—El Huesped parece hallarse libre de agentes biologicos, ?no? —pregunto Rotterjack.
—Hasta ahora si —dijo el general Fulton—. Seguimos haciendo pruebas.
—En pocas palabras, las cosas no estan ocurriendo de la manera que pensabamos que ocurririan —dijo Crockerman—. Nada de mensajes distantes en Puerto Rico, nada de platillos volantes flotando en nuestro cielo, nada de balas de canon cayendo en el quinto infierno y unos seres como pulpos empezando a salir de ellas.
Arthur agito negativamente la cabeza, sonriendo. Crockerman tenia la habilidad de suscitar respeto y afecto de aquellos que tenia a su alrededor. El presidente fruncio una gruesa y oscura ceja primero a Harry, luego a Arthur, despues brevemente a McClennan.
—Pero
—Si, senor —dijo Fulton.
—La senora Crockerman me dijo que este iba a ser el encuentro mas importante de mi vida. Se que tiene razon. Pero estoy asustado, caballeros. Necesitare su ayuda para superar esto. Para que todos lo superemos. Porque vamos a superarlo, ?verdad?
—Si, senor —dijo hoscamente Rotterjack.
Nadie mas respondio.
—Estoy listo, general. —El presidente se sento erguido en su silla y contemplo fijamente la oscura ventana. Fulton hizo una sena con la cabeza al oficial de servicio.
La cortina se abrio.
El Huesped estaba de pie al lado de la mesa, al parecer en la misma posicion que cuando Arthur y Harry lo dejaron el dia antes.
—Hola —dijo Crockerman, el rostro ceniciento a la escasa luz de la habitacion. El Huesped, con su vision muy sensible a la luz, quiza podia verles mas claramente de lo que ellos podian verle a el.
—Hola —respondio.
—Me llamo William Crockerman. Soy el presidente de los Estados Unidos de America, la nacion en la que aterrizo usted. ?Tienen naciones alla donde vive?
El Huesped no respondio. Crockerman miro a Arthur.
—?Puede oirme?
—Si, senor presidente —dijo Arthur.
—?Tienen naciones alla donde vive usted? —repitio Crockerman.
—Tiene que formular usted las preguntas importantes. Me estoy muriendo.
El presidente se echo instintivamente hacia atras. Fulton avanzo unos pasos como si estuviera a punto de hacerse cargo de las cosas, despejar la habitacion, proteger el Huesped de cualquier futura tension, pero Rotterjack apoyo una mano en su pecho y agito la cabeza.
—?Tiene usted algun nombre? —pregunto el presidente.
—No en el idioma de ustedes. Mi nombre es quimico y va delante de mi entre los de mi raza.
—?Tiene usted familia dentro de la nave?
—Somos una familia. Todos los demas de nuestra raza estan muertos.
Crockerman estaba sudando. Sus ojos se clavaron en el rostro del Huesped, en los tres ojos amarillo dorados que le miraban sin parpadear.
—Les ha dicho usted a mis colegas, nuestros cientificos, que esta nave es un arma y que destruira la Tierra.
—No es un arma. Es una madre de nuevas naves. Devorara su mundo y hara nuevas naves para viajar a otras partes.
—No comprendo esto. ?Puede explicarlo?
—Formule buenas preguntas —pidio el Huesped.
—?Que le ocurrio a su mundo? —dijo Crockerman sin vacilar. Habia leido ya el informe de la conversacion de Gordon y Feinman con el Huesped sobre este tema, pero obviamente deseaba oirlo de nuevo con sus propios oidos.
—No puedo dar el nombre de mi mundo, o donde estaba en su cielo. Hemos perdido el rastro del tiempo transcurrido desde que lo abandonamos. El recuerdo de nuestro mundo se borra en el largo y frio sueno. Las primeras naves llegaron y se ocultaron dentro de las masas de hielo que llenaban los valles de un continente. Tomaron lo que necesitaban de esas masas de hielo, y partes de ellas se abrieron camino dentro del mundo. No sabiamos lo que estaba ocurriendo. En los ultimos tiempos esta nave, recien construida, aparecio en medio de una ciudad, y no se movio. Se hicieron planes mientras el planeta temblaba. Habiamos salido ya al espacio, incluso entre planetas, pero no habiamos encontrado ninguno que nos atrajera, asi que nos habiamos quedado en nuestro mundo. Sabiamos como sobrevivir en el espacio, incluso durante largos periodos de tiempo, y construimos un hogar dentro de la nave, creyendo que partiria antes del final. La nave no nos aviso. Partio antes de que las armas convirtieran nuestro mundo en roca fundida y agua gaseosa, y se nos llevo con ella, dentro. No vive nadie mas, que sepamos.
Crockerman asintio una vez y cruzo las manos sobre sus rodillas.
—?Que aspecto tenia su mundo?
—Parecido a este. Mas hielo, una estrella mas pequena. Muy como yo, no en forma sino en pensamiento. Nuestra raza era multiforme, algunos nadando en los frios mares fundidos, otros como yo caminando sobre tierra firme, algunos volando, algunos viviendo en el hielo. Todos los pensamientos iguales. Hace miles de tiempos, moldeamos la vida segun nuestros deseos y vivimos felices. El aire era intenso y lleno con los aromas de la raza. Por todas partes del mundo, incluso en los lejanos territorios de hielo grueso, podias oler primos y ninos.
Arthur sintio una opresion en su garganta. La mejilla de Crockerman estaba humeda con una sola lagrima. No la seco.
—?Le dijeron por que fue destruido su mundo?
—No hablaron con nosotros —dijo el Huesped—. Supusimos que las maquinas eran devoradores de mundos, y que no estaban vivas, solo eran maquinas sin olor, pero con pensamientos.
—?No acudieron robots a hablar con ustedes?
—Tengo dificultades de idioma.
—Maquinas mas pequenas —intento explicar Rotterjack—. Que hablaran con ustedes, que les enganaran.
—No maquinas mas pequenas —dijo el Huesped.
Crockerman inspiro profundamente y cerro por un momento los ojos.
—?Tiene usted hijos? —pregunto.
—A mi raza no le estaba permitido tener hijos. Tenia primos.
—?Dejo algun tipo de familia detras?
—Si. Primos y maestros. Hermanos de hielo por union de mando.
Crockerman agito la cabeza. Aquello no significaba nada para el; de hecho, significaba muy poco para cualquiera en la habitacion. Mucho de aquello deberia ser dilucidado mas tarde, a traves de muchas mas preguntas…, si el Huesped vivia lo suficiente para responderlas todas.
—?Y aprendio usted a hablar nuestro idioma escuchando nuestras emisiones?
—Si. Sus residuos atrajeron a las maquinas hasta ustedes. Escuchamos lo que las maquinas estaban reuniendo.
Harry garabateaba furiosamente, con su lapiz emitiendo rapidos y raspantes sonidos contra el bloc.
—?Por que no intento sabotear la maquina…, destruirla? —pregunto Rotterjack.
—Si hubiera sido capaz de hacer eso, la maquina nunca nos hubiera aceptado a bordo.
—Arrogancia —dijo Arthur, tensando la mandibula—. Una increible arrogancia.
—Nos ha dicho usted que estaban dormidos, hibernando —senalo Rotterjack—. ?Como pudieron estudiar nuestro idioma y dormir al mismo tiempo?
El Huesped permanecio inmovil, sin responder.
—Se hizo —murmuro finalmente.
—?Cuantos idiomas conoce? —pregunto Harry, con el lapiz momentaneamente inmovil.
—Hablo el ingles. Otros, aun dentro, hablan el ruso, el chino, el frances.
—Esas preguntas no parecen terriblemente importantes —dijo suavemente Crockerman—. Tengo la sensacion como si hubiera caido una pesadilla sobre todos nosotros. ?A quien puedo culpar por ello? —Miro a su