– No -dijo al cabo-. Gotobed tiene las llaves de la puerta oeste y de la cripta, como usted bien dice, y tambien tiene la llave de la escalera del campanario y la de la sala de las campanas, porque toca para marcar la hora de la misa matinal y, a veces, cuando Hezekiah esta enfermo lo sustituye. Y Hezekiah tiene las llaves del porche sur y tambien la de la escalera del campanario y la de la sala de las campanas. Vera, antes Hezekiah era el sacristan, y le gusta mantener el privilegio de tocar el repique de muertos, aunque es demasiado mayor para el trabajo, y tiene las llaves que necesita. Pero ninguno de ellos tiene la llave de la trampilla. No la necesitan. Las unicas personas que la tenemos somos Jack Godfrey y yo. Yo tengo un juego completo, claro, y asi si ellos pierden alguna, siempre tengo yo otra copia.

– ?Y Jack Godfrey tambien tiene la llave de la cripta?

– Oh, no; no la necesita.

«?Que curioso! -penso Wimsey-. Si el hombre que dejo la nota junto a las campanas fue el mismo que enterro el cadaver, debia tener acceso al juego completo del parroco o a dos juegos, los de Jack Godfrey (por la llave de la trampilla) y Harry Gotobed (por la llave de la cripta)». Y si ese hombre habia sido Cranton, ?como lo sabia? Claro que el asesino podria haber traido su propia pala, lo que anadiria mas complicacion al asunto. En tal caso, tendria que haber cogido las llaves del parroco o las de Jack Godfrey. Wimsey llego a la parte trasera de la vicaria y se encontro con Emily y Hinkins. Los dos estaban bastante seguros de que no habian visto al hombre que se hacia llamar Stephen Driver dentro de los limites de la vicaria, y mucho menos en el estudio del parroco, donde se supone que estan siempre las llaves, cuando estan en su sitio.

– Pero no estaban alli, milord -dijo Emily-. Si se acuerda, el parroco perdio las llaves la noche de Ano Nuevo y no las encontramos hasta una semana despues en la sacristia, excepto la llave del porche, que estaba en la cerradura, donde el parroco la habia dejado despues del ensayo del coro.

– ?Despues del ensayo del coro? ?El sabado?

– Exacto -confirmo Hinkins-. Solo que, si te acuerdas, Emily, el parroco dijo que el no pudo haberla dejado alli, porque el habia perdido su juego y el sabado no tenia sus llaves, y tuvieron que esperar a que viniera Harry Gotobed.

– Bueno, no se -contesto Emily-. Solo se que estaba alli. Harry Gotobed dijo que se la habia encontrado en la cerradura cuando habia llegado a la iglesia para tocar para la misa matinal.

Mas confundido que nunca, Wimsey volvio a la ventana del estudio. El senor Venables, que se vio interrumpido mientras hacia unas sumas, no recordaba demasiado bien lo que habia sucedido, pero dijo que creia que Emily tenia razon.

– Debi de olvidarme las llaves en la sacristia la semana anterior -dijo-, y la ultima persona que salio despues del ensayo del coro debio de encontrarlas y cerro la iglesia. Sin embargo, no se me ocurre quien pudo haber sido, a menos que fuera Gotobed. Si, debio de ser el, que se quedo el ultimo para apagar las estufas. Pero me extrana que dejara la llave en la cerradura. ?Dios mio! ?No creera que fue el asesino?

– En realidad, si -contesto Wimsey.

– ?Santo cielo! -exclamo el parroco-. Entonces, si yo deje las llaves en la sacristia, ?como entro para cogerlas? No pudo entrar sin las llaves de la iglesia. A menos que viniera al ensayo del coro. Estoy seguro de que nadie del coro…

La cara del parroco se tino de horror. Wimsey se apresuro a tranquilizarlo.

– Durante el ensayo la puerta estaba abierta. Pudo entrar entonces.

– Oh, si… claro. ?Que estupido soy! Seguro que ocurrio asi. Me ha sacado un gran peso de encima.

Sin embargo, Wimsey no se habia sacado ningun peso de encima. Mientras caminaba hacia la iglesia seguia dandole vueltas. Si cogieron las llaves la vispera de Ano Nuevo, entonces no habia sido Cranton, porque el no llego hasta el dia de Ano Nuevo. Will Thoday habia ido a la vicaria, sin ningun motivo, el 30 de diciembre, y pudo llevarse las llaves, aunque era cierto que no habia acudido a la iglesia el dia 4 de enero para volver a dejarlas en su sitio. Una posibilidad era que las hubiera cogido Will Thoday y que las hubiera devuelto el misterioso James Thoday pero, en ese caso, ?que pintaba Cranton en todo esto? Ademas, Wimsey tenia el presentimiento de que Cranton sabia algo sobre la nota que habian encontrado en el campanario.

Pensando en estas cosas, Wimsey entro en la iglesia y, despues de abrir la puerta de la torre, subio por la escalera de espiral. Cuando paso por la sala de las campanas, vio con una sonrisa en la cara que habian anadido una nueva placa a la pared de los logros de la parroquia: «La manana de Ano Nuevo de 19…, se toco un carrillon de 15.840 Kent Treble Bob Major en siete horas y quince minutos; los campaneros fueron Treble, Ezra Wilderspin; 2, Peter D. B. Wimsey; 3, Walter Pratt; 4, Henry Gotobed; 5, Joseph Hinkins; 6, Alfred Donnington; 7, John P. Godfrey; Tenor, Hezekiah Lavender; Theodore Venables, parroco, presto su ayuda. Nuestras bocas levantaremos para alabarte». Cruzo la gran sala del reloj, abrio la trampilla y volvio a subir hasta que aparecio debajo de las enormes bocas de las campanas. Se quedo alli un momento, mirando esos agujeros oscuros hasta que los ojos se acostumbraron a la penumbra de la sala. El silencio que se respiraba lo ponia un poco nervioso. Le invadio una leve sensacion de vertigo. Sintio como si, lentamente, se juntaran y se le vinieran encima. Embelesado, pronuncio sus nombres uno a uno: Gaude, Sabaoth, John, Jericho, Jubilee, Dimity, Batty Thomas y Sastre Paul. Parecia que las paredes le respondian con un suave eco que se perdia entre las vigas. De repente, grito:

– ?Sastre Paul!

Y aquello debio, de alguna manera, sonar como una nota de la escala, porque se oyo, amenazante y remota, una descarada nota a modo de respuesta.

– ?Venga ya! -dijo Wimsey, recuperando la compostura-. Esto no servira de nada. Estoy mas loco que Peake… Mira que subir aqui y hablar con las campanas. Sera mejor que vaya a por la escalera y me ponga manos a la obra.

Encendio la linterna y dirigio la luz hacia las esquinas del campanario. Ilumino la escalera y otros rincones. En el mas polvoriento de todos, habia un trozo que no acumulaba tanto polvo. Avanzo decididamente, olvidando la amenaza de las campanas. Si, no se habia equivocado. No hacia demasiado que alguien habia removido esa zona, porque el polvo que en otros rincones llevaba alli siglos, aqui solo acumulaba una fina capa.

Se arrodillo para examinarlo y le vinieron ideas nuevas a la cabeza. ?Por que iba alguien a molestarse en limpiar el suelo del campanario si no era para borrar alguna siniestra mancha? Se imagino a Cranton y a Legros subiendo hasta esa sala, con la nota en la mano. Vio el brillo verde de las joyas que, despues de sacarlas del escondite, resplandecian por la luz de la linterna. Vio el movimiento rapido, el golpe mortal, la sangre esparcida por el suelo, la nota volando descuidadamente hacia un rincon. Entonces el asesino, temblando y mirando a su alrededor, cogio las esmeraldas de la mano muerta, cargo el cadaver a la espalda y bajo corriendo la escalera. La pala del sacristan de la cripta, el cubo y el cepillo de la sacristia, o de donde fuera que estuvieran, el agua del pozo…

En ese punto se detuvo. ?El pozo? El pozo queria decir la cuerda y, ?que tenia que ver la cuerda con todo esto? ?La habia usado unicamente como medio para transportar el cadaver? Sin embargo, los expertos habian asegurado que habian atado a la victima antes de morir. Ademas, estaban el golpe y la sangre. Estaba muy bien imaginarse escenas horribles en la cabeza, pero lo cierto es que no hubo golpe hasta que la victima murio, y eso sucedio demasiado tiempo despues como para dejar una mancha de sangre. Pero, entonces, si no habia sangre, ?a cuento de que limpiaron el suelo del campanario?

Se arrodillo y levanto la vista hacia las campanas. Si esas bocas pudieran hablar, le dirian lo que habian visto, pero no tenian ni voz ni lenguaje. Decepcionado, Wimsey volvio a coger la linterna y siguio buscando pistas. De pronto, se echo a reir de un modo cruel y con disgusto. Toda la razon del misterio se revelo absurda. Habia una botella de cerveza de litro y medio vacia metida en un oscuro rincon detras de las carcomidas vigas. ?Un bonito final para sus suenos! A algun intruso que se habia colado en suelo sagrado, o quiza a algun trabajador que legitimamente habia subido a engrasar las campanas, se le habia caido la botella de cerveza al suelo, se habia dado prisa en limpiar las manchas, y luego se habia olvidado la botella. Sin duda habia ido asi. Sin embargo, una persistente sospecha hizo que Wimsey cogiera el envase con mucho cuidado, metiendo un dedo en el cuello de la botella. No tenia demasiado polvo. Penso que no podria llevar alli mucho tiempo. Quiza encontraria las huellas de alguien.

Examino el resto del suelo meticulosamente, pero solo hallo algunas huellas en el polvo, unos pies grandes, masculinos. Podrian ser de Jack Godfrey o de Hezekiah Lavender o de cualquiera. Entonces cogio la escalera y busco por todos los rincones de las campanas. No encontro nada. Ninguna senal secreta. Ningun escondite. Ni nada que sugiriera hadas o elefantes, magos o el Erebo. Despues de unas agotadoras horas, volvio a bajar, con la

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