conductores habian perdido el juicio. Entre el fragor de los truenos y la lluvia que golpeaba el metal se oia el estruendo de innumerables claxones. Los coches cambiaban de carril sin avisar, avanzaban en sentido contrario y volvian apresuradamente a su carril cuando se encontraban ante las luces de otros coches que venian de frente.

El furgon de Randall era demasiado grande para tales piruetas. Un corrimiento de tierras habia bloqueado la mitad de la carretera, y un conductor poco decidido, se habia detenido para dejar que pasaran los demas. Randall paso por encima del obstaculo, el furgon oscilo peligrosamente pero se mantuvo, invadio la calzada contraria y volvio a su carril. Mas adelante se encontro con nuevos corrimientos, brechas en la carretera, coches parados... Harvey se pregunto si la casa se habria derrumbado con Loretta dentro, o si Loretta, cegada por el panico habria salido para ver si el llegaba en el coche. No podria sobrevivir sola, y nunca se encontrarian. Le parecio que habia transcurrido una hora desde el choque del cometa.

Mas tarde o mas temprano llegarian los saqueadores. Loretta sabia donde estaba la escopeta, pero ?la usaria? Randall giro para entrar en Fox Lane, donde el agua llegaba hasta los tapacubos del coche, llego a la casa y acciono el dispositivo de apertura a distancia. Todas las casas estaban a oscuras. La puerta del garaje no se abrio, pero la de la casa estaba abierta de par en par.

El saqueo no podia haber empezado tan pronto, pero por si acaso cogio la linterna y una pistola, bajo del furgon, echandose al suelo, y rodo hasta quedar debajo del vehiculo. Desde alli estudio la situacion.

La casa parecia vacia y la lluvia entraba por la puerta abierta.

Salio rodando de debajo del vehiculo y echo a correr hacia la casa. Cruzo la puerta sin encender la linterna. La enfocaria al rostro de la primera persona que viera. Penso que Loretta podria ir a cerrar la puerta, tal vez armada con la escopeta, en cuyo caso el se apartaria, lanzandose por los escalones. Su vida dependeria de sus reflejos: tal como actuaba, Loretta se asustaria lo bastante para disparar.

Harvey avanzo un poco mas y enfoco la linterna. Los relampagos solo permitian ver sombras confusas. Los truenos apagaban todos los demas sonidos. En cuanto encendio la linterna vio a Loretta. Estaba tendida en el suelo, boca arriba. El rostro y el pecho eran una informe masa humeda: el destrozo que deja el disparo de una escopeta. Kipling, sin cabeza, era un amasijo de sangre y pelo a su lado.

Harvey se acerco. Al andar no sentia sus piernas. Era como si caminara sobre almohadas, la ultima etapa del agotamiento antes del colapso. Se arrodillo y dejo el arma en el suelo. No se le ocurrio que alguien podria estar todavia alli. Toco la garganta de Loretta. Aparto la mano, con un estremecimiento, y le busco el pulso de la muneca. No lo encontro y penso que era una suerte. ?Que hubiera hecho si su mujer hubiese estado aun con vida? ?A quien recurrir?

No la habian violado, pero ?que importaba eso ahora? Tampoco le habian arrebatado las pulseras. Y aunque habian abierto y vaciado los cajones del bufet, las piezas de plata seguian alli. ?Por que habian hecho aquello? ?Que buscaban?

Los pensamientos de Randall eran lentos y confusos, y seguian sendas extranas. Por un lado no podia creer nada de aquello; no podia aceptar que alli estaba tendido el cadaver de su mujer, iluminado a intervalos por los relampagos. No podia creer en el siniestro clima, en los terremotos ni en que un gran espectaculo luminoso se hubiera transformado en el fin del mundo. Cuando se levanto y fue al dormitorio en busca de algo con que cubrir a Loretta, lo hizo porque la habia estado contemplando hasta que no pudo soportarlo mas.

Los cajones del tocador estaban fuera de su sitio y volcados. Randall vio las pulseras, un anillo de oro, el broche de amatista de Loretta y los pendientes a juego entre el revoltijo. Los armarios roperos tambien habian sido revueltos. ?Donde estaban...? Si, se habian llevado sus dos abrigos. Harvey deambulo entre los objetos tirados por el suelo. Sobre la cama habia un monton de cosas: medias, frascos de cosmeticos, barras de labios. Harvey lo arrojo todo al suelo, cogio las ropas de cama y las arrastro hasta el vestibulo. Algo pugnaba por abrirse paso en su mente, pero lo rehuyo. Cubrio a Loretta y se sento de nuevo.

En ningun momento se habia preguntado si los asaltantes seguirian alli, pero trato de imaginar a los que habian hecho aquello. ?Un hombre, una mujer, un grupo? ?Que podian haber querido? Habian abandonado la plata y las joyas, pero se habian llevado los abrigos.

Tambaleandose, Harvey se dirigio a la cocina.

Los asaltantes habian encontrado su provision de tasajo, vitaminas y sopa enlatada. Se lo habian llevado todo. Harvey comprendia ahora lo que habian estado buscando, e inspecciono los lugares donde habia almacenado el material de supervivencia. Las latas de gasolina habian desaparecido del garaje. Las armas tampoco estaban en su sitio. ?Los asaltantes habian actuado de acuerdo con un plan! En cuanto cayo el cometa supieron lo que tenian que hacer. ?Habian elegido su casa al azar? ?Tal vez su calle? Tal vez habian asaltado todas las casas de la manzana.

Volvio al vestibulo, junto a Loretta. «Querias que me quedara», le dijo. Sintio un nudo en la garganta y no pudo decir nada mas. Meneo la cabeza y entro en el dormitorio.

Se sentia mortalmente fatigado. Permanecio de pie al lado de la cama, contemplando los objetos desparramados por el suelo. Aquello no tenia sentido. Medias todavia en sus envases, champu, lociones para el cabello y la piel, esmalte de unas, media docena de grandes frascos, barras de labios, cajas de rulos... docenas de objetos. Si hubiera podido imaginar aquello... Si hubiera llegado antes, tal vez habria encontrado a los asaltantes, o podria haberlos perseguido. Todavia tenia su pistola.

En medio de su estupor, seguia sin poder creerlo. Los asaltantes se habian ido y alli estaba el con Loretta. Se sento en la cama y contemplo el cepillo de pelo de Loretta y sus gafas de sol...

Poco a poco comprendio la logica de todo aquello. El Martillo habia golpeado y Loretta habia empezado a preparar su equipo de supervivencia, las cosas sin las cuales no podria vivir. Entonces habian llegado los asesinos y le habian dado muerte, dejando atras, como basura, los lapices de labios y cejas y las medias sin los que Loretta no podria enfrentarse a la vida. Pero se habian llevado la maleta.

Harvey se echo boca abajo y oculto la cabeza entre los brazos. Los truenos y la lluvia rugian en sus oidos, ahogando los pensamientos que el queria ahogar.

Tuvo conciencia de que alguien le miraba. Los truenos seguian sin cesar y no hubiera podido oir ruido alguno, pero noto la mirada fija en el y recordo que no debia moverse antes de recordar por que. Cuando se moviera, deberia hacerlo de subito y... Habia dejado el arma al lado de Loretta. No habia nada que hacer. Se puso boca arriba.

—?Harv? —pregunto alguien. El no respondio—. Harv, soy yo, Mark. Dios mio, ?que ha ocurrido?

—No lo se. Han asaltado la casa.

Casi se habia adormecido cuando Mark hablo de nuevo.

—?Estas bien, Harv?

—Yo no estaba aqui. Fui a entrevistar a un maldito profesor de la universidad, me meti en un atasco de trafico y... no estaba aqui. Dejame solo.

Mark fue de un lado a otro de la habitacion, examinando los armarios.

—Harv, tenemos que irnos de aqui. Tu y tu maldito pastel helado celeste... Toda la depresion de Los Angeles esta bajo el oceano. ?Lo sabias?

—Ella queria que me quedara. Estaba asustada —dijo Harvey—. Trato de pensar en algo para que Mark se marchara—. Vete y dejame solo.

—No puedo, Harv. Tenemos que enterrar a tu mujer. ?Tienes una pala?

Harvey abrio los ojos. La estancia parecia iluminada por una luz estroboscopica surrealista. Curiosamente, ya no oia los truenos. Se levanto.

—Creo que hay una en el garaje. Gracias.

Cavaron en el jardin trasero. Harvey queria hacerlo solo, pero pronto se le agoto la energia y Mark le sustituyo. La pala chapoteaba en el barro demasiado humedo y era muy dificil avanzar en la tarea bajo aquella lluvia intensa.

—?Que hora es? —pregunto Mark. Estaba metido en el hoyo hasta la cintura y el agua casi le cubria las botas.

—Mediodia —dijo una voz femenina.

Harvey miro a su alrededor, sorprendido. Vio a Joanna apostada en la suave pendiente detras de la casa. La lluvia le corria por el rostro. Tenia una escopeta y parecia vigilar con toda su atencion.

—Ya es lo bastante profundo —dijo Mark—. Quedate aqui, Harv. Jo, vamos adentro. Dale la escopeta a Harv.

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