Siempre habia sido un poco romantico. Para permanecer durante tanto tiempo en el periodismo, uno tenia que creer secretamente en acontecimientos llenos de dramatismo y significacion, momentos claves, puntos cruciales en la historia. Estaba empezando a temblar de excitacion.
—?Puede venir al hotel? —pregunto.
—Si, puedo tomar un taxi.
—Nos encontraremos en el vestibulo. Voy a ser muy cuidadoso, ?entiende? Estare en medio de mucha gente. —Espero que el vestibulo estuviera atestado—. ?Como le reconocere?
—Soy alto, como un jugador de baloncesto. Soy negro. Llevare un viejo chaqueton del ejercito, verde.
—De acuerdo —dijo Hicks—. ?Dentro de una hora?
—Estare ahi.
PERSPECTIVA
Anchor: Estamos preguntandole a la gente que piensa de la proclamacion del presidente.
Hombre de mediana edad
Anchor: Disculpe, estamos preguntandole a la gente que piensa acerca de la afirmacion del presidente de que la Tierra va a ser destruida.
Mujer joven: Esta loco, y deberian echarlo de su cargo. No existen esas cosas de las que habla.
Anchor: De pie aqui, a la sombra de una gigantesca nave espacial invasora, con sus armas apuntando a la multitud, ?como puede usted estar segura?
Mujer joven: Porque soy instruida, maldita sea. Esta loco, y tendrian que echarlo del cargo.
Anchor
Muchacho adolescente: Me asusta.
Anchor: ?Eso es todo?
Muchacho adolescente: ?Acaso no es suficiente?
41
Lo que Arthur vio en la cama era casi un fantasma: unos brazos delgados y palidos sobre el cobertor, un rostro hinchado, un tubo de oxigeno translucido, verde palido, penetrando en su nariz, medicamentos destilando lentamente en su brazo controlados por una pequena caja azul con una pequena pantalla visora.
Su mas viejo y querido amigo se habia convertido en un arrugado anciano. Incluso los ojos de Harry estaban apagados, y el apreton de su mano fue debil.
Habian colocado una mampara de separacion con una cortina entre la cama de Harry y la del otro ocupante de la habitacion, un paciente del corazon que se paso durmiendo toda la visita de Arthur.
Ithaca estaba sentada en una silla a la derecha de Arthur, el rostro tensamente controlado pero los ojos rodeados por el enrojecimiento de no dormir, el pelo atado en un mono. Llevaba una blusa blanca y una falda, con un jersey marron rojizo. Arthur sabia que nunca se vestiria de negro; ni siquiera para el funeral de Harry.
—Me alegra que hayas venido —dijo roncamente Harry, con una voz que era apenas un suspiro.
—No crei que fuera tan pronto —dijo Arthur.
—Las bolitas magicas fallaron su blanco. —Se encogio ligeramente de hombros—. Informe de la situacion: cobre el dinero, pero, ?quien me robo mi bolsa de patatas?
Simplemente hablar cansaba ahora a Harry. Cerro los ojos y solto la mano de Arthur, retirandola lentamente hasta dejarla caer sobre las mantas.
—Dime que esta ocurriendo en el mundo real. ?Alguna esperanza?
Arthur le hablo de la conferencia y de los objetos dentro de la Tierra.
Harry escucho intensamente.
—Ithaca me lee los periodicos…, y veo la television —dijo cuando Arthur hubo terminado—. Mi ensayo ya esta completo…, lo acabe hace dos dias. Dictado. Esta en cinta. —Senalo hacia una grabadora portatil sobre la mesilla de noche—. Fue una suerte. Ahora ya no puedo concentrarme. Demasiadas… subidas y bajadas. Son unos hijos de puta. Ya no podemos echarlos…, como yo no puedo curarme, ?verdad?
—Sospecho que no —dijo Arthur.
—Todos los hombres del rey. —Tamborileo suavemente con los dedos sobre la cama—. ?Hay alguien dispuesto… a matar al capitan Cook?
Arthur sonrio, sintiendo que le tironeaba un musculo de la mejilla.
—Esperemoslo. Esperemos que si. —Harry volvio la cabeza hacia un lado, contemplando un poster enmarcado de unas secoyas a la izquierda de la ventana—. El ensayo es solo para ti. No quiero que sea publicado. No es mi mejor obra. Usalo… como creas conveniente. —Cerro los ojos—. A veces no se si estoy sonando o no. Desearia estar sonando ahora.
Arthur se volvio hacia Ithaca.
—Harry y yo tenemos que hablar a solas; solo seran unos minutos.
—De acuerdo —dijo Ithaca, con resentimiento apenas disimulado. Se puso en pie y se dirigio al pasillo.
—?Algo jugoso? —pregunto Harry, abriendo de nuevo los ojos.
—?Recuerdas cuando teniamos once anos, y te hice aquella mala jugada?
—?Cual de ellas? —pregunto Harry.
—Te dije que un hombre del espacio se habia apoderado de mi cuerpo. Que mi cuerpo estaba siendo usado para ayudar a investigar la Tierra.
—Jesus —dijo Harry, agitando la cabeza y sonriendo—. Lo habia olvidado. Realmente lo llevaste hasta sus ultimos extremos.
—Era un crio. Y la vida era tan aburrida.
—Te pasaste tres semanas actuando como un alienigena siempre que estabas cerca de mi. Haciendo todo tipo de preguntas extranas, hablandome de la vida en tu planeta.
—Nunca me disculpe por tomarte el pelo de aquella manera.
Harry alzo una mano.
—Me dijiste que habias rezado a Dios para que te dijera si yo era o no un hombre del espacio, y que Dios habia dicho…
—Dios me habia dicho que eras un fraude. —El rostro de Harry parecia casi saludable ahora, con el regreso de los recuerdos—. Por aquel entonces yo no era mas que un pequeno teologo rampante. Asi que tu lo dejaste correr.
Arthur asintio.
—Dije que iba a marcharme, y que nunca volveria…, el alienigena que habia dentro de mi, quiero decir. Y eso hice.
—Luego te negaste a reconocer que jamas hubieras actuado como un alienigena. Todos tus recuerdos habian sido borrados. Vaya bribon.
—Nuestra amistad sobrevivio. Eso me sorprendio un poco, anos mas tarde, cuando pense en ello…
—Nunca te hubiera creido si no hubiera deseado hacerlo. Como tu has dicho, la vida era muy aburrida.
Arthur contemplo los flacos brazos de Harry.
