cara recien afeitada.
– Es cierto. No creo que utilizara una barba postiza. Y, claro, no puede conseguir huellas porque no tenia manos.
– No, milord, y eso es, en cierto modo, una razon que podria confirmar que se trata de Cranton.
– Si, efectivamente, se trata de Cranton, supongo que vino a Fenchurch a por el collar, y se dejo crecer la barba para que no lo reconocieran los que lo habian visto en el juicio.
– Eso es.
– Y no vino antes porque primero queria dejarse la barba. Ademas, creo que debio recibir algun mensaje en los ultimos meses. Lo que no entiendo es su interes en
– Si, senor. Estuvo alli y menuda pelea tuvo con la senora Wilbraham despues del robo. El pobre sir Charles lo paso muy mal cuando el senor Edward le dijo a la senora Wilbraham que todo habia sido culpa de ella y, ademas, no estaba dispuesto a escuchar ni una sola palabra en contra de Deacon. Estaba seguro de que Elsie Bryant y Cranton lo habian montado todo. En mi opinion, no creo que la senora Wilbraham se hubiera disgustado tanto si no hubiera sido por todo lo que le dijo el senor Edward, pero era, es, una mujer muy obstinada, y cuanto mas juraba el que habia sido Elsie, mas juraba ella que habia sido Deacon. ?Sabe?, lo que ocurre es que Deacon habia llegado a casa de los Thorpe porque el senor Edward se lo habia recomendado a su padre y…
– ?En serio?
– Si, claro. En aquella epoca, el senor Edward trabajaba en Londres, era muy joven, solo tenia veintitres anos, y cuando se entero de que sir Charles buscaba mayordomo, le envio a Deacon para que lo viera.
– ?Y que sabia el de Deacon?
– Solo que hacia bien su tarea y que parecia listo. Deacon trabajaba de camarero en un club del que el senor Edward era socio, y se ve que un dia le menciono que queria probar suerte en el servicio privado, y asi es como al senor Edward se le ocurrio la idea. Y, logicamente, puesto que lo habia recomendado el, tenia que apoyarlo hasta el final. No se si lo habra conocido, milord, pero si lo ha hecho sabra que cualquier cosa que sea suya tiene que ser perfecta. Jamas ha cometido ningun error, segun el, y, claro, no era posible que se hubiera equivocado con Deacon.
– ?Ah, si? -dijo Wimsey-. Si que lo he conocido. Es un autentico imbecil. Aunque a veces es practico ser un imbecil. Es muy facil. Cinco minutos cada manana frente al espejo y pronto se adopta esa mirada ausente tan recomendable para todos los picaros, detectives y funcionarios. De todos modos, no hablemos mas del tio Edward. Volvamos a nuestro cadaver. El misterio esta en que si despues de todo Blundell es Cranton y vino por las esmeraldas, ?quien lo mato y por que?
– Bueno -respondio el policia-, supongamos que encontro las esmeraldas y que alguien le golpeo en la cabeza para quitarselas. ?Por que no podria haber sido asi?
– Pero no parece que lo golpearan en la cabeza.
– Eso es lo que dice el doctor Baines, pero no sabemos si tiene razon.
– No; pero, en cualquier caso, a este hombre lo mataron de alguna manera. ?Por que matarlo cuando ya lo tenian atado y podrian haberse ido con las esmeraldas sin asesinar a nadie?
– Para evitar que cantara. ?No diga nada! Se lo que va a decir: que Cranton no estaba en posicion de cantar. Pero si que lo estaba, ?no lo ve? Ya lo habian condenado por ese robo, y no le podian hacer nada mas por eso, y el solo tenia que acudir a nosotros y decirnos donde estaba el collar para salir ganando el. ?Ve su juego? Podria haberse hecho la victima castigada injustamente y decir: «Yo siempre les asegure que Deacon tenia el collar, asi que tan pronto como me fue posible volvi a Fenchurch a buscarlo y lo encontre y, naturalmente, iba a llevarlo directamente a la comisaria como un buen chico cuando Tom, Dick o Harry vino y se lo llevo. Asi que he venido aqui y se lo he explicado todo, de modo que cuando cojan a Tom, Dick o Harry y tengan el collar, espero que se acuerden que fui yo quien vino a explicarselo». Habria hecho esto, y lo unico que podriamos haber hecho nosotros con el habria sido arrestarlo por no denunciar su propio delito, y si nos hubiera dado las pistas para recuperar las esmeraldas, seguro que habria salido sin cargos, se lo aseguro. ?No! Cualquier persona que quisiera esas esmeraldas tendria que poner a Cranton en una situacion de la que no pudiera escapar con su labia. Esto esta claro. Pero si hablamos de quien fue, eso es otra cosa muy distinta.
– Pero ?como iba a saber esa persona que Cranton sabia donde estaba el collar? ?Y como lo sabia el, en cualquier caso? A menos que realmente lo tuviera el desde un principio y, en vez de llevarselo a Londres, lo escondiera en algun lugar de Fenchurch. A mi me parece que este razonamiento convertiria a Cranton en la oveja negra.
– Eso es cierto. ?Como lo sabria? No creo que nadie del pueblo le haya dado el chivatazo porque, de ser asi, se habrian quedado con el collar y no habrian esperado a que Cranton volviera. Ademas, Dios sabe que todos tuvieron bastante con lo que paso. Pero ?por que Cranton se separaria del botin?
– Por el revuelo que se organizo. No queria que lo pillaran con el collar encima. Quiza lo escondio en algun sitio cuando salio corriendo, con la intencion de volver mas tarde a recogerlo. Nunca se sabe. Aunque, cuanto mas miro estas fotografias, mas seguro estoy de que el hombre que me encontre el dia de Ano Nuevo era Cranton. Ademas, la descripcion oficial concuerda: el color de los ojos y todo lo demas. Y si el cadaver no es de Cranton, ?que ha sido de el?
– Otra vez volvemos a lo mismo -dijo el senor Blundell-. No creo que podamos hacer mucho mas hasta que tengamos los informes de Londres. Excepto, claro esta, investigar lo del entierro. Lo que me ha dicho del razonamiento de la senorita Thorpe, lo de las coronas y la nieve, creo que puede ser importante. ?Hablara usted con la senora Gates o prefiere que lo haga yo? Creo que seria mejor que usted fuera a hablar con el senor Ashton. Tiene una buena excusa para ir a verlo, porque si yo lo visito oficialmente, podemos poner sobre aviso a quien sea. Es un incordio que el cementerio este tan lejos del pueblo. Ni siquiera desde la vicaria se ve bien, con todos esos arbustos.
– Sin duda, el asesino lo tuvo en cuenta. Comisario, no se rompa la cabeza con esto. Sin dificultad no hay diversion.
– ?Diversion? -pregunto el comisario-. Bueno, milord, debe ser agradable ser usted. ?Que hay de Gates?
– Sera mejor que vaya usted a hablar con ella. Si la senorita Thorpe se va manana, dificilmente puedo presentarme alli sin parecer un entrometido. Ademas, no le caigo bien al senor Thorpe. Apostaria a que ha dejado una orden: «No tenemos informacion. Sin embargo, usted puede invocar a todos los terrores de la ley».
– No crea. Las normas de los jueces y las condenas. Pero lo intentare. Y luego esta…
– Si, esta Will Thoday.
– ?Ah! Pero si la senorita Thorpe tiene razon, es inocente. Estuvo enfermo en la cama desde Nochevieja hasta el 14 de enero. Eso seguro. Sin embargo, alguien de su casa pudo haber visto algo. Costara un poco sacarles algo. Ya saben lo que es el sabor del banquillo de los acusados y estoy seguro de que, cuando me vean, se asustaran.
– No tiene por que preocuparse. No los asustara mas de lo que ya lo estan. Vaya, leales la misa funeraria y observe como reaccionan.
– ?Oh! -dijo el comisario-. La religion no se me da demasiado bien, excepto los domingos. De acuerdo, me encargare de ellos. Quiza, si no menciono ese maldito collar… aunque claro, mi mente solo piensa en eso, y sera un milagro si no se me escapa.
Algo que demostraba que los policias, como los demas humanos, estan a merced de las preocupaciones de su subconsciente.
Cuarta parte