muriendo nuestras mascotas. Los conejos quemados iniciaron aquello. El Viejo Saul acabo alli antes que ellos, pero eso fue algo pasajero.
No le he contado a nadie, ni siquiera a Eric, lo que quise hacerle a Blyth. Teniendo en cuenta mi tierna edad, yo ya era muy sensato en mi ninez, a los cinco anos, cuando la mayoria de los ninos se pasan el dia diciendole a sus padres y amigos cuanto les odian y como les gustaria que estuvieran muertos. Yo me callaba la boca.
Cuando Blyth volvio el verano siguiente estaba mas antipatico que nunca pues habia perdido una pierna por encima de la rodilla en un accidente de trafico (el otro nino con quien estaba jugando en la calle a «policias y ladrones» acabo muerto). Blyth estaba amargado con su minusvalia; cuando le ocurrio tenia diez anos y era un muchacho muy activo. Intentaba convencerse a si mismo de que aquel aparato de color rosa que tenia que amarrarse no existia, que no tenia nada que ver con el. Le gustaba seguir montando en bicicleta, practicar la lucha libre y jugar al futbol, generalmente de portero. En aquel entonces yo tenia seis anos y, a pesar de que Blyth sabia que yo habia sufrido un pequeno accidente cuando era mucho mas pequeno, yo le parecia a el alguien mucho mas agil de lo que el era capaz. Encontraba muy divertido derribarme y ponerse a luchar conmigo, golpeandome en la cara y pateandome. Yo le seguia la corriente como si me apuntara a toda aquella payasada y durante toda una semana hice como si disfrutara tremendamente con aquello mientras iba pensando que podria hacerle a mi primo.
Mi otro hermano, de padre y madre, Paul, aun vivia en aquella epoca. Se suponia que el, Eric y yo teniamos que mantener entretenido a mi primo. Hicimos lo que pudimos, llevandonos a Blyth a nuestros sitios favoritos, dejandole jugar con nuestros juguetes y participar en nuestros juegos. A veces Eric y yo teniamos que sujetarlo cuando se le ocurrian cosas como tirar al agua a Paul para ver si flotaba, o cuando queria derribar un arbol sobre las vias del tren que va a Porteneil, pero en general nos portamos sorprendentemente bien con el, a pesar de que me ponia furioso ver como Eric, que tenia su misma edad, le tenia miedo.
Asi que un dia muy caluroso y lleno de insectos en el que corria una brisa del mar, estabamos todos tendidos en la hierba en la zona llana que hay al sur de la casa. Paul y Blyth se habian quedado dormidos y Erie estaba echado de espaldas con la manos detras de la cabeza, mirando fijamente el luminoso azul del cielo, medio amodorrado. Blyth se habia quitado la hueca pierna de plastico y la habia dejado en el suelo, enredada entre las correas y las largas hojas de hierba. Vi como Eric se iba quedando dormido, con la cabeza levemente inclinada a un lado y los ojos cerrados. Me levante y sali a caminar hasta llegar al Bunker. El Bunker aun no habia llegado a cobrar la importancia que tendria mas adelante en mi vida, aunque ya por aquel entonces me gustaba mucho y me sentia como en casa en aquel lugar frio y oscuro. Era una construccion circular de cemento levantada poco antes de la ultima guerra para albergar un canon que cubria la entrada del estuario, y sobresalia de entre la arena como una enorme muela gris. Entre y encontre la serpiente. Era una vibora. Tarde mucho en verla porque estuve muy ocupado metiendo un viejo poste de la valla por las rendijas del Bunker, como si fuera un canon y estuviera disparando a barcos imaginarios. Una vez termine con aquello me fui a una esquina para hacer un pis y fue entonces cuando mire a la otra esquina, donde habia un monton de latas oxidadas, y vi alli las zigzagueantes rayas de la serpiente dormida.
Casi inmediatamente decidi lo que iba a hacer con ella. Sali silenciosamente y encontre un pedazo de madera de la longitud adecuada, volvi al Bunker, agarre a la serpiente por el cuello con el pedazo de madera y la meti en la primera lata que encontre con tapa.
No creo que la serpiente se despertara completamente cuando la cogi, y tuve cuidado de no agitarla demasiado mientras volvia corriendo hasta donde estaban Blyth y mis hermanos tendidos en la hierba. Eric se habia dado la vuelta, tenia una mano bajo la cabeza y con la otra se tapaba los ojos. Tenia la boca un poco abierta y su pecho se movia lentamente. Paul estaba tendido en el suelo, enroscado en una pequena bola, bastante quieto, y Blyth estaba boca abajo, con la mejilla apoyada en sus manos y el munon de su pierna izquierda hundido entre las flores y la hierba, saliendo de su pantalon como una monstruosa ereccion. Me acerque, ocultando la lata oxidada en mi sombra. El tejado de la casa nos contemplaba desde lo alto, a unos quince metros, sin ventanas. Sabanas blancas ondeaban colgando en el patio trasero de la casa. El corazon me latia sin control y me pase la lengua por los labios.
Me sente al lado de Blyth teniendo cuidado de no tapar su rostro con mi sombra. Me lleve la lata a la oreja y la mantuve quieta. No podia oir ni sentir el movimiento de la serpiente. Agarre la suave y rosada pierna ortopedica de Blyth, que estaba tirada a su lado, a su sombra. Acerque la pierna a la lata y le quite la tapa, puse la pierna boca abajo sobre la lata y les di la vuelta al mismo tiempo. Agite la lata hasta que senti que la serpiente cayo dentro de la pierna. Al principio no le gusto nada y empezo a moverse y a golpear contra las paredes de plastico y el borde de la lata, que yo sostenia apretada contra la pierna, sudando, escuchando el zumbido de los insectos y el rumor de la hierba, sin apartar la vista de Blyth, que seguia alli quieto y silencioso, con su cabello rizado movido de vez en cuando por la brisa. Me temblaban las manos y se me metia el sudor en los ojos.
La serpiente dejo de agitarse. Yo segui sosteniendo la pierna en el aire, volviendo a mirar hacia la casa. Entonces fui inclinando la pierna y la lata hasta que la deje en el suelo, en el mismo lugar en donde estaba, detras de Blyth. Separe cuidadosamente la lata en el ultimo momento. No paso nada. La serpiente seguia metida en la pierna y ni siquiera podia verla. Me levante y me fui caminando de espaldas hasta la duna mas cercana, lance la lata por encima de la duna, regrese a donde habia estado sentado al principio, me tire en el suelo y cerre los ojos.
Eric fue el primero en despertarse, despues yo abri los ojos como si estuviera sonoliento y ambos despertamos al pequeno Paul y a nuestro primo. Blyth me ahorro las molestias de sugerir que jugaramos un partido de futbol porque el mismo fue quien lo sugirio. Eric, Paul y yo conseguimos unos postes para la porteria mientras Blyth se ataba las correas de su pierna a toda prisa.
Nadie sospecho nada. Desde los primeros momentos, cuando mis hermanos y yo nos quedamos alli parados con cara de incredulidad mientras Blyth se ponia a chillar y a saltar agarrado a su pierna, hasta la despedida entre lagrimas de los padres de Blyth y las declaraciones que vino a tomar Diggs (llego a aparecer una pequena nota en el Inverness Courier que fue difundida por algunos corresponsales de la prensa de Londres), en ningun momento se le ocurrio a nadie sugerir que pudo tratarse de otra cosa que no fuera un accidente tragico y un poco macabro. Yo era el unico que sabia la verdad.
No se lo conte a Eric. El estaba muy impresionado por lo ocurrido y sinceramente apenado por Blyth y sus padres. Lo unico que yo dije fue que pensaba que en manos de Dios estuvo que Blyth perdiera primero una pierna y en convertir mas adelante su repuesto en el instrumento de su desventurado final. Y todo por los conejos. A Eric, que en aquella epoca estaba pasando por una fase religiosa, que supongo que hasta cierto punto yo estaba imitando, le parecio que lo que yo habia dicho era algo horrible; Dios no era asi. Le dije que el Dios en quien yo creia si lo era.
En cualquier caso, esa fue la razon por la que aquel pedazo especifico de tierra llevo desde entonces el nombre de Parque de la Serpiente.
Me quede tendido en la cama, pensando en todo aquello. Padre no habia vuelto todavia. Quiza pasaria la noche fuera. Eso era algo poco corriente y bastante preocupante. Podria ser que le hubieran dado una paliza o que hubiera fallecido de un ataque al corazon.
Siempre he tenido una actitud muy ambivalente en lo que se refiere a una posible desgracia de mi padre, y hoy sigo sintiendo lo mismo. Una muerte es siempre algo emocionante, y siempre hace que te des cuenta de lo vivo que estas, de lo vulnerable que eres y de lo afortunado que has sido hasta el momento; pero la muerte de un pariente te proporciona una buena excusa para volverte un poco loco durante una temporada, para hacer cosas que, en cualquier otra situacion serian inexcusables. ?Que maravilla poder portarse verdaderamente mal y aun asi conseguir que todo el mundo se desviva por ser simpatico contigo!
Pero lo echaria de menos, y no se cual seria mi situacion legal en lo que respecta a quedarme a vivir solo en la casa. ?Heredaria todo su dinero? Eso no estaria mal; podria conseguir mi moto ahora mismo en lugar de tener que seguir esperando. Dios mio, podria hacer tantas cosas que no se por donde empezar cuando pienso en ellas. Pero seria un cambio muy drastico, y no creo estar preparado todavia para soportarlo.
Sentia como poco a poco me iba deslizando hacia el sueno; comence a imaginar y a ver toda clase de cosas en el interior de mis ojos: primero formas laberinticas y espacios interminables de colores desconocidos; despues edificios fabulosos y naves espaciales y armas y paisajes. Ojala pudiera recordar mejor mis suenos…