—Perdona.

Tim bajo del coche y la oriento con gestos, hasta indicarle que se detuviera. Eileen cerro el contacto y bajo para ver donde habian estado. El puente habia sido un delgado arco de hormigon que unia los dos lados de una profunda garganta; habia cedido por el centro, y ellos habian avanzado bastante antes de detenerse. Ahora estaban de nuevo en terreno solido.

No podian ver nada. A la izquierda se adivinaba un alto promontorio. A la derecha, mas alla de una amplia curvatura del terreno, estaba el vacio. Delante se encontraba el puente desmoronado.

No se veian luces en ninguna parte ni se oia sonido alguno, excepto el ulular del viento que empujaba la lluvia y, muy abajo, el sonido de un torrente.

—?Fin de la linea? —pregunto Eileen.

—No lo se. Una cosa es segura: esta noche no podremos hacer nada. Creo que nos quedaremos aqui hasta que se haga de dia.

—Si es que vuelve a hacerse de dia —dijo ella, con el ceno fruncido, y echo a andar por la carretera.

Tim no la siguio. Se quedo de pie, sintiendose exhausto, deseando entrar de nuevo en el coche, pero sin atreverse a hacerlo hasta que ella regresara. Le parecia una cobardia quedarse en el coche, a resguardo de la lluvia, mientras ella vagabundeaba por la carretera, buscando... ?Que buscaria?

Por fin Eileen regreso y subio al coche. Tim dio la vuelta al vehiculo, subio tambien y se sento a su lado. Ella puso el coche en marcha y empezo a retroceder despacio, esta vez sin ayuda. Tim queria preguntarle que estaba haciendo, pero se sentia demasiado cansado. Ella habia tomado una decision y asi era mejor para el. El coche llego a una ancha franja de grava al lado izquierdo de la carretera. Eileen avanzo despacio hasta situarse por completo fuera de la calzada.

—No me convence este sitio —dijo finalmente—. Podria producirse un deslizamiento de barro, pero prefiero que nos quedemos aqui. Imagina si viniera otro coche por la carretera.

—No vendra nadie.

—Probablemente no. De todos modos nos quedaremos aqui.

—?Te apetece una cerveza? —le pregunto Tim.

—Claro.

Tim saco dos latas de una caja que el vendedor les habia dejado en el coche. Abrio una de ellas e hizo ademan de tirar la anilla.

—No tires eso —le pidio ella.

—?Eh? ?Por que?

—Hay que guardarlo todo. No tenemos muchas cosas. No se para que podra servirnos eso, pero nunca lo volveremos a tener. Guardalo. Las latas tambien. No las tires.

—De acuerdo. Toma.

La cerveza estaba caliente, como la lluvia que caia. No tenian nada mas, nada que comer, y la lluvia era un poco salada. Tim se pregunto si podrian beber aquel agua sin peligro. Muy pronto tendrian que hacerlo.

—Por lo menos hace calor —dijo Tim—. No nos helaremos, ni siquiera a esta altura.

Sus ropas estaban empapadas y en realidad no hacia mucho calor. Ojala hubiera cogido el viejo impermeable que encontraron en el otro coche. Por un momento, Tim penso en el dueno del Chrysler. ?Le habrian condenado a morir al robarle el coche? No debia pensar en ello, pero ?en que iba a pensar?

—?Que hacemos? —pregunto a Eileen—. ?Guardamos las latas de cerveza o nos emborrachamos?

—Sera mejor que conservemos dos por lo menos.

La voz de Eileen era inexpresiva, carente de emocion. Tim se pregunto si a ella tambien se lo pareceria asi. Abrio en silencio otro par de latas y los dos se pusieron a beber.

Dos latas de cerveza, y con el estomago vacio, tras un dia lleno de excitacion... Tim observo que le hacian mas efecto de lo que habia esperado. Casi volvia a sentirse humano. Sabia que no duraria mucho, pero de momento tenia una calida sensacion en el estomago y notaba la cabeza ligera. Miro a su companera. No podia verla bien en la oscuridad. Era solo una sombra en el asiento a su lado. Escucho el ruido de la lluvia unos instantes mas y luego se acerco a ella.

Eileen permanecio rigida, inmovil. No le rechazo pero tampoco respondio a sus avances. Tim le tomo el hombro y luego su mano descendio hasta el pecho. La blusa estaba humeda, pero cuando Tim introdujo la mano por debajo noto la piel calida. Eileen seguia sin moverse. Tim se aproximo mas y coloco la cabeza entre sus senos.

—?Crees que esto es apropiado?

La voz de Eileen parecia la de una persona extrana. Era la suya, si, pero indiferente, como si hablara desde una gran distancia.

Tim se sintio avergonzado. El agradable calor proporcionado por la cerveza se habia desvanecido.

—Lo siento.

—No, no lo sientas. Dormire contigo, si eso es lo que deseas. Pero preferiria no hacerlo. Ahora no...

—Tienes razon, ya vendran mejores tiempos.

—No lo creo, si es eso lo que realmente deseas. He estado pensando. ?Acaso hemos estado enamorados de veras?

—Te pedi que te casaras conmigo...

—Y yo lo deseaba, pero no queria comprometer a nadie. Bueno, ahora es como si estuvieramos casados.

Tim permanecio silencioso en la oscuridad. Sentia absurdos deseos de echarse a reir. Penso que su madre se sentiria complacida. El pequeno Timmy por fin casado. ?Donde estaria su madre y el resto de su familia? ?Pudo haber hecho algo por ellos? ?Debio haberlo intentado? No habia movido un solo dedo en su ayuda. No hizo mas que echar a correr para salvar el pellejo.

—?Estas segura de que me quieres? —le pregunto Tim.

—?Sabes? Cuando sali de aquella oficina en ruinas y te vi... me alegre como jamas me habia alegrado en mi vida.

Tim se pregunto si le estaria tomando el pelo. ?Pero de que servia preocuparse por ello?

—Aprenderemos a querernos —siguio diciendole Eileen—. Lo hemos estado aprendiendo durante todo el dia de hoy. —Dio unas palmaditas en la mano de Tim, que aun permanecia pasivamente sobre su seno—. Asi que, si eso es lo que quieres, estoy dispuesta.

Tim se incorporo, apartandose de ella.

—Tim, por favor, no te enfades.

—No te preocupes. Tienes razon, este no es el momento adecuado. Todo el coche esta humedo, las ropas se nos pegan al cuerpo y no se como estaras tu, pero yo me muero de cansancio. Dios mio, ?hemos estado a punto de despenarnos por ese puente derrumbado!

Eileen le apreto la mano.

—Si, ni el momento ni el lugar son apropiados. ?Que te parece el hotel Savoy?

—?Que?

—El hotel Savoy de Londres. Elegante, con un servicio de habitacion increible y unos banos enormes. Si este no es el lugar apropiado para hacer el amor, el hotel Savoy lo es. Lo malo es que probablemente se encontrara bajo el agua. Claro, debe haber un buen sitio en alguna parte, pero ?y si nunca lo alcanzamos? Eileen, casi no pude derribar aquella valla, y era preciso hacerlo. Tu no me necesitas. ?Necesitas a Conan, el barbaro! El para la fuerza y tu para el talento.

—?Quieres dejar eso de una vez?

—No puedo. Seguimos avanzando gracias a ti. Si lo que quieres es fuerza viril, me temo que yo no la tengo. Tampoco tengo habilidades. Solia contratar a quienes las tenian.

—Tu me llevaste colina abajo —dijo ella, exagerando para tener mas efecto—. Sabias donde ir. Lo has hecho perfectamente.

Tim no podia verla en la oscuridad, pero sabia que no se estaba riendo de el, porque le apretaba la mano con todas sus fuerzas. El se aproximo de nuevo y ella fue a su encuentro, abrazandole desesperadamente. Tim no sentia un deseo sexual inmediato, solo un instinto de proteccion hacia ella. Una parte de su mente sabia que aquello era absurdo, sabia que Tim Hamner, por mucho que pudiera compartir los antiquisimos instintos del Homo sapiens macho, carecia del adiestramiento y de los musculos necesarios para

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