sus propios esquemas. Esto toma mucho, mucho tiempo, pero finalmente encuentra una forma de reproducirse. Desarrolla una estrategia reproductora.
»El planetismo ha hallado formas de utilizar mas y mas de sus materias primas y area superficial. Domina los oceanos, luego disemina plantas y animales para conquistar los continentes yermos. Esas plantas y animales se convierten de alguna forma en especialmente adaptados para la vida en tierra firme. Sospecho que la mayor parte de todo esto es fruto del azar, pero me siento demasiado debil para examinar ahora este aspecto. Es irrelevante para mi esquema.
»Ahora, despues de muchas eras, los humanos estan aqui, y no lo estamos haciendo demasiado mal. Hemos conseguido un organo tan importante como las piernas de un anfibio…, un cerebro altamente desarrollado. De pronto, Gaia empieza a ser consciente de si misma, y mira hacia fuera. Desarrolla ojos que pueden mirar hasta muy lejos en el espacio, y empieza a comprender el entorno que debe conquistar. Esta alcanzando la pubertad. Pronto va a reproducirse.
»Se que ya vas muy por delante de mi ahora. Estas diciendo: “Eso significa que los seres humanos son las gonadas de la Tierra.” Y yo estoy diciendo eso mismo, pero la analogia, en el mejor de los casos, es debil. A su debido tiempo, Gaia sacrificara probablemente todo lo que hay en la Tierra —todos sus ecosistemas— para promocionar los seres humanos. Porque somos mas que gonadas. Somos los fabricantes de esporas y semillas, somos los que comprenden que es Gaia, y pronto sabremos como hacer que otros mundos nazcan a la vida. Llevaremos la informacion biologica de Gaia al espacio, en naves espaciales.
»?Sabes?, esta idea plantea gran cantidad de problemas en perspectiva. Gaia nos ha alimentado, pero tambien nos ha aguijoneado, y a veces nos ha atormentado. Ha utilizado todos sus recursos para asegurarse de que no nos sintamos demasiado comodos. Las enfermedades que acostumbraban a ayudar a regular los ecosistemas se han convertido de pronto en estimulantes. Estamos trabajando intensamente para controlar todas las enfermedades que nos perjudican, y haciendo eso, comprendemos la propia vida, y empezamos a comprender a Gaia. De modo que Gaia utiliza las enfermedades para estimular e instruir. ?No crees que es una autentica coincidencia que, en el siglo XX, hayamos sido golpeados por tantos retrovirus y epidemias del sistema inmunologico? No podemos resolver esas epidemias sin comprender la vida al enesimo grado. Gaia nos esta regulando, se esta regulando a si misma, preparandose para la pubertad.
»Porque eso es lo que tiene que haber ocurrido. Gaia hubiera podido enviarnos fuera, y nosotros la hubieramos llevado con nosotros dentro de nuestras naves espaciales. Quiza hubieramos convertido la Tierra en algo no apto para la vida, y esa hubiera sido una razon mas para abandonar la vaina, porque ya estaba muerta y marchita. Pero eso hubiera sido natural. Quiza hubieramos conservado la Tierra y hubieramos salido al exterior. Es como el dilema de unos padres que o bien hacen que la vida de sus hijos sea un infierno para hacer que abandonen el nido, o bien los hijos tienen la suficiente iniciativa como para hacerlo por si mismos, liberarse. No es que conozca esos problemas de primera mano, como padre…, pero recuerdo haber sido hijo.
»Por supuesto, Gaia no es el unico planetismo. Probablemente hay miles de millones de otros, algunos de ellos parte de redes de simientes…, planetismos con padres. Algunos son independientes.
»Y cuando salen a la galaxia, encuentran competencia. De pronto pasan a formar parte de un sistema mucho mayor y mas complejo…, una ecologia galactica. Los planetismos y sus extensiones —las inteligencias, las civilizaciones tecnologicas— desarrollan entonces estrategias para competir, y para eliminar la competencia.
»Algunos planetismos toman la ruta evidente. Se aprovechan e intentan desarrollarse rapidamente. Son como parasitos, o jovenes enfermedades que han aprendido como vivir dentro de un anfitrion sin causar danos. Otros planetismos reaccionan buscando y destruyendo las extensiones de esos parasitos. Finalmente, supongo, si la propia galaxia ha de nacer a la vida —convertirse en un “galactismo”— va a tener que entretejer entre si las extensiones de todos sus planetismos, poner un orden en ellos. Asi pues, o bien los parasitos encajan y contribuyen, o son eliminados. Pero mientras tanto, ahi fuera es como una jungla.
»Me hablaste hace ya tiempo de Frank Drinkwater. Drinkwater, y otros como el, han sostenido durante anos que no existe otra vida inteligente en nuestra galaxia. Afirma que la falta de senales radiofonicas procedentes de distantes estrellas proporciona la prueba de eso. Tambien cree que la falta de maquinas von Neumann confirma que estamos solos. Era demasiado impaciente. Ahora, evidentemente, se ha demostrado que esta equivocado.
»Hemos permanecido perchados en nuestro arbol gorjeando como estupidos pajaros durante mas de un siglo, preguntandonos por que no contestaban otros pajaros. Los cielos galacticos estan llenos de halcones, ese es el porque. Los planetismos que no son lo bastante listos como para permanecer quietos son devorados.
»Creo que ya termino. Estoy demasiado cansado para desarrollar todo esto. Quiza tu ya hayas pensado en ello. Quiza puedas encontrarlo util, de todos modos.
»A veces has sido mi estimulo y mi acicate, Art. Gracias por ello. Eres mi amigo mas querido, y te aprecio profundamente.
»Cuida de Ithaca, tanto como lo necesite.
»Mi carino a Francine, y tambien a Marty.
»Espero y rezo para que lo consigas, aunque sea por mi vida, ahora no puedo imaginar como.»
Harry lo habia sabido, casi por instinto. Todavia seguia vivo, resistiendo en Los Angeles, demasiado debil para hacer mucho aparte de dormir. De pronto Arthur sintio panico ante el pensamiento de un mundo sin el. ?Que podria hacer? Ahora, mas que nunca, Harry era necesario…
—Art —dijo Francine. Intento relajarse y aparto su mirada del techo, posandola en el rostro de su esposa —. ?Estas pensando en Harry?
Asintio.
—Pero eso no es todo. —Sin pensar en las consecuencias, movido por un instinto que esperaba fuera tan bueno como el de Harry, habia llegado a una decision—. Esta ocurriendo algo grande —dijo—. Tenia miedo de decirtelo.
—?Puedes decirmelo? —pregunto ella, entrecerrando los ojos, como reluctante de escuchar. Ya habia bastante cambio, bastante confusion en las noticias sin que el le trajera mas.
—No es un secreto del gobierno —dijo el, sonriendo. Le conto lo del encuentro en el aeropuerto, la informacion en su cabeza, la formacion de la red. Lo derramo todo como un torrente, como una confesion, y se interrumpio solamente para dejar entrar a Gauge cuando el cachorro se puso a lloriquear miserablemente en el garaje.
Francine observo los ojos brillantes de su esposo y su rostro beatifico y se mordio los labios.
Cuando hubo terminado, Arthur se estremecio y se encogio bruscamente de hombros.
—Sueno completamente loco, ?verdad?
Ella asintio, con una lagrima resbalando por su mejilla.
—De acuerdo. Te mostrare algo muy extrano.
Se dirigio al armario cerrado con llave de la parte superior del vestibulo y bajo una caja de carton. En el dormitorio, abrio la tapa. Dentro de la caja, ante su sorpresa, habia no una sino dos aranas identicas, inmoviles, con sus verdes ojos lineales brillando. Francine retrocedio ante la caja abierta.
—No sabia que hubiera otra —dijo el.
—?Que son?
—Nuestros salvadores, creo —respondio Arthur.
?Podra salvarse ella?, pregunto la zumbante expectacion en su cabeza. Francine adelanto una mano para tocar las aranas, y el estuvo a punto de detenerla, advertirla, cuando se dio cuenta de que no importaba. Si ellas deseaban «poseerla», la nueva arana —hubiera venido de donde hubiera venido— ya la habria tomado. Vacilante, Francine toco una. No reacciono. Acaricio pensativa el cromado cuerpo. Las aranas movieron sus patas al unisono, y ella retiro rapidamente la mano. El movimiento se detuvo.
—Es como si estuvieran vivas —dijo.
—Creo que solo son maquinas muy complejas.
—Toman muestras, almacenan informacion, y… —Francine trago dificultosamente saliva y apreto los brazos contra su cuerpo. Empezo a temblar. Sus dientes castaneteaban—. Oh, Arthur…