Crockerman estrecho la mano del doctor y reviso lentamente el laboratorio.
—Un testigo civil mas, y hubieran tenido que colocarlo con los militares, ?no? —pregunto a Phan.
—Si, senor —dijo Phan—. No estaba planeado el encarcelar ciudades enteras. —Aquello era evidentemente un desmanado intento de humor, pero el presidente no estaba en vena.
—En realidad —murmuro Crockerman—, esto no es en absoluto divertido.
—No, senor —dijo Phan, mohino.
Arthur acudio en su rescate.
—No hubieramos podido pedir mejores instalaciones, senor presidente —dijo. Crockerman se habia estado comportando extranamente desde la reunion con el Huesped. Arthur estaba preocupado; aquella conversacion les habia alterado a todos a un nivel profundamente psicologico, pero Crockerman parecia haberselo tomado particularmente en serio.
—?Pueden oirnos? —pregunto Crockerman, senalando con la cabeza hacia las cuatro cortinas de acero.
—Todavia no, senor —dijo Phan.
—Bien. Me gustaria poner un poco en orden mis pensamientos, especialmente antes de hablar con la hija de la senora Morgan. Otto, quiero decir el senor Lehrman, se ha retrasado a causa de sus obligaciones en Europa, pero el senor Rotterjack ya le ha puesto al corriente de lo que hemos oido hasta ahora.
Lehrman suspiro suave pero elocuentemente y asintio. Arthur habia oido muchas cosas sobre Lehrman…, su ascension desde magnate de los microchips a jefe del Consejo de Relaciones Industriales del presidente y, solo dos meses antes, su confirmacion como secretario de Defensa, reemplazando al nominado por Hampton, mas halcon. Parecia un gemelo filosofico de Crockerman.
—Tengo una pregunta para el senor Gordon —dijo Lehrman. Miro a Arthur y a Harry, de pie uno al lado del otro cerca del protegido banco de trabajo de microbiologia del laboratorio.
—Adelante, pregunte —dijo Arthur.
—?Cuando autorizara usted una investigacion militar de la Caldera?
—No lo se —dijo Arthur.
—Es su departamento, Arthur —dijo el presidente en voz baja—. Usted toma la decision.
—Nadie me habia planteado todavia el asunto hasta ahora —dijo Arthur—. ?Que tipo de investigacion tiene en mente?
—Me gustaria descubrir los puntos debiles del lugar.
—Ni siquiera sabemos lo que es —senalo Harry.
Lehrman agito la cabeza.
—Todo el mundo supone que se trata de una nave espacial camuflada. ?No esta usted de acuerdo con ello?
—Ni estoy de acuerdo ni dejo de estarlo. Simplemente, no lo se —respondio Harry.
—Caballeros —murmuro Arthur—, creo que este no es exactamente el momento. Discutiremos el asunto despues de que el presidente haya hablado con los cuatro testigos y todos hayamos visto el lugar.
Lehrman lo acepto con una inclinacion de cabeza e hizo un gesto para que continuaran. El general Fulton entro en el laboratorio con un grueso fajo de papeles en un sobre manila y se sento a un lado, sin decir nada.
—De acuerdo —dijo Crockerman—. Echemosles una mirada.
La voz de Eunice le llego a Edward a traves del altavoz de su intercom:
—Amigos, van a conocer ahora al presidente. —Con un hueco sonido zumbante, la cubierta de la ventana se deslizo hacia abajo penetrando en la pared y revelando un panel transparente de unos dos metros de ancho por uno de alto. Al otro lado de la gruesa capa doble de cristal Edward vio al presidente Crockerman, a dos hombres que no reconocio, y varios otros rostros que recordaba vagamente de la television.
—Disculpen mi intromision, caballeros, senorita Morgan —dijo Crockerman, con una ligera inclinacion de cabeza—. Creo que nos conocemos mutuamente, aunque no hayamos sido formalmente presentados. Este es el senor Lehrman, mi secretario de Defensa, y este el senor Rotterjack, mi asesor cientifico. ?Conocen ya a los senores Arthur Gordon y Harry Feinman? ?No? Se hallan a cargo del equipo presidencial que investiga lo que ustedes descubrieron. Sospecho que tienen algunas quejas que hacerme al respecto.
—Encantado de conocerle, senor —dijo Minelli. Crockerman cambio su angulo de vision. Edward se dio cuenta de que todos ellos daban al laboratorio central. En la ventana mas alejada, en el lado opuesto de la curvada pared, pudo ver a Stella Morgan, su rostro palido a la luz fluorescente.
—Estrecharia sus manos si pudiera. Ha sido duro para todos los implicados, pero se que ha sido especialmente duro para ustedes.
Edward murmuro algo parecido a un asentimiento.
—Desconocemos cual es nuestra situacion, senor presidente.
—Bien, me han dicho que no corren ustedes ningun peligro. Que no tienen ningun…, esto, germen espacial. Sere franco con ustedes; de hecho…, probablemente se hallen ustedes aqui mas por razones de seguridad que por su propia salud.
Edward pudo ver por que Crockerman era llamado el mas encantador de los presidentes desde Ronald Reagan. Su combinacion de dignificada buena presencia y modales abiertos —por ilusorios que fueran esos ultimos— podia conseguir que incluso Edward se sintiera mejor.
—Estamos preocupados por nuestras familias —dijo Stella.
—Creo que han sido informadas de que se hallan ustedes sanos y salvos —indico Crockerman—. ?No es asi, general Fulton?
—Si, senor.
—La madre de la senorita Morgan, sin embargo, nos ha dado algunos problemas —anadio Crockerman.
—Bien —fue el unico comentario de Stella.
—Senor Shaw, tambien hemos informado a la Universidad de Texas acerca de usted y sus estudiantes.
—Somos profesores ayudantes, senor presidente, no estudiantes —dijo Reslaw—. No he recibido ningun correo de mi familia. ?Puede decirme por que?
Crockerman miro a Fulton en busca de una respuesta.
—No le han enviado ningun correo —dijo Fulton—. No tenemos control sobre eso.
—Solo deseaba detenerme un momento para decirles que no han sido ustedes olvidados, y que no van a permanecer encerrados aqui siempre. El coronel Phan me informa que si no se descubre ningun germen dentro de unas pocas semanas mas, no habra ninguna razon para seguir reteniendoles aqui. Y por entonces…, bien, es dificil decir que sera secreto y que no.
Harry miro a Arthur, con una ceja ligeramente alzada.
—Tengo una pregunta, senor —dijo Edward.
—?Si?
—La criatura que hallamos…
—La llamamos el Huesped, supongo que ya lo sabra —interrumpio Crockerman con una debil sonrisa.
—Si, senor. Dijo que traia malas noticias. ?Que quiso decir con eso? ?Se han comunicado ya con ella?
El rostro de Crockerman se volvio ceniciento.
—Me temo que no estoy autorizado a decirles lo que ocurre con el Huesped. Se que es irritante, pero incluso yo tengo que bailar al son de la musica que toca el flautista. Ahora tengo una pregunta para ustedes. Fueron los primeros en descubrir la roca, el cono de escoria. ?Que fue lo que primero les llamo la atencion de el? Necesito impresiones.
—Edward penso que resultaba extrano antes de que nosotros nos dieramos cuenta de nada —dijo Minelli.
—Yo nunca llegue a verlo —anadio Stella.
—Senor Shaw, ?que le llamo mas la atencion?
—Supongo que el hecho de que no constaba en nuestros mapas —respondio Edward—. Y despues de esto, que estaba… yermo. Parecia nuevo. No habia plantas, ni insectos, ni inscripciones, antiguas o nuevas. Ni una lata de cerveza.