El arte de «esquivar» consiste en un movimiento retrogrado, o ir hacia atras para salir del trayecto de una campana…

La veras esquivar una campana y pasar por delante de otra alternativamente durante todo el carrillon.

Troyte

– Y bien, senora -dijo el comisario Blundell.

– ?Y bien, agente? -respondio la senora Gates.

Se dice, no se si con mucha razon, que los anglicanos sencillos consideran «agente» una forma mas educada de dirigirse a un policia que «senor» o incluso «policia», mientras que otras personas, de la escuela de pensamiento Disraeli, afirman que no se toman a mal un inmerecido «sargento». Sin embargo, cuando una senora muy bien educada con un impoluto vestido gris y unos impolutos ojos grises se dirige a un comisario veterano como «agente», el efecto no es tranquilizador, ni pretende serlo. En tal caso, segun penso el senor Blundell, sencillamente podria haber enviado a un inspector de paisano que hubiera hecho el trabajo igual que el.

– Senora -dijo el comisario-, le agradezco mucho que me atienda tan amablemente respecto a este pequeno asunto.

– ?Pequeno asunto? -respondio la senora Gates-. ?Desde cuando el asesinato y el sacrilegio se consideran pequenos asuntos en Leamholt? Teniendo en cuenta que en los ultimos veinte anos solo ha tratado con unos cuantos trabajadores borrachos en el dia de mercado, parece que se toma sus nuevas responsabilidades muy a la ligera. Creo que su deber seria avisar a Scotland Yard pero, claro, como lo mantiene la aristocracia, se cree muy competente para ocuparse de cualquier cosa que se llame crimen.

– Senora, no es mi obligacion avisar de nada a Scotland Yard. Eso es decision del jefe de policia.

– ?De verdad? -pregunto ella, en absoluto desconcertada-. Entonces, ?por que no se encarga el en persona del caso? Preferiria hablar directamente con el.

El comisario, paciente, le explico que el interrogatorio de testigos no era, estrictamente hablando, un deber del jefe de policia.

– Y ?por que se supone que yo soy un testigo? No se nada acerca de esos desgraciados acontecimientos.

– Estoy seguro, senora. Sin embargo, necesitamos una informacion sobre la tumba de lady Thorpe y hemos pensado que una mujer con su vision detallista podria ayudarnos.

– ?De que modo?

– Por una informacion que hemos recibido, parece probable que el acto atroz de profanar la tumba se cometiera muy poco tiempo despues de enterrarla. Tengo entendido que usted visitaba a menudo su tumba…

– ?En serio? ?Quien se lo ha dicho?

– Hemos recibido esa informacion, senora.

– De acuerdo pero ?de quien?

– Normalmente utilizamos este sistema anonimo, senora -dijo el senor Blundell, que tenia la ligera sensacion de que mencionar el nombre de Hilary solo empeoraria las cosas-. Entonces, es cierto, ?verdad?

– ?Por que no iba a ser cierto? Los muertos se merecen, aun en estos tiempos, un poco de respeto.

– Me parece muy loable, senora. ?Puede decirme si, en alguna de las ocasiones en que visito la tumba de lady Thorpe, las coronas estaban como si alguien las hubiera tocado o si habian removido la tierra o algo asi?

– No. A menos que se refiera al comportamiento extremadamente maleducado y vulgar de la senora Coppins. Teniendo en cuenta que es de esos protestantes que se mantienen al margen de la Iglesia anglicana, no se ni como se atrevio a pisar el cementerio. Y la corona era de un gusto horrible. Supongo que le dieron permiso para enviar una si queria, por los grandes y numerosos favores que siempre habia recibido de la familia de sir Charles. Pero no habia ninguna necesidad de enviar algo tan grande y ostentoso. Una corona de lirios rosas de invernadero en enero esta completamente fuera de lugar. Para una persona de su posicion, un simple ramo de crisantemos habria sido suficiente muestra de respeto, en vez de ese parapeto con el que solo pretendia llamar la atencion.

– Estoy de acuerdo, senora.

– El mero hecho de que trabaje aqui como miembro del servicio no significa que no pueda permitirme un tributo floral de las dimensiones del de la senora Coppins. Pero, aunque primero sir Charles y su esposa y despues sir Henry y lady Thorpe siempre fueron tan amables conmigo como para tratarme mas como amiga que como sirvienta, yo se lo que corresponde a mi posicion, y jamas habria sonado con que mi modesta ofrenda pudiera ensombrecer a cualquier otra de la familia.

– Seguro que no, senora -asintio el comisario de corazon.

– No se que quiere decir con ese «Seguro que no». La familia no habria puesto ningun impedimento, porque debo decir que siempre me han visto como una mas de la familia y, considerando que llevo treinta anos como ama de llaves de esta casa, no debe sorprender a nadie que lo hicieran.

– Y es muy natural, senora. Solo queria decir que una dama como usted tomaria la iniciativa de dar ejemplo de buen gusto y decoro. Mi mujer -anadio el senor Blundell, mintiendo con mucha determinacion y la mayor buena fe del mundo- siempre suele decirles a nuestras hijas que si quieren tomar ejemplo de comportamiento de una verdadera dama, no pueden mirarse en mejor espejo que en la senora Gates de la Casa Roja de Fenchurch. - Entonces, al ver a la senora Gates algo ofendida, anadio-: No es que la senora Blundell se atreva a pensar que nuestra Betty o nuestra Ann puedan compararse con usted, en absoluto, ya que una de ellas trabaja en la oficina de Correos y la otra en la oficina del senor Compline, pero a las jovenes no les hace ningun dano fijarse en lo mejor, senora, y mi mujer siempre dice que si se comportan igual que la reina Isabel o, dado que no tienen demasiadas ocasiones para estudiar el comportamiento de su majestad, la senora Gates de la Casa Rorja, seguro que sus padres estaran orgullosos de ellas.

En ese momento, el senor Blundell, un disraeli convencido, tosio. Penso que, para haberlo hecho de un modo espontaneo, no habia estado del todo mal aunque, ahora que lo pensaba, «conducta» habria sido mejor que «comportamiento».

La senora Gates levanto la cabeza orgullosa, y el comisario supo que no tendria mas problemas con ella. No veia el momento de explicarle la historia a su mujer y a sus hijas. A lord Peter tambien le gustaria. Un tipo decente, este lord, a quien le encantaria la broma.

– Sobre la corona, senora -dijo, de subito.

– Se lo estaba explicando. Estaba disgustada, muy disgustada, agente, cuando descubri que la senora Coppins habia tenido la impertinencia de apartar mi corona y sustituirla por la suya. En el funeral de lady Thorpe habia muchas coronas, por supuesto, y algunas de ellas eran increiblemente bonitas, y me habria gustado mucho que mi pequeno tributo hubiera estado encima del coche funebre, con los de la gente del pueblo. Pero la senorita Thorpe insistio. Siempre es muy amable.

– Una joven muy buena.

– La senorita Thorpe es de los que yo considero la familia. Y la familia siempre se preocupa por los sentimientos de los demas. Son una gente muy agradable. Los advenedizos no son asi.

– Eso es muy cierto, senora -dijo el comisario, con tanta sinceridad que alguien que lo hubiese oido habria creido que la respuesta implicaba una opinion personal.

– Mi corona estaba encima del feretro -continuo la senora Gates-, con las coronas de la familia. Estaba la corona de la senorita Thorpe, la de sir Henry, por supuesto, la del senor Edward Thorpe, la de la senora Wilbraham y la mia. Fue bastante dificil conseguir ponerlas todas encima del feretro, y yo estaba deseando que pusieran la mia en otro lugar, pero la senorita Thorpe insistio. Asi que la de la senora Wilbraham estaba apoyada en la cabeza del feretro, las de sir Henry, la senorita Thorpe y el senor Edward estaban encima del feretro, y la mia estaba a los pies, que practicamente era como estar encima. Y las coronas de los sirvientes y del Instituto de Mujeres estaban a un lado, y las del parroco y lord Kenilworth al otro lado. Las demas flores, naturalmente, estaban encima del coche funebre.

– Muy apropiado, estoy seguro, senora.

– Y, por lo tanto, despues del funeral, cuando taparon la tumba, Harry Gotobed observo que las coronas de la familia, entre las que incluyo la mia, estaban encima del feretro. Le dije a Johnson, el chofer, que se encargara porque, como era un dia lluvioso, no me parecio bien enviar a una de las sirvientas, y el me aseguro que lo habia

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