un hombre barbudo arrodillado junto con otros. Luego las aguas los engulleron. La base del muro era un infierno de espuma blanca que arrastraba cascotes, cuerpos humanos y coches.

Paso por encima de Santa Monica Boulevard. La ola gigantesca barrio el Mall, anadiendo al espumoso caos de su base los restos de tiendas, personas, arboles en macetas y bicicletas. Cada vez que la ola arrollaba un edificio, Gil se agachaba para resistir los efectos del choque. La tabla golpeaba contra sus pies, y estuvo a punto de perderla. Vio que las aguas se tragaban a Tommy Schumacher, cuya tabla rebotaba y giraba locamente. Ya solo quedaban dos tablas.

La cresta espumosa de la ola estaba muy lejos, y la revuelta base demasiado cerca. Gil notaba que sus piernas exhaustas ya casi no podian sostenerle. Vio una tabla vacia delante de el. ?Quien era? No importaba. En seguida desaparecio en el caos. Gil echo un rapido vistazo atras. No habia nadie. Estaba solo sobre la ola definitiva.

?Oh, Dios, si viviera para contar aquello, que pelicula podria hacerse! Mas espectacular que El verano interminable, mas que El gigante en llamas. ?Una pelicula de surf que requeriria millones en efectos especiales! Si sus piernas le sostuvieran... Ya habia conseguido un record mundial, pues debia estar por lo menos a un kilometro y medio tierra adentro, y nadie habia corrido esa distancia sobre una ola. Pero la cresta espumosa y ondulante estaba muy alta, y los apartamentos Barrington, con su altura de treinta pisos, se acercaban a el, como un enorme matamoscas.

Lo que fue un cometa es ahora un pobre resto, unos punados de rocas volantes y fragmentos de hielo sucio. El campo gravitatorio de la Tierra los ha esparcido por el cielo. Todavia pueden alcanzar el halo, pero jamas podran reagruparse.

A uno y otro lado de la Tierra se han abierto crateres ardientes. Los impactos en el mar brillan tanto como los de la tierra, pero los marinos se estan empequeneciendo. Muros de agua se ciernen a su alrededor, inclinando sus bordes hacia dentro.

Alrededor del impacto en el Pacifico, las aguas se ciernen a casi tres kilometros de altura. Sus bordes bullen freneticamente. La presion del vapor ardiente en expansion impide que avancen los muros de agua.

El vapor caliente asciende en una columna clara como cristal, transportando sal de agua marina vaporizada, cieno del fondo marino y rocas de la porcion de cometa caida que se han vuelto a condensar. Cuando llega a los limites de la atmosfera terrestre empieza a extenderse, formando un creciente remolino.

Los megatones de vapor ardiente empiezan a enfriarse. El agua se condensa primero alrededor del polvo y las particulas mayores. Las porciones de barro mas pesadas no siguen este esquema. Algunas se unen en su caida, todavia calientes. En el aire mas seco de abajo se evapora un poco de agua.

LA CAIDA DEL MARTILLO: DOS

?Oh, pecador! ?Adonde huiras? ?Adonde iras cuando llegue ese dia?
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