Habia una etiqueta en los pantalones de Fritz.

—?Por que estan haciendo esto? —les pregunto Tim, ignorando a Robbins.

—?Y que otra cosa podemos hacer? —pregunto Larry a su vez. Su tono era de disculpa, pero mantenia el rifle firmemente sujeto, apuntando a algun lugar entre Tim y el coche—. Aqui no hay mucha comida, pero algo es algo. Bastara por algun tiempo. Tenemos familias aqui, senor Hamner. ?Que podemos hacer?

—Pueden quedarse. Solo dejennos...

—?Pero no ve que no podemos permitirles que se queden? —pregunto Larry—. ?Que puede hacer usted aqui senor Hamner? ?Para que sirve ahora?

—?Como diablos sabe usted lo que puedo...?

—Ya hemos discutido esto antes —gruno Fritz—. No creiamos que se presentara, pero hablamos de lo que hariamos en caso de que viniera. Y es esto. Vayanse. No les necesitamos.

Marty Robbins no podia sostener la mirada de Tim. Este asintio sombriamente, comprendiendo. Ya no habia mucho mas que decir. Robbins sabia manejar todo el equipo, la radio, incluso los aparatos astronomicos y meteorologicos, tan bien como el mismo. Mejor incluso. Y Robbins habia vivido alli durante casi un ano. Tenia un mejor conocimiento de aquellos parajes montanosos que el mismo Tim.

—?Quien es la chica? —pregunto Robbins. Saco una gran linterna del bolsillo y la enfoco hacia el coche. Aquella luz no aumento gran cosa la visibilidad. Solo mostro, entre la lluvia, el coche lleno de barro y la forma difuminada de la cabeza de Eileen.

—?Es pariente tuya? ?Una tia rica?

El pequeno bastardo... Tim trato de recordar a su ayudante tal como lo habia conocido. Cuando Marty vivia en Bel Air con Tim se habian peleado, pero no fue nada serio, y Robbins era excelente en el observatorio. Solo tres semanas antes, Tim habia escrito una carta recomendando a Robbins para el observatorio Lowell en Flagstaff. Nunca habia supuesto que el muchacho le traicionaria...

—Ella puede quedarse —dijo Robbins—. Nos falta una mujer. Puede quedarse, tu no. Ire a decirselo...

—Se lo preguntaras —puntualizo Larry—. Solo preguntar. Puede quedarse si quiere hacerlo.

—?Y yo? —quiso saber Tim.

—Vigilaremos para que se marche —dijo Larry—. No vuelva por aqui.

—Pero hay algunos guardabosques por ahi —dijo Marty Robbins—. Quiza no sea tan buena idea. Tal vez no deberiamos dejarle que se lleve el coche. Es mejor que los que tenemos aqui...

—No hables asi. —Larry bajo el tono de voz y volvio la cabeza para mirar hacia la puerta del observatorio.

Tim fruncio el ceno. Algo sucedia alli y no lo entendia.

Eileen bajo del coche y se acerco al porche.

—?Que sucede, Tim? —Su voz inexpresiva denotaba cansancio.

—Dicen que este lugar ya no me pertenece. Nos echan de aqui.

—Usted puede quedarse —dijo Marty.

—?No pueden hacer esto! —grito Eileen.

—?Callese! —le ordeno Larry.

Una mujer robusta salio del observatorio. Miro a Larry con el ceno fruncido.

?Que es todo esto?

—No te metas —dijo Larry.

—Larry Kelly, ?que estas haciendo? —le pregunto la mujer—. ?Quienes son estas personas? ?Le conozco! Salio en «El Show de Medianoche». Es Timothy Hamner. Esta era su casa, ?no?

Es mi casa.

—No —dijo Fritz—. Nos pusimos de acuerdo. No.

—Ladrones. Ladrones y asesinos —dijo Eileen—. ?Por que no disparan y acaban con nosotros de una vez?

Tim sintio deseos de gritarle, de decirle que se callara. ?Y si lo hacian? Robbins seria capaz.

—No tiene por que llamarnos esas cosas —dijo la mujer—. Lo que ocurre es muy simple. Aqui no hay espacio suficiente para todos. No podriamos aguantar mucho tiempo. Cuanta mas gente haya, menos sitio habra, y no necesitamos al senor Hamner dando ordenes, porque me temo que no servira para nada mas. Tendra que buscarse otro sitio, senor Hamner. Hay otros lugares adonde ir. —Miro a Larry en busca de corroboracion—. Nosotros mismos tendremos que marcharnos pronto. Ustedes solo habran ido delante.

Lo que decia parecia sensato y razonable. Para Tim era como una pesadilla. La voz de aquella mujer era tranquila, mesurada, y su tono indicaba que estaba segura de que Tim le daria la razon.

—Pero la chica puede quedarse —dijo Robbins de nuevo.

—?Quieres quedarte? —le pregunto Tim.

Eileen se echo a reir. Era una risa amarga, llena de desprecio. Miro a Marty Robbins y se rio de nuevo.

—Hay ninos en el coche —dijo la mujer.

—Eso no es asunto nuestro, Mary Sue —dijo Fritz.

La mujer no le hizo caso y miro a Larry.

—?De quien son esos ninos?

—Estaban en un campamento —dijo Eileen—. Vivian en Los Angeles. Los guardabosques no tenian con que alimentarlos. Nosotros los trajimos, pensando que...

La mujer abandono el porche y se dirigio al coche.

—Dile que no —dijo Fritz—. Hazle comprender...

—No he sido capaz de obligarle a nada durante quince anos —dijo Larry—. Ya lo sabes.

—Si.

—?Aqui no necesitamos ninos! —grito Marty Robbins.

—No creo que coman tanto como esta senora —dijo Larry... Se volvio a Tim y Eileen—. Mire, senor Hamner, ya ve que no tenemos nada contra ustedes, pero...

—Pero os vais a marchar —dijo Marty Robbins, con un evidente tono de satisfaccion. Lo dijo en voz baja para que la mujer no pudiera oirle. Habia subido al coche y estaba sentada en el asiento trasero, charlando con los ninos—. Sigo diciendo que hay guardabosques por aqui. Hamner podria encontrar alguno. Os dire lo que haremos. Yo ire con el cuando se vaya...

—No —dijo Larry, claramente disgustado.

—Quiza deberia hacerlo —dijo Fritz—. No creo que nos convenga tener a este tipo tras los talones. Lo mejor seria que se marchara y no volviera mas. Podremos arreglarnoslas sin el.

—?Hicimos un trato! —exclamo Marty—. ?Lo convinimos cuando vinisteis aqui! Hicimos un trato...

—Claro que lo hicimos —dijo Fritz—. Pero sera mejor que dejes de hablar de asesinatos o podemos olvidarnos del trato. Mira, Mary Sue trae a los ninos. ?Quiere que nos los quedemos, senor Hamner?

Tim penso en que aquellos hombres eran condenadamente tranquilos. Fritz y Larry. ?Que serian...? ?Dos carpinteros? ?Jardineros? Ahora no eran mas que supervivientes, convenciendose a si mismos de que todavia eran personas civilizadas.

—Como no queda gasolina en el coche y no es probable que Eileen y yo podamos sobrevivir en las montanas, seria una buena idea que se los quedaran. Eileen, si te quedas aqui, podrias...

—No voy a quedarme aqui con eso —dijo mirando a Robbins.

Fritz y Larry intercambiaron miradas.

—Creo que tenemos un poco de gasolina —dijo Fritz—. Una lata de cincuenta litros mas o menos. Quedensela. Y un par de latas de sopa. Ahora vuelvan al coche antes de que cambiemos de idea acerca de la gasolina.

Tim regreso al coche, tirando de Eileen, antes de que ella pudiera anadir algo mas. Los chicos estaban apinados alrededor de Mary Sue, pero miraban al coche. Aquella expresion atemorizada aparecia en sus rostros muchas veces a partir de entonces. Tim les dirigio una sonrisa de animo y saludo agitando la mano. Sentia grandes deseos de ponerse en marcha y alejarse de aquellos rifles. Pero espero.

Larry les lleno el deposito.

Tim hizo marcha atras, apartandose del camino que conducia al observatorio, y el coche avanzo bajo la lluvia.

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