Aquello pico un poco a Edward.

—Eso es lo que dicen todas las mujeres hermosas. Es una forma como otra cualquiera de quedar bien y satisfacer el ego masculino.

—Jesus —sonrio ella—. Me ha gustado esa. Digame, y perdone por preguntar…, ?sufre usted de alguna arrolladora, inmediata o fatal enfermedad contagiosa?

—No —dijo Edward—. Que yo sepa.

—Yo tampoco. ?Esta esperando a alguien?

—No.

—Yo tampoco. Encantada de conocerle. —Tendio una mano, y Edward se la estrecho delicadamente con la punta de los dedos, luego sonrio y la atrajo hacia si.

66

La red cobro vida en la cabeza de Arthur a las ocho de la manana. Abrio los ojos, completamente despierto pero con la sensacion de estar como aturdido, y se volvio de costado para sacudir el hombro de Francine.

—Tenemos que seguir —dijo. Se levanto de la cama y se puso los pantalones—. Viste a Marty.

Francine gimio.

—Si, senor —dijo—. ?Donde ahora?

—No estoy seguro —respondio—. Se nos ha dicho que estuvieramos en un cierto lugar a una cierta hora. En San Francisco.

Marty se sento en la cama plegable, frotandose los ojos.

—Arriba, deportista —dijo Francine—. Ordenes de marcha.

—Tengo sueno —dijo Marty.

Francine sujeto el brazo de Arthur y lo atrajo hacia ella, mirandole directamente al rostro con expresion seria.

—Solo voy a decirte esto una vez. Si estas loco y todo esto resulta en nada, voy a… —Agarro su nariz, y no estaba bromeando; el pellizco que le dio fue exquisitamente doloroso. Con los ojos llenos de lagrimas, Arthur tomo su mano entre las dos suyas y se la froto—. ?Me has entendido?

Asintio.

—Tenemos que apresurarnos. —Pese a su pulsante nariz, se sentia casi extatico. ?Por que reunirnos a todos en algun lugar a una hora tan temprana de la manana? Tienen planes…

Su extasis se desvanecio cuando se tropezo con Grant, envuelto en una bata, en el pasillo, con su hija pisandole los talones.

—Llegasteis terriblemente tarde para levantar tan pronto a todo el mundo —dijo Grant—. Hemos tenido una noche terrible. No creo que haya dormido mas de una hora…, puede que Danielle ni eso.

Danielle estaba sentada en la cocina, bebiendo una taza de cafe, cuando entraron por la puerta basculante. Su rostro estaba palido y habia estado fumando; el cenicero lleno a rebosar hablaba elocuentemente de una noche de cigarrillos.

—Sois pajaros madrugadores —dijo sin ningun entusiasmo.

—Tenemos que irnos —indico Arthur.

Danielle alzo una ceja.

—Pensamos que os quedariais un tiempo.

—Nosotros tambien lo pensabamos. Pero he pasado esta noche pensando, y debemos… salir de aqui tan pronto como sea posible. Quedan aun muchas cosas por hacer.

Danielle inclino la cabeza hacia un lado, interrogativa, mientras Francine y Marty entraban en la cocina. Marty sonrio timidamente a Becky; Becky le ignoro, su mirada dividida entre su madre y su padre.

—?Que demonios le ocurre a esta familia? —pregunto Danielle con voz seca—. Maldita sea, Francine, ?adonde vais?

—No lo se —respondio francamente Francine—. Arthur esta a cargo de eso.

—?Estais todos locos? —pregunto Danielle.

—Oh, vamos, Danny —dijo Grant.

—He estado despierta toda la noche intentando pensar en todo esto. ?Por que os marchais ahora? ?Por que? —Estaba al borde de la histeria—. Algo esta pasando. Algo con el gobierno. ?Es por eso por lo que estais aqui? ?Vais a abandonarnos a todos, a dejarnos morir!

Arthur sintio que se le desplomaba el corazon. Era posible que estuviera muy cerca de la verdad. Toda aquella excitacion parecia vaciarle.

—Tenemos que ir a la ciudad hoy —dijo—. Tengo algunos asuntos que arreglar alli, y Marty y Francine tienen que venir conmigo.

—?Podemos venir nosotros tambien? —pregunto Danielle—. Todos nosotros. Somos una familia. Me sentiria mucho mejor si fueramos todos juntos.

Francine le miro, con los ojos llenos de lagrimas. El labio inferior de Marty temblaba, y Becky permanecia al lado de su madre, un brazo rodeandola, confusa, en silencio.

—No —dijo Grant.

Danielle volvio bruscamente la cabeza hacia el.

—?Que?

—No. No nos dejemos dominar por el panico. Arthur tiene trabajo que hacer. Si es trabajo para el gobierno, estupendo. Pero en esta casa no vamos a dejarnos dominar por el panico si yo tengo algo que decir.

—Estan yendo a alguna parte —dijo suavemente Danielle.

Grant acepto aquello con una breve inclinacion de cabeza.

—Quiza si. Pero nosotros no tenemos nada que ver con ello.

—Eso es malditamente razonable para ti —dijo Danielle—. Nosotros somos tu maldita familia. ?Que estas haciendo tu por nosotros?

Grant busco el rostro de Arthur, y Arthur capto su confusion y su miedo y su determinacion de no dejar que las cosas escaparan a su control.

—Estoy manteniendonos en nuestra casa —dijo—, y estoy intentando hacerlo de una forma digna y civilizada.

—Dignidad —dijo Danielle. Arrojo bruscamente al suelo su taza de cafe y salio corriendo de la cocina. Becky se quedo inmovil en su sitio y sollozo silenciosa y dolorosamente.

—Papa —dijo, entre espasmo y espasmo.

—Solo es una discusion —le dijo Grant. Se arrodillo a su lado y rodeo sus hombros con un brazo—. Todo va bien.

Arthur, sintiendose como un automata, recogio sus cosas del cuarto de bano y el dormitorio. Francine fue en busca de su hermana en el dormitorio principal e intento tranquilizarla.

Grant detuvo a Arthur en el camino. La niebla matutina colgaba aun densa en las colinas, y el sol era tras ella una promesa de amarillento calor. Unos cuantos palomos cantaban su dulce, nostalgica y estupida cancion detras de los setos.

—?Sigues trabajando para el gobierno? —pregunto.

—No —dijo Arthur.

—?No te estan llevando a Cheyenne Mountain o algun sitio asi? ?No te ponen a bordo de un transbordador espacial?

—No —dijo Arthur, sintiendo un hormigueo. ?Que es lo que esperas que ocurra…? ?Algo no demasiado lejos de lo que Grant esta suponiendo?

—?Vas a volver esta noche? ?Solo vas a ir a la ciudad y luego… volveras?

Arthur agito negativamente la cabeza.

—No lo creo —dijo.

—?Vas a seguir conduciendo, yendo hacia delante… hasta que ocurra?

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