Habia oido hablar del enorme oleaje que seguiria a la caida del Martillo. En la carcel de Burbank habia presos a los que Eric Larsen habia enviado alli. Borrachos, ladronzuelos, jovenes vagabundos que decian tener dieciocho anos aunque parecian mucho menores. No se les podia dejar que se ahogaran como ratas en las celdas olvidadas. No se lo merecian. Eric les habia encerrado alli y era responsable de su liberacion en aquellos momentos.

La puerta de barrotes en lo alto de la escalera estaba abierta. Eric la cruzo y encendio su linterna para orientarse en aquella oscuridad casi absoluta. Vio que las puertas de las celdas estaban abiertas. Todas menos una.

Eric se dirigio a la unica celda que permanecia cerrada. Fred Laursen estaba de espaldas al corredor. Se sujetaba el brazo izquierdo con el derecho. Miraba por la ventana y no se volvio cuando Eric le enfoco la linterna. Eric permanecio de pie, observandole.

Nadie merecia ahogarse como una rata en una jaula, ningun ser humano, ni los ladrones ni los borrachos ni los chicos que se escapaban de casa ni...

—Vuelvete —ordeno Eric. Lauren no se movio—. Vuelvete o te disparare a las rodillas. Eso duele mucho.

Gimiendo, Fred se volvio. Vio la escopeta que le apuntaba. El policia sostenia la linterna a un lado, casi detras de el, de modo que Fred podia ver.

—?Sabes quien soy?

—Si. Tu impediste que el otro policia me golpeara anoche. —Fred se acerco y miro el arma—. ?Eso es para mi?

—Lo he traido para ti —dijo Eric—. He venido para liberar a los otros. A ti no podria liberarte. Por eso he traido la escopeta.

—Es el fin del mundo —dijo Fred Lauren—. Definitivamente. No quedara nada... —Fred solto un hondo gemido—. ?Pero cuando? Dime, por favor, ?no estaria muerta ahora? ?No habria muerto ya? Ella no podia sobrevivir al fin del mundo. Habria muerto y yo nunca hubiera podido hablarle.

—?Hablarle! —Eric alzo el arma, enfurecido. Fred Lauren permanecia en pie, tranquilamente, esperando, y Eric vio el lecho y los restos de una mujer joven, su armario patetico, con los pocos vestidos que poseia. Noto el olor a cobre de la sangre. Su dedo se tenso sobre el gatillo y se relajo. Bajo el arma.

—Por favor —imploro Fred Lauren—. Por favor...

La escopeta se alzo rapidamente. Eric no sabia que el retroceso de la culata al disparar era tan fuerte.

EL MARTES DEL PORTENTO: DOS

?Oh! Corri a las colinas, y se desmoronaban, Corri al mar, y hervia, Corri al cielo, y ardia... Todo en aquel dia.

En la sala llena de gente se oia el ruido de las interferencias electricas. En la gran pantalla de television aparecian manchas y colores al azar, pero una veintena de hombres y mujeres contemplaban aquella pantalla en la que habian visto las luces brillar y extinguirse sobre el Atlantico, Europa, el Norte de Africa y el Golfo de Mexico. Solo Dan Forrester continuaba trabajando. Sobre su consola habia un mapamundi trazado por ordenador en una pantalla, y Forrester reunia laboriosamente todos los datos recibidos en el JPL, disenando el plano de los impactos y utilizando sus localizaciones como datos que introducia en el ordenador para realizar mas calculos.

A Charles Sharps le parecia que deberia interesarse por los calculos de Forrester, pero la verdad era que no le interesaban. Miraba a los presentes. Con las bocas abiertas y los ojos hinchados, se retrepaban en sus asientos, apartandose de sus consolas y pantallas, ahora cegadas, como si estas constituyeran el peligro. Y sin embargo Forrester tecleaba instrucciones, hacia movimientos precisos, estudiaba los resultados y tecleaba de nuevo...

«El Martillo ha golpeado», se dijo Sharps. ?Que diablos podian hacer ahora? No podia pensar en nada, y aquella sala le deprimia. Se dirigio a la larga mesa apoyada en una pared, donde habia cafe y pasteles, y Sharps se sirvio una taza. La miro y luego la alzo en un remedo de brindis.

—Condenacion —dijo en voz baja.

Los demas empezaron a levantarse de sus asientos.

—Condenacion —repitio Sharps. El fin del mundo. ?De que servia ahora la orgullosa civilizacion del hombre? Era Glacial, Edad del Fuego, Era del Hacha, Edad del Lobo... Se volvio y vio que Forrester habia abandonado su maquina y se dirigia hacia la puerta—. ?Que pasa ahora? —le pregunto Sharps.

—Terremoto. —Forrester siguio andando rapidamente hacia la salida—. Terremoto. —Lo dijo a plena voz, de modo que todo el mundo pudo oirle, y se precipitaron hacia la puerta.

El doctor Charles Sharps lleno la taza de cafe casi hasta el borde. La puso bajo el grifo y vertio un chorrito de agua fria. El cafe era una mezcla de Moka y Java preparado hacia menos de una hora con un filtro Melitta y conservado caliente en un limpio termo. Era una pena aguarlo, pero asi estaba lo bastante frio para poder beberlo. ?Cuanto tiempo pasaria antes de que los barcos volvieran a cruzar los grandes oceanos? Anos, decadas, tal vez nunca mas volverian a hacerlo. A lo mejor jamas volveria a probar el cafe. Sharps trago el contenido de la taza en cuatro sorbos y la arrojo al suelo. La gruesa loza reboto y rodo hasta una consola. Sharps echo a correr hacia la salida.

En el pasillo, los demas habian rebasado a Forrester. En aquel momento las puertas de vidrio de la entrada se cerraban tras el. Dan Forrester correteaba como un pato despavorido. Nunca habia sido un atleta, pero sin duda podia correr un poco mas rapido. ?Significaba aquella lentitud que todavia tenian tiempo? Sharps corrio hasta llegar a su altura.

—Al aparcamiento —dijo Dan resoplando—. Cuidado...

Sharps tropezo pero recobro el equilibrio sin caer. Dan daba saltos sobre una sola pierna. El suelo se habia movido una sola vez, sin ningun genero de dudas. Sharps penso que no habia sido tan malo. Los edificios ni siquiera habian sufrido danos...

—Ahora —dijo Forrester, reemprendiendo la marcha hacia el aparcamiento, que se encontraba en lo alto de una larga escalera de cemento.

Dan se detuvo cerca del final, respirando pesadamente, y Sharps le paso un brazo por encima de su hombro y casi a rastras le llevo hasta arriba. Alli Dan se dejo caer al suelo. Sharps le miro preocupado.

Forrester resoplaba, tratando en vano de decir algo. Estaba sin aliento. Alzo un brazo e hizo un gesto con la palma hacia abajo, indicando a su companero que se sentara, pero era demasiado tarde. El suelo oscilo bajo sus pies, Sharps se desplomo y fue rodando hacia las escaleras. Esta vez oyo ruido de cristales rotos, pero cuando miro los edificios del JPL no vio ningun dano aparente. Abajo, los periodistas comenzaban a salir en trompa del centro Von Karman, pero muchos se detuvieron una vez hubo pasado el suave temblor, y algunos regresaron al interior del centro.

—Diles... —Dan resoplaba penosamente—. Diles que salgan. Ahora viene lo peor...

Charles Sharps llamo a gritos a los periodistas.

—?Va a producirse una gran sacudida! ?Que salgan todos! —Reconocio al reportero del New York Times y Sharps se dirigio a el—. ?Haz que salga todo el mundo!

Al volverse vio que Forrester se habia levantado y avanzaba rapidamente hacia el fondo del aparcamiento, alejandose de los coches. Andaba mas rapido de lo que Sharps le habia visto andar jamas—. ?Daos prisa! —grito

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