Sharps a los otros.

Hombres y mujeres salian de los edificios del JPL. Algunos se dirigieron hacia Sharps y al aparcamiento. Otros circulaban entre los edificios, sin saber hacia donde dirigir sus pasos. Sharps les hizo gestos freneticos y luego miro a Forrester, el cual habia llegado a una zona despejada y se estaba sentando...

Sharps se volvio y corrio hacia Forrester. Al llegar a su lado se tendio sobre el asfalto. De momento, no sucedio nada.

—La primera sacudida... fue la onda superficial... causada por el choque de un fragmento en el Valle de la Muerte. —Forrester resoplo—. Luego... el choque en el Pacifico. No se cuanto tiempo pasara hasta que se desencadene...

La tierra gruno. Unos pajaros emprendieron el vuelo. Los dos hombres tuvieron la galvanizante sensacion del desastre inminente. Un grupo habia llegado a lo alto de las escaleras y se dirigian hacia Forrester y Sharps.

La tierra gruno de nuevo, con un ruido mas intenso.

—La falla de San Andres —dijo Forrester—. Cedera por completo, soltando centenares de megatones de energia, tal vez mas.

Media docena de personas habian llegado a lo alto de la escalera. Dos se dirigieron hacia Sharps y Forrester. Los demas fueron en busca de sus automoviles.

—Diles que se aparten de ahi —dijo trabajosamente Forrester.

—?Poneos a descubierto! —grito Sharps—. ?Y salid de esa escalera! ?Rapido!

Un hombre seguido por una mujer aparecieron en lo alto de la escalera. El hombre cargaba con una camara de television. Les seguia un grupo de gente, y se dispusieron a cruzar el aparcamiento.

La tierra se movio. Los recien llegados apenas tuvieron tiempo de acurrucarse abrazandose las rodillas en los dos o tres segundos que transcurrieron hasta que el temblor adquirio fuerza. La tierra rugio una y otra vez, y a aquel horrendo bramido se unieron los gritos de la gente, el ruido de vidrios rotos y de bloques de cemento que se desmoronaban, hasta que todos los ruidos se mezclaron y el estruendo se convirtio en el caos informe de una pesadilla. Sharps trato de incorporarse y mirar hacia el JPL, pero no habia nada solido. El asfalto ondulaba y se cuarteaba. El pavimento caliente se fragmento y separo, derribando a Sharps y haciendole dar un doble vuelco, y luego se levanto y abombo una vez mas, entre el fragor de la destruccion y los gritos.

Cuando el temblor finalizo, Sharps se sento y trato de centrar la mirada. El mundo habia cambiado. Alzo la vista hacia las altas montanas Angeles, y vio que su perfil era diferente. El cambio era sutil, pero perceptible. No tuvo tiempo para ver mas. Oyo un fuerte ruido detras de el y al volverse vio que una parte del aparcamiento habia desaparecido y que el resto estaba ladeado en extranos angulos. Muchos coches habian desaparecido tambien, despenados por el precipicio que se habia abierto entre el aparcamiento y las escaleras... pero estas ya no existian. Tambien se habian derrumbado sobre la parte inferior del aparcamiento elevado. Los coches restantes topaban unos con otros como animales en lucha. Por todas partes habia ruido, de coches, edificios y rocas, todo en movimiento y chocando entre si.

Un Volkswagen avanzo dando tumbos hacia Sharps, como una de esas plantas rodadoras del desierto, solo que de acero. Sharps grito y trato de echar a correr, pero sus piernas no le sostenian. Cayo, se arrastro y vio que el coche daba una de sus vueltas rozandole los talones, como una montana de metal pintado, que fue a estrellarse contra un Lincoln... La masa de hierros retorcidos resultante volvia a tener el tamano de un pequeno Volkswagen.

Otro coche pequeno estaba volcado y habia alguien debajo, debatiendose. Sharps reconocio a Charlene, pero no habia modo de llegar hasta ella. La muchacha dejo de moverse subitamente. El suelo continuo temblando y grunendo, hasta que se produjo otra violenta sacudida. Otra parte del aparcamiento se separo, inclinandose, y se deslizo lentamente hacia abajo, arrastrando a Charlene y el coche que la habia matado. Ahora Sharps ya no oia el rugido. Estaba sordo. Permanecio tendido sobre el suelo en movimiento, esperando que todo terminara.

La torre, el gran edificio central del JPL, habia desaparecido. En su lugar habia una masa informe de vidrio, trozos de hormigon, metal retorcido y ordenadores destrozados. El centro Von Karman estaba igualmente en ruinas. Una pared habia caido, y a traves del espacio abierto, Sharps vio el primer modulo lunar no tripulado, la arana metalica que habia llegado a la Luna para excavar su superficie. El ingenio espacial estaba desvalido bajo el techo a punto de desmoronarse. Entonces las paredes se derrumbaron tambien, enterrando al modulo espacial y tambien el centro de prensa cientifica.

—?No se acaba! —gritaba alguien—. ?Cuando terminara?

Sharps apenas podia oir las palabras.

Finalmente los temblores empezaron a disminuir. Sharps permanecio tendido. No queria tentar a los hados. Lo que quedaba del aparcamiento estaba inclinado y en precario equilibrio. Ahora Sharps tuvo tiempo de preguntarse quien habia estado en la escalera detras de los camaras. Ya no importaba, puesto que el equipo de television habia desaparecido. Quienquiera que se encontrara a quince metros de la escalera se habia desintegrado entre la masa de abajo, cubierto por los cascotes de los muros y los restos destrozados de los coches.

El dia estaba oscureciendose de una manera ostensible. Sharps alzo la vista para descubrir la razon. Un telon negro se deslizaba por el cielo. Entre las agitadas nubes negras, los relampagos brillaban como docenas, centenares de enormes flashes fotograficos.

A su derecha un rayo cayo sobre un arbol y lo partio en dos. El trueno inmediato fue ensordecedor, y el aire olio a ozono. Mas rayos se abatieron sobre las colinas cercanas.

—?Sabes adonde vamos? —pregunto Tim Hamner.

—No —respondio Eileen. Corrian por calles vacias, azotadas por la lluvia—. Por aqui debe haber una carretera que lleve a las colinas. He subido un par de veces.

A la izquierda y detras de ellos habia mas casas, intactas en su mayoria. A la derecha se encontraban las elevaciones de Verdugo Hills. Las casas se encaramaban a las laderas, formando pequenas calles de un par de manzanas de extension, y en cada una de ellas habia letreros que indicaban «terreno cerrado». Excepto por la lluvia y los relampagos, todo parecia normal en aquella zona. La intensa lluvia solo permitia ver los objetos mas cercanos, y las casas, en su mayor parte antiguas, estucadas, de estilo espanol, permanecian sin danos apreciables.

—?Ahi esta! —exclamo Eileen.

Giro bruscamente a la derecha y enfilo una carretera alquitranada que serpenteaba por el pie de un alto risco, un espolon de las montanas mas lejanas iluminadas por los relampagos. Era una carretera con muchas curvas, y pronto no vieron mas que la colina a la derecha, las sombrias montanas que se alzaban en la distancia y un campo de golf a la izquierda. No se veian automoviles ni personas.

Giraron una y otra vez, hasta que Eileen piso el freno y el coche patino y se detuvo, ante un corrimiento de tierras. Mas de tres metros de piedras y barro bloqueaban el camino.

—Tendremos que andar —dijo Tina. Miro en direccion a los relampagos y se estremecio.

—La carretera sigue mucho mas —dijo Eileen—. Creo que llega hasta lo alto de las colinas. —Senalo a su izquierda, al campo de golf protegido por una valla metalica—. Abre un espacio en la valla.

—?Con que? —pregunto Tim, pero bajo del coche. La lluvia le empapo casi al instante. Permanecio de pie, impotente. Eileen salio por el otro lado, con las llaves del maletero en la mano.

El maletero contenia un gato, varias bengalas de senales y un viejo impermeable manchado de aceite, como si lo hubieran usado para limpiar el motor. Eileen saco el mango del gato.

—Usa esto. Tim, no tenemos mucho tiempo.

—Lo se.

Tim cogio la delgada vara metalica y se dirigio a la valla. Se quedo alli inmovil, con el mango del gato en la mano derecha. La tarea parecia inutil. Oyo que se cerraba la cubierta del maletero y luego la portezuela del coche. A ello siguio el ruido del motor. Tim miro a su alrededor, sorprendido, pero el coche no se movia. No podia ver el rostro de Eileen a traves de la intensa lluvia y el vidrio humedo del parabrisas. ?Iba a abandonarle alli?

Decidio ponerse manos a la obra. Coloco el mango del gato entre la alambrada y un poste de la valla, tratando de torcer el alambre. No ocurrio nada. Hizo presion, volcando su peso sobre el mango, pero tropezo y cayo contra la valla. Una punta afilada desgarro sus ropas y le hizo un corte. Noto la sal que impregnaba sus ropas en la herida. Doblo los hombros, bajo el dolor y la impotencia, y se levanto.

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