Bert Vanee llego un poco tarde y miro nerviosamente a su padre mientras decia: «Seis». Pero Gordie no parecio percatarse.

—Y yo —dijo Gordie—. Muy bien, Andy, encabeza la marcha. Yo ire detras de Charlie.

Empezaron a bajar por el sendero. El precipicio estaba a menos de dos kilometros. No tardarian mas de veinte minutos en llegar. Rodearon una curva y tuvieron una vista magnifica que se extendia hacia el este, por encima de las copas de los pinos. El aire matinal era limpido y la luz tenia una tonalidad... curiosa.

Gordie consulto su reloj. Llevaban diez minutos andando. Se sentia tentado a prescindir de su parada obligatoria para atarse los cordones de las botas. El esfuerzo para parecer natural le costaba mas de lo que le habia costado tomar su decision.

Hubo un intenso resplandor hacia el este, brillante pero breve. Demasiado brillante para ser un relampago, y, ademas, el cielo estaba despejado. Su impresion en los ojos no desaparecia ni siquiera parpadeando.

—?Que ha sido eso, papa? —pregunto Bert.

—No lo se. Tal vez un meteoro. Vamos a detenernos para que os ateis bien las botas.

Los chicos se desprendieron de las mochilas y buscaron piedras para sentarse. La brillante impresion visual se desvanecia lentamente. Gordie no podia mirar directamente los cordones de sus botas. Entonces noto que el viento habia cesado. El bosque estaba totalmente inmovil.

Un vivo resplandor, una inmovilidad subita. Era como si...

La onda expansiva paso con estruendo por el lugar en que se hallaban. En alguna parte cayo un arbol muerto, agitandose en la agonia final entre sus hermanos. El fragor prosiguio largo tiempo, y se levanto el viento.

?Habria estallado una bomba atomica en la zona de pruebas de Frenchman Fiat? No podia ser. Jamas hacian pruebas que tuvieran tales efectos. ?Que era entonces?

Los muchachos charlaban. Entonces el suelo se movio con estruendo, se ondulo. Cayeron mas arboles.

Gordie cayo sobre su mochila. Los muchachos habian salido despedidos de las piedras en las que se habian sentado. Uno de ellos, Herbie Robinett parecia herido. Gordie se acerco a el arrastrandose. El muchacho no sangraba y no tenia nada roto. Solo estaba conmocionado.

—?No te levantes! —le grito Gordie—. ?Y cuidado con las ramas y troncos de los arboles que caen!

La intensidad del viento aumentaba, pero estaba cambiando de direccion moviendose hacia el sur, y ya no soplaba del este, donde habian visto el vivo resplandor. La tierra temblo de nuevo.

En la lejania, mucho mas alla del horizonte y alzandose hacia la estratosfera, se veia una extrana nube en forma de hongo, cuyas horribles volutas subian mas y mas. Aquel era el lugar preciso donde se habia producido el resplandor.

Uno de los muchachos tenia una radio y se la acerco al oido.

—No se oyen mas que interferencias, senor Vanee. Creo haber oido algo mas, pero no lo he entendido.

—No es de extranar —dijo Gordie—. En las montanas, casi nunca podemos oir nada en pleno dia.

Pero aquel viento le inquietaba. ?Y que era aquella cosa? ?Un fragmento del cometa? Gordie se rio amargamente. Tanto alboroto acerca del fin del mundo y no era nada. Un vivo resplandor en el valle de la Muerte... o quiza no se tratara del cometa. La zona de experimentacion atomica estaba en aquella direccion, a unos quinientos kilometros...

El suelo habia dejado de temblar.

—Vamonos —ordeno Gordie—. En pie.

Mientras recogia su mochila se pregunto que haria ahora. Si cumplia su designio, ?podrian arreglarselas los muchachos sin el? ?Que sucedia alla abajo? Nada. No debia ser mas que un meteoro, tal vez de gran tamano, quiza tan grande como el que cayo en Arizona, el que abrio un crater con mas de medio kilometro de diametro. Era algo impresionante, y los chicos hablarian de aquel suceso durante anos. Pero aquello no resolvia su problema. Los auditores del banco estarian alli el viernes proximo y...

—Mirad que nubes mas curiosas —dijo Andy Randall en tono preocupado.

—Ah, si —dijo Gordie distraidamente. Entonces reparo en lo que Andy senalaba.

Era al sudoeste, casi en el sur, como si hubieran vertido desde el cielo un gran charco de tinta negra. Inmensas nubes negras, cada vez mas altas, lo cubrian todo...

Y el viento ululaba entre los arboles. Mas y mas nubes que parecian formarse de la nada corrian hacia ellos a una velocidad tremenda, mas rapidas que aviones a reaccion...

Gordie miro freneticamente a su alrededor. No habia ningun lugar donde resguardarse.

—?Coged los ponchos! —grito.

Los muchachos sacaron sus capotes de monte. Mientras Gordie se ponia el suyo, la lluvia cayo como un torrente de agua calida. Gordie noto el sabor salado del agua. ?Agua salada!

—?Ha sido el cometa! —musito.

Y aquello era el fin de la civilizacion. Los documentos que probaban su delito en el banco habrian desaparecido. Ya no importaban. ?Y Marie? Las nubes se acumulaban sobre Los Angeles, y no habia un vehiculo en muchos kilometros a la redonda. No podia hacer nada por ella, no tenia ninguna posibilidad de ayudarla. En aquel preciso momento, el problema de Gordie eran los muchachos.

—Volvemos a Soda Springs —les dijo. Era el mejor lugar, hasta que supieran lo que iba a suceder. Estaba a cubierto y en terreno llano.

—?Quiero ir a casa! —grito Herbie Robinett.

—Haz que se muevan, Andy —ordeno Gordie. Les hizo senas con la mano para que avanzaran, dispuesto a empujarlos si era necesario, pero los chicos se pusieron en marcha. Cuando paso Bert, Gordie creyo ver lagrimas en sus ojos, lagrimas que se confundian con la sucia agua de lluvia que caia intensamente.

Dentro de poco los senderos estarian inundados, desaparecerian. Y aquella lluvia calida derretiria la nieve de las cumbres. El rio Kern se desbordaria y todas las carreteras quedarian inutilizadas.

De repente, Gordie Vanee echo la cabeza atras y lanzo un grito de triunfo. Iba a vivir.

EL MARTES DEL PORTENTO: TRES

Cuando Adan trabajaba la tierra y Eva tejia, Kyrie Eleison, ?Quien era entonces el caballero? Kyrie Eleison. Cancion-marcha de la Compania Negra durante la Revuelta Campesina, Alemania, 1525.

Harvey Randall se encontraba a quince minutos de su casa cuando golpeo el Martillo.

El dia se convirtio en noche y a la noche la ilumino una fantastica pirotecnia. A traves de la negra nube asomaban retazos de la luz diurna, pero los relampagos eran mucho mas brillantes. Las colinas aparecian bajo una luz blanco azulada y se desvanecian. Ora el cielo era blanco sobre el recortado perfil negro de los montes, ora se iluminaba el canon a la izquierda, ora la negrura era profunda, apenas iluminada por los faros de los coches... A veces, la caida de un rayo en las cercanias hacia que Randall cerrara con fuerza los ojos doloridos. Los limpiaparabrisas funcionaban a toda velocidad, pero la lluvia caia aun mas veloz. Randall habia abierto ambas ventanillas. Era mejor mojarse que avanzar a ciegas.

Conducir en semejantes condiciones era una locura, pero el trafico todavia era denso. Tal vez todos los

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