que somos los ultimos astronautas. Pero supongo que no podra ser. ?Rick?

Rick se habia acercado a la esclusa de aire del Apolo y maldecia quedamente, pero lo bastante alto para que pudieran oirle.

Johnny se volvio para mirar a Jakov. El ruso no hizo ademan alguno para abrir la esclusa de aire del Soyuz. Permanecia colgado en el aire, en una actitud como si estuviera preparado para hacer algo, pero no se movia. Miraba fijamente hacia la Tierra golpeada.

—?Maldita sea! —grito Rick. Su voz resono de un lado a otro de la nave—. Senor, el Apolo esta en vacio. ?Me pongo la escafandra para comprobar si esta averiado el sistema de proteccion contra el calor?

—Dejalo. No te molestes.

Un agujero en cualquier parte del Apolo acabaria con ellos durante la reentrada en la atmosfera. Tenian que permanecer todos en una sola nave. Johnny se volvio de nuevo a Pieter Jakov, que seguia mirando a traves de la ventanilla.

Johnny Baker penso que aquel era el momento para asestar un golpe a la nuca del general Jakov, cuando estaba desprevenido. Eso o volver a Rusia. ?Como prisioneros de guerra? Seria dificil. Recordo escenas del Archipielago Gulag.

Arqueo la mano para golpear. Rick podia encargarse de Leonilla, y tendrian...

Lo penso, pero no hizo nada. Y Pieter Jakov se volvio hacia ellos y dijo despaciosamente:

—Se mueven hacia el este. A Oriente.

Baker y Jakov se miraron fijamente por un momento que parecio alargarse una eternidad. Luego, ambos se abalanzaron hacia el panel de comunicaciones.

Johnny tenia que comunicarse con Espejo, nombre en clave del avion especial del mando aereo estrategico.

—Atencion, espejo, aqui pajaro blanco.

—?Has entrado en contacto? —pregunto Rick.

—Si, por lo menos alguien ha respondido. —Johnny Baker echo un vistazo al formidable desbarajuste de la Tierra—. Creo que Dios nos oye muy bien aqui arriba. De lo contrario no comprendo como hemos podido recibir un mensaje a traves de ese desastre.

—Saltos de distancias —dijo Jakov—. Pautas de ionizacion al azar.

Johnny Baker se encogio de hombros. No estaba interesado en discutir temas teologicos. El silencio se hizo en la capsula mientras observaban el vuelo de los misiles, cuyos centelleos se apagaban a medida que alcanzaban sus trayectorias. Arderian de nuevo, pero con un brillo mucho mas intenso...

Pero antes de que las llamas se extinguieran, habia sido facil comprobar que los misiles no ascendian para pasar por el Polo Norte. Aparecio un delgado creciente de Tierra, suficiente para que los astronautas pudieran orientarse, comprobando que los misiles se dirigian directamente al Este, hacia China.

Y en Rusia se habian producido explosiones nucleares. Los chinos habian atacado primero, y lo que no habia sido devastado por el Martillo era ahora un infierno radiactivo.

Johnny penso que la familia de Pieter se encontraba alla abajo. Y la de Leonilla, si la tenia, lo cual no le parecia probable. Penso tambien que el era un hombre afortunado. Su mujer, Ann, se habia marchado de Houston semanas atras.

Johnny rio para sus adentros. Ann Baker no tenia razon alguna para quedarse en Texas. Se habia llevado a los chicos a Las Vegas, para un divorcio que probablemente salvaria su vida. En cuanto a Maureen... Si, Maureen. Si alguna mujer podia haber sobrevivido a la caida del cometa gracias a su talento y decision, esa era Maureen. Y le habia dicho que se iria a California con su padre.

—Hay que hacer muchas cosas —dijo Pieter Jakov, con la objetividad de un profesional modelico, aunque habia un leve dejo de nerviosismo en su voz—. No podemos sobrevivir aqui mas que algunas semanas como maximo. General, carecemos de computador a bordo. Tiene usted que utilizar su equipo para calcular nuestra reentrada.

—Desde luego —dijo Johnny.

—Les necesitaremos a los dos —anadio Jakov, inclinando la cabeza hacia el extremo de la capsula, donde Rick Delanty parecia absorto en sus pensamientos.

—Nos ayudara cuando le necesitemos —dijo Baker—. Esto es un duro golpe para el. Aunque su mujer e hijos esten todavia vivos, aunque los encuentren, nunca lo sabra.

—No saberlo es mejor —comento Pieter—. Mucho mejor.

Johnny recordo Moscu, destruido por partida doble, y asintio.

—Tal vez la doctora Malik deberia administrarle un tranquilizante —dijo Jakov.

—Le he dicho que el coronel Delanty estara bien. Rick, tenemos que hablar.

—Si.

—?Por que? —pregunto Jakov—. ?Por que han hecho eso?

La repentina pregunta no sorprendio a Baker. Habia estado esperando que Jakov la formulara.

—Sabes por que —respondio Leonilla Malik, apartandose de la ventanilla—. Nuestro gobierno ya habia codiciado China. Con la amenaza de los glaciares que se avecinan, los rusos solo tienen un lugar donde ir. Europa ha sido destruida, y queda muy poco al sur. Si nosotros podemos llegar a esa conclusion, los chinos tambien pueden.

—Y por eso han atacado —dijo Jakov—. Pero no en el momento adecuado. Hemos podido lanzar nuestro propio ataque.

—Bien, ?donde vamos a aterrizar? —pregunto Leonilla.

—Te tomas esto con mucha calma —dijo Jakov—. ?No te preocupa que tu pais haya sido destruido?

—Me preocupo menos y mas de lo que tu crees. Era mi patria, pero no mi pais. Stalin mato mi pais. En cualquier caso, ya no podemos ir alli. Aterrizariamos en medio de una guerra, eso suponiendo que pudieramos encontrar un lugar donde hacerlo.

—Somos funcionarios de la Union Sovietica, y esta guerra no ha terminado —dijo Jakov.

—Tonterias —dijo Rick Delanty. Todos se volvieron hacia el—. Tonterias —repitio—. Sabeis muy bien que no podeis hacer nada alla abajo. ?Adonde iriais? ?A China, para esperar al Ejercito Rojo? ?O acaso os quedariais debajo de la precipitacion radiactiva atmosferica para esperar la llegada de los glaciares? Por Dios, Pieter, esta guerra no es la vuestra, aunque seas lo bastante loco para creer que continua. Para vosotros ha terminado.

—?Adonde vamos entonces? —inquirio Jakov.

—Al hemisferio sur —dijo Leonilla—. Las variaciones climaticas no suelen pasar del Ecuador, y la mayor parte de los impactos se han producido en el hemisferio septentrional. Creo que Australia y Sudafrica son sociedades industriales intactas. Seria dificil dirigirnos a Australia desde esta orbita. Tendriamos escaso control sobre el lugar de aterrizaje, y nos moririamos de hambre si cayeramos en la llanura desierta. Sudafrica...

Johnny se rio amargamente.

—Si no os importa, yo preferiria quedarme aqui —dijo Rick.

Todos rieron. Baker noto que la tension se distendia levemente.

—Mirad, probablemente conseguiriamos llegar a Sudamerica, y alli no se habran producido muchos danos. Pero ?para que molestarnos? Seriamos cuatro extranos, y ninguno de nosotros habla el idioma. Sugiero que vayamos a casa. La nuestra. Podemos posarnos muy cerca del lugar establecido para el regreso, y seremos dos extranos con guias nativos. Y vosotros hablais ingles.

—Las cosas estan bastante mal —dijo Delanty.

—Desde luego.

—?Donde, pues?

—En California. La zona agricola alta de California. Alli tardaran mucho en llegar los glaciares.

Leonilla no dijo nada, pero Pieter menciono los terremotos.

—Si, es cierto, pero habran terminado antes de que podamos aterrizar. Las ondas de choque deben haber activado todas las fallas. No habra otro terremoto en California durante cien anos.

—Lo que hagamos, debemos hacerlo sin perdida de tiempo —dijo Pieter. Senalo el tablero de controles—. Estamos perdiendo aire y energia. Si no actuamos rapidamente, no podremos hacerlo. Habeis dicho California. ?Recibiran alli a dos comunistas?

Leonilla le dirigio una mirada extrana, como si estuviera a punto de decir algo, pero guardo silencio.

—Mejor ahi que en otros sitios —dijo Baker—. Seria peor en el Sur o el medio Oeste.

Вы читаете El martillo de Lucifer
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×