relativa a la nave espacial como imagino que se siente usted, senor…, senor…
—?Que recomienda
—En realidad, dudo que podamos.
—Asi que
Reuben temblaba de excitacion.
Escucho atentamente, intentando captar algun indicio. Al terminar el programa, tenia una idea bastante aproximada de por donde empezar.
A la manana siguiente, al amanecer, Reuben se detuvo en la puerta del dormitorio de sus padres, de su padre. Su padre le miro desde la cama, parpadeando a la anaranjada luz del pasillo detras de la silueta de su hijo.
—Tengo que irme, papa.
—?Asi, tan de pronto?
Reuben asintio.
—Es importante.
—?Encontraste un trabajo?
Reuben dudo, luego asintio de nuevo.
—?Llamaras?
—Por supuesto que llamare —dijo Reuben.
—Eres mi hijo, el hijo de mama, siempre. Recuerda eso. Haz que nos sintamos orgullosos.
—Si, senor. —Reuben se acerco a la cama y abrazo a su padre, y se sorprendio de nuevo ante lo ligero y fragil que parecia. Hacia unos anos, su padre habia parecido un musculoso gigante a los ojos de Reuben.
—Buena suerte —dijo su padre.
Reuben se echo encima un impermeable y salio al helado frio de primera hora de la manana, sus botas crujiendo y resbalando en los helados escalones. En un profundo bolsillo lateral, la arana de metal permanecia apretadamente enrollada sobre si misma, como un rompecabezas sin desarmar. En el otro bolsillo tintineaban doscientos dolares en billetes y monedas.
—Adios, mama —susurro a la cerrada puerta.
36
La tarde habia sido agotadora, y las primeras horas de la noche mostraban signos de serlo aun mas. Samshow habia asistido ya a la presentacion publica de dos informes en salas llenas la mitad de geologos y la otra mitad de corresponsales y camaras de television, esperanzados siempre de descubrir nuevas revelaciones. Lo que obtenian en su mayor parte era presentaciones tecnicas sobre el descubrimiento de nuevos recursos, migracion de menas metalicas en la corteza profunda, y discusiones acerca de localizar pruebas nucleares subterraneas en el Oriente Medio.
Samshow abandono la ultima presentacion y se dirigio hacia los espaciosos servicios de caballeros, pulcramente embaldosados en blanco, del St. Francis.
Contemplo su propia imagen en el espejo. Dos hombres jovenes con trajes de calle, el pelo muy corto, el rostro tan apuradamente afeitado que parecian adolescentes imberbes, tomaron posicion en los urinarios.
—Esta lectura del oxigeno me preocupa malditamente —dijo uno de ellos.
—No solo a ti —dijo el otro.
—No hay ningun lugar de donde pueda proceder. Un incremento de un uno por ciento. —Agito la cabeza mientras se subia la cremallera—. Mas de eso, y acabaremos todos borrachos.
Se reunio con Kemp y Post y se dirigieron al ascensor, apretandose al lado de cuatro desconcertados turistas de edad madura y dos geologos de mediana edad vestidos con tejanos y viejos sueters. Arthur Gordon habia llegado demasiado tarde el sabado para asistir a su primera reunion prevista. Los habia invitado a que subieran a su habitacion a las siete, para hablar y quiza ir juntos a cenar mas tarde.
La habitacion del hotel era pequena. Post y Kemp se sentaron en la cama, dejando las dos sillas para Samshow y Gordon. Arthur estrecho firmemente la mano de Samshow y le ofrecio agua fria. Mientras llenaba el vaso en el cuarto de bano, pregunto:
—?Hay algun consenso acerca de ese objeto que supuestamente se ha enterrado en la corteza terrestre?
Se volvio y le tendio el vaso a Samshow.
—Ninguno —dijo Post. Samshow lo confirmo con un gesto de su cabeza.
—Quiza no haya consenso, pero nadie duda que hay algo ahi —senalo Kemp.
—?Esta usted convencido de que su avistamiento del meteoro y los fenomenos sismicos se hallan relacionados? —pregunto Arthur a Samshow.
—Supongo que si —respondio Samshow—. Los fenomenos que predijimos en America del Sur se produjeron.
—Y el objeto sigue haciendo ruido.
—Hable con las estaciones de mi compania en Manila y Adak esta manana —dijo Kemp—. Sigue grunendo como un viejo oso.
—?No se debilitan los sonidos?
—Creemos que si. Nuestras mediciones no son tan precisas como para que podamos estar seguros por el momento.
Post extrajo un bloc de notas electronico de su bolsillo.
—Eso se debe probablemente a la deceleracion producida por la friccion.
—?Y el segundo objeto…? —insistio Arthur.
Alguien llamo a la puerta.
—Probablemente sea Sand —dijo Samshow. Post se levanto para abrir la puerta.
Sand entro llevando un grueso fajo de papeles de impresora de ordenador.
—Los Sistemas Oceanicos de la Marina acaban de enviar esto. Los saque por la impresora de la conferencia despues de haber establecido comunicacion con sus bancos de datos. —Deposito las hojas sobre la mesa—. Hay media docena de tipos abajo que no pueden esperar a echarles un vistazo, pero puesto que el senor Gordon hizo los arreglos necesarios, pense que el debia ser el primero. Tambien he obtenido mas datos sobre las cifras del oxigeno, y Coomaraswami, en Sri Lanka, ha distribuido un informe sobre… —extrajo un fajo de copias de su maletin y las paso a los demas—, sobre la reduccion del nivel medio del mar.
—Jesus —dijo Samshow. Tomo una copia y la reviso rapidamente—. Jesucristo.
Arthur sopeso las copias de impresora y fruncio los labios.
—?Que hay acerca del segundo objeto? —pregunto de nuevo.
—En realidad, esta… —Sand, de pie junto a la silla del otro, fue pasando rapidamente las hojas—. Exactamente aqui. Analisis de las ondas de los microsismos. Hay dos objetos, orbitando el uno en torno al otro en el centro de la Tierra…, dentro del manto y los nucleos interno y externo. Estan disminuyendo su velocidad a razon de un uno por ciento diario…, y —dijo Sand, casi triunfante— los superordenadores del UCSD han duplicado los efectos utilizando varios modelos distintos. El mejor modelo requiere un objeto de menos de unos cuantos centimetros de ancho, muy largo, centenares de metros, y viajando entre los dos y los tres kilometros por segundo.
—?Que
Nadie respondio.
—Finalmente, debido a la friccion, los dos objetos se inmovilizaran en el centro, exactamente uno al lado de otro, ?correcto? —pregunto Arthur.
—Inevitablemente —dijo Sand.