manta, que contenia ropas y otros objetos. Marie salio de la casa con una bolsa de viaje de plastico, de las que se utilizan para colgar trajes cuando se viaja en avion. No habia mucho espacio en la parte trasera del furgon, pero ella coloco cuidadosamente la bolsa, procurando que no se arrugara.

—?Que es eso? —pregunto Mark.

—Cosas que necesitare. Ya estoy lista.

—?Puede usted conducir el trasto de Harv?

—En carretera, si —respondio Marie—. Nunca he conducido a campo traviesa. Pero si es necesario puedo aguantar un largo turno.

—Muy bien. Usted conducira. El cacharro es demasiado grande para Joanna.

—Puedo hacerlo —dijo la aludida.

—Claro que si, Jo, pero no es necesario. Dejemos que la senora...

—Marie.

—Dejemos que la senora Marie...

Ella se echo a reir.

—Llamadme Marie y basta. Yo conducire. ?Teneis mapas? No tengo un buen mapa de la region. Se que los chicos estan cerca del borde meridional del parque nacional Sequoia, pero no se muy bien como llegar alli.

Tal como iba vestida ahora, Marie parecia mas pequena de lo que Mark recordaba, y de alguna manera menos competente. Mark no tuvo tiempo para preguntarse por que.

—Yo ire delante, en la moto. Joanna viajara en el coche y se hara cargo de la escopeta. Creo que deberiamos colocar a Harv en el asiento trasero. Tal vez si duerme un poco su cerebro volvera a funcionar. Dios mio, nunca habia visto a un tipo destrozado de ese modo. Parece como si el mismo la hubiera matado.

Marie le miro un poco sorprendida, pero el no hizo caso. Fue a la moto y la puso en marcha.

Desandaron el camino y giraron hacia el norte de nuevo. La carretera estaba desierta. Mark se pregunto adonde irian. Si lo consultaba a Harv no era seguro que obtuviera la respuesta correcta, ni tampoco podria saberlo. ?Por que diablos estaba tan afectado por lo sucedido? Al fin y al cabo, se dijo, Loretta no habia sido una esposa modelo. Jamas iba a ninguna parte con Harv. Estaba de buen ver, pero no era una gran companera... ?Por que tomarselo tan a pecho? Si Mark tuviera que enterrar a Joanna no lo haria con gusto, pero tampoco estaria tan deshecho. Seguiria en pleno uso de sus facultades, sin dejarse abatir. Y, ademas, Harv siempre habia sido un hombre duro.

Mark consulto su reloj. Se estaba haciendo tarde. Tenian que moverse rapidamente entre lo que quedaba de Burbank y del valle de San Fernando. ?Como lo harian? Si las autopistas todavia seguian en pie, estarian atestadas de coches.

Las perspectivas no eran buenas. Mark penso en las rutas posibles y deseo que la cabeza de Harvey funcionara de nuevo. Pero Harvey seguia ensimismado, sumido en su obsesion, y Mark no tenia mas remedio que tomar las decisiones. Cuando llegaron a Mulholland giro a la izquierda.

Oyo el claxon del coche que le seguia. Marie se habia colocado en el cruce.

—?Este no es el camino! —grito.

—Claro que lo es. ?Sigamos!

—No.

Mark solto una maldicion y se acerco al vehiculo en el que viajaban los otros. Marie y Joanna estaban tensas. Joanna sostenia la escopeta apuntando hacia adelante. Marie tenia un brazo colocado descuidadamente cerca del arma. Era mucho mas corpulenta que Joanna.

—?Que significa esto? —pregunto Mark.

—Los chicos. Vamos a buscar a nuestros hijos —dijo Marie—. Y estan en direccion este, no al oeste.

—Lo se perfectamente —le grito Mark—, pero este es el mejor camino. Tenemos que permanecer en terreno elevado. Cruzaremos el valle por Topanga, pasaremos por las colinas de Santa Susana y subiremos entre los canones. Asi nos ahorraremos las autopistas y los pasos que utilizara todo el mundo.

Marie fruncio el ceno y trato de imaginar un mapa de la depresion de Los Angeles. Luego hizo un gesto de asentimiento. Aquella ruta les llevaria al parque nacional Sequoia. Puso de nuevo el coche en marcha.

Mark arranco la moto, mascullando. Frank Stoner habia dicho que el desierto Mojave era el mejor lugar, y Stoner lo sabia todo. Para Mark, era suficiente: un lugar al que dirigirse, un destino. Una vez alli ya pensarian que hacer. Pero Harv querria recoger a su hijo. Y la Vanee queria al suyo. Era curioso que apenas mencionara a su marido. Quiza no se llevaban bien. Mark recordo a Marie tal como la habia visto por primera vez. Tenia clase, mucha clase. Aquel podria ser un asunto interesante.

Avanzaron bajo la lluvia, por la espina dorsal de Los Angeles. La lluvia les impedia ver la destruccion en los valles a cada lado. No habia trafico en las carreteras y el furgon corria a buena velocidad. Cada vez que la carretera descendia, pasaban por tramos llenos de barro que se acumulaba rapidamente. Pero corrian sin parar, y Mark estaba satisfecho.

Randall dormitaba y se despertaba una y otra vez. El vehiculo saltaba, se ladeaba, daba sacudidas. Oia el fragor de los truenos y la lluvia. Sus terribles recuerdos le asaltaban impidiendole abandonarse al sueno. Cada vez que restallaba un relampago volvia a ver la misma escena, la sala de estar iluminada por aquella luz espectral, las piezas de cristal y de plata intactas, el perro y su esposa muertos sobre la alfombra... Cuando oia a los otros creia escuchar sus propios pensamientos:

—Si, estaban muy unidos... Ella dependia por completo de el...

Las voces le llegaban y se apartaban. En una ocasion tuvo conciencia de que el coche se habia detenido, y oyo tres voces distintas mezcladas, pero tal vez tambien estaban dentro de su cabeza.

—...su mujer muerta... no estaba alli... si, dijo que iba a pedirle que se quedara en casa... ha perdido su casa, su empleo y todo cuanto tenia... no solo su empleo, sino su profesion. Ya no se haran mas documentales de television en un millar de anos. Dios mio, Mark, tu tampoco lo tienes nada claro.

—Lo se, pero... no esperaba... acurrucarse y morir.

Acurrucarse y morir, penso Randall. Si. Se acurruco mas en el asiento del vehiculo. Este empezo a moverse de nuevo y le dio una sacudida. Harvey gimio.

EL MARTES POR LA TARDE

Desgraciadamente, por lo que respecta a los aspectos basicos, como la defensa del territorio, nuestros centros cerebrales superiores son demasiado susceptibles a las instancias de los inferiores. El control intelectual puede ayudarnos exactamente hasta ahi, pero no mas alla. Como ultimo recurso es incierto, y un solo acto no razonado, emocional, puede dar al traste con todo lo bueno que ha logrado.

Desmond Morris, El mono desnudo

La Tierra habia girado durante dos horas, mientras el laboratorio espacial completaba algo mas de un circulo. Europa y Africa occidental habian pasado de la puesta de sol a la noche.

Tal vez todos temian hablar. Rick sabia que tenia miedo. ?Que diria si hablaba? La ex esposa y los hijos de Johnny no habian estado en Texas. Rick detestaba aquello: un secreto vergonzoso. Contemplo en silencio como giraba la Tierra.

Hacia calor en el laboratorio. El sudor no corria, sino que permanecia en el lugar en que se formaba. Cada vez que Rick lo recordaba, se enjugaba con el pano empapado que sostenia en la mano izquierda. Cuando brotaban las lagrimas se le cubrian los ojos como lentes de aumento, y el parpadeo solo servia para distorsionar estas lentes. Pero tenia que limpiarse las lagrimas. Y, al hacerlo, vio lo que ocurria alla abajo.

Unos hoyos anaranjados brillaban en la Tierra oscura, como puntas de cigarrillo encendido que se hubieran aplicado por el dorso de un mapa. Era dificil determinar donde se encontraba cada punto brillante. Las luces de las ciudades se habian extinguido en toda Europa. Las habian cubierto las nubes o se habian apagado. El mar tenia aspecto de tierra. Rick habia observado que la tierra se convertia en mar en algunos lugares: en la costa oriental norteamericana, en Florida y hacia el interior de Texas. Texas... ?Podia un helicoptero del Ejercito avanzar mas

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