rio de el.

Apenas habian recorrido un kilometro cuando vieron que la carretera terminaba en una grieta gigantesca. La calzada se habia separado, y con ella el flanco de la colina, y toneladas de barro viscoso se habian volcado para cubrir la carretera mas alla de la grieta.

Harry observo atentamente aquel desastre. Cicelia dio marcha atras e hizo una maniobra para dirigir el vehiculo en sentido contrario. Harry empezo a andar hacia aquel desastre.

—?No vas a ir andando! —exclamo ella.

—El correo debe seguir su curso —musito el. Se echo a reir—. Ayer no finalice la ruta...

—?No seas tonto, Harry! Hoy o manana vendran a arreglar la carretera. ?Espera un poco! No llegaras a la ciudad antes de que oscurezca, tal vez ni siquiera podras llegar con esta lluvia. Vuelve a casa.

Harry penso en las palabras de Cissy. Tenia razon. Los cables electricos habian sido derribados, los telefonos no funcionaban. Alguien tendria que poner remedio a todo aquello. La saca de correo parecia terriblemente pesada.

—De acuerdo —dijo al fin.

Como era de esperar, le hicieron trabajar de nuevo. No cenaron hasta que anochecio, pero fue una cena copiosa, adecuada para los granjeros tras un dia de dura labor. Harry estaba cansado y se durmio en el sofa. Ni siquiera se dio cuenta cuando Jack y Roy le quitaron el uniforme y le cubrieron con una manta.

Cuando se desperto no habia nadie en la casa. Habian colgado su uniforme para que se secara, pero aun estaba humedo. Afuera seguia lloviendo de un modo implacable. Harry se vistio y vio que le habian dejado cafe. Mientras lo tomaba entraron los demas.

Cicelia sirvio un desayuno con jamon, tostadas y mas cafe. Era una mujer fuerte y alta, pero ahora parecia cansada. Roy la miraba con semblante preocupado.

—Estoy bien —dijo ella—. Lo que ocurre es que no estoy acostumbrada a hacer el trabajo de los hombres ademas del mio propio.

—Hemos podido salvar la mayor parte de las cosas —dijo Jack Miller—, pero jamas vi una lluvia asi. —El tono de su voz reflejaba un cierto temor supersticioso—. Esos idiotas del Servicio Meteorologico nunca nos dan un informe exacto. ?Que diablos hacen con todos esos relucientes satelites artificiales?

—Tal vez el cometa los derribo —sugirio Harry.

Jack Miller le dirigio una mirada iracunda.

—El cometa. ?Bah! ?Los cometas son cosas del cielo! ?Por favor, Harry, vive en el siglo veinte!

—Lo intente una vez. Me gusta mas aqui. —Le complacio la suave sonrisa de Cissy—. Bueno, sera mejor que me ponga en camino.

—?Con este tiempo? —pregunto Roy Miller, incredulo—. No puedes decirlo en serio.

Harry se encogio de hombros.

—Tengo que completar mi ruta.

Los demas parecieron apenados.

—Supongo que podremos llevarte hasta el lugar en que esta cortada la carretera —dijo Jack Miller—. A lo mejor ya estaran arreglandola.

—Gracias.

No habia nadie trabajando. Durante la noche se habia deslizado mas barro desde la ladera de la colina.

—Me gustaria que te quedaras —dijo Jack—. Tu ayuda es muy valiosa.

—Gracias. Dire a la gente de alla abajo que tal se trabaja contigo.

—De acuerdo. Gracias y buena suerte.

No le resulto facil salvar el tramo interrumpido de la carretera, por encima del espeso barro. La saca de correo le pesaba en el hombro. Era de cuero, impermeable, y ademas estaba cubierta por el plastico. Harry penso que tenia suerte, porque todo el papel que contenia la saca podia absorber varios litros de agua, lo cual la haria mucho mas pesada.

—Y ademas seria mas dificil leer las cartas —dijo Harry en voz alta.

Ando penosamente por la carretera, tropezando, resbalando, hasta que encontro otro tronco para sustituir al que habia dejado en casa de los Miller. Tenia muchas raices, pero le ayudaba a mantenerse derecho.

—Esto es la pera —grito Harry al viento cargado de lluvia. Luego se echo a reir y anadio—: Pero no es tan duro como trabajar en una granja.

La lluvia habia detenido el reloj de Harry. Cuando llego a la puerta del rancho Shire eran casi las dos, pero el creia que no pasaban de las once.

Volvia a encontrarse en terreno llano. Las colinas habian quedado atras y, una vez superada la grieta cerca de casa de los Adams, la carretera no presento mas interrupciones. Pero el agua y el barro seguian presentes. No podia ver la calzada de la carretera. Tenia que inferirla por la forma del paisaje. Su cuerpo y las ropas que lo cubrian estaban humedos. El uniforme se adheria a la piel, la rozaba y irritaba ligeramente. Tenia que vencer la resistencia de su uniforme y el barro adherido a las botas. Teniendo en cuenta todo aquello, Harry considero que habia aprovechado bien el tiempo.

Seguia confiando en completar su ruta en el coche de alguien, pero no era probable que en el Shire se ofrecieran a acompanarle.

No habia visto a nadie mientras caminaba a lo largo de la valla de troncos del Shire. Nadie en los campos, nadie tratando de salvar las cosechas. Si cultivaban algo, Harry no podia reconocerlo, pero el no era granjero.

La puerta era pesada. Tenia un candado nuevo, grande y reluciente. El buzon estaba ladeado hacia atras, con una inclinacion de cuarenta y cinco grados, como si lo hubiera atropellado un coche. La caja rebosaba agua.

Harry se sintio fastidiado. Llevaba ocho cartas para el Shire, y un sobre grueso y abultado de papel de Manila. Echo atras la cabeza y vocifero:

—?Eh, los de la casa! ?Visita del cartero!

La casa estaba a oscuras. ?Tambien alli faltaria la fuerza electrica? ?O acaso Hugo Beck y su grupo de extranos invitados se habian cansado de la vida rural y se habian ido?

Los inquilinos del rancho Shire formaban una comuna. Todo el mundo en el valle lo sabia, y eran pocos los que sabian algo mas. Los del Shire no se comunicaban con la gente del valle. Harry, gracias a su privilegiada profesion, habia conocido a Hugo Beck y algunos de los otros.

Hugo heredo la finca tres anos atras. Pertenecio a sus tios, que tuvieron un accidente de automovil durante unas vacaciones en Mexico el cual nunca pudieron contar. Antes tuvo otro nombre, el Rancho de la Horquilla Invertida o algo asi, probablemente inspirado en un hierro de marcar reses. Hugo Beck asistio a los funerales. Era un muchacho de dieciocho anos, regordete, con una lisa cabellera negra que le llegaba a los hombros y un asomo de barba en el rostro, excepto el menton. El chico reviso el lugar, se quedo para vender el ganado y la mayor parte de los caballos y luego se marcho. Volvio un mes mas tarde, seguido por un monton de hippies, cuyo numero variaba segun la apreciacion de los diversos lugarenos. De algun modo disponian de suficiente dinero para vivir con bastante holgura. Cierto que el Shire, como negocio, no era un exito, pues no exportaba nada. Pero los chicos debian cultivar algo comestible, porque tampoco importaban gran cosa de la ciudad.

Harry vocifero de nuevo. La puerta principal se abrio y una forma humana avanzo hacia la entrada del rancho. Era Tony. Harry le conocia. Flaco y tostado por el sol, sonriendo para mostrar los dientes que le habian enderezado en su ninez y vestido como siempre, con tejanos y camiseta de lana, sin camisa, sombrero de paja y sandalias. Miro a Harry, al otro lado de la valla.

—?Que pasa, hombre? —le pregunto. La lluvia no parecia molestarle en absoluto.

—Se acabo la fiesta. He venido a decirtelo.

Tony parecio perplejo, pero en seguida sonrio.

—?La fiesta! Que divertido. Se lo dire a los otros. Estan todos acurrucados en la casa. A lo mejor piensan que se van a derretir.

—Yo estoy ya medio derretido. Aqui esta vuestro correo. —Harry le entrego las cartas—. Vuestro buzon esta hecho cisco.

—Que mas da —dijo Tony, sonriendo como si alguna broma que solo el conocia le hiciera gracia.

Harry paso por alto su actitud.

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