– Funciona -dijo una voz detras de el.

Se giro y vio que era uno de los ingenieros.

– ?Cuantos metros mas lo han rebajado?

– Pocos, pero el rio hara lo demas. El unico problema con este rio es el lodo de la desembocadura y esta curva de aqui abajo. Hemos recortado el curso unos tres kilometros y hemos abierto un canal directo al Wash mas alla de los pantanos. Ahora, si sigue su curso natural, creara su propia desembocadura. Esperamos que las aguas rebajen el canal de dos a tres metros, quiza mas. La ciudad lo va a notar mucho. Es escandaloso como han dejado que esto se deteriorara. Tal como estaba, el agua apenas llegaba a la presa Van Leyden. Despues de esto, posiblemente llegue al Great Leam. El secreto de estas tierras es devolver el maximo de agua posible a su curso natural. Los holandeses se equivocaron al dispersarla en canales dejando que inundara toda la zona. Cuanto mas plano es un terreno, mas profundo tiene que ser el canal. Parece obvio, ?verdad? Pero hemos tardado siglos en entenderlo.

– Si -dijo Wimsey-. Y supongo que toda esta agua de mas ira a parar al dique de los diez metros, ?no?

– Exacto. Ahora hemos abierto un camino practicamente recto entre la presa Oid Bank y la desembocadura del nuevo canal; treinta y cinco kilometros. Este canal recogera gran parte del agua de Leamholt y Lympsey. Hasta ahora el Great Leam tenia que trabajar mas de lo que deberia; siempre han tenido miedo de dejar que el dique de los diez metros llevara su proporcion de agua en invierno porque, vera, cuando llegaba a este punto desbordaba la antigua cama del rio e inundaba la ciudad. Sin embargo, ahora el nuevo canal podra asumir todo ese caudal y eso dara un descanso al Great Leam y evitara las inundaciones de Frogglesham, Mere Wash y Lympsey Fen.

– ?Oh! -dijo Wimsey-. Supongo que el dique de los diez metros soportara la presion, ?verdad?

– Si, claro -respondio el ingeniero sonriendo-. Desde un principio se construyo con ese objetivo. De hecho, una vez ya tuvo que soportarla. En los ultimos cien anos, el Wale solo se ha desbordado una vez. El Wash ha experimentado muchos cambios, basicamente por las mareas y el canal Nene, y eso contribuyo a que se creara la obstruccion. Pero, en los viejos tiempos, el dique de los diez metros funciono a la perfeccion.

– Supongo que fue en tiempos del Senor Protector -dijo Wimsey-. Ademas, ahora que han limpiado la desembocadura del Wale, sin duda la obstruccion se desplazara a otro lugar.

– Posiblemente -contesto el ingeniero, con una sonrisa de oreja a oreja-. Este terreno sufre cambios constantes. Pero, me atreveria a decir que con el tiempo lo limpiaran todo, a menos que realmente insistan en drenar el Wash y empiecen las obras.

– Exacto -dijo Wimsey.

– Pero, por el momento -anadio el ingeniero-, esto esta muy bien. Esperemos que la presa soporte la presion. Si viera la erosion que provocan estos rios aparentemente tranquilos, se sorprenderia. De todos modos, este muro de contencion funcionara, me apostaria lo que fuera. Mire las marcas del nivel del agua. Hemos marcado el antiguo minimo nivel y el antiguo maximo nivel; si dentro de unos meses el caudal no esta por encima del maximo, puede llamarme… holandes. Perdoneme un minuto, quiero comprobar que lo esten haciendo todo bien.

El ingeniero se marcho para supervisar que la presa en el antiguo curso del rio funcionara correctamente.

– ?Y que hay de mis viejas compuertas?

– ?Ah! -exclamo Wimsey al volverse-. Es usted.

– ?Ah! -dijo el vigilante de la presa, escupiendo en el agua-. Soy yo. Mire todo el dinero que se han gastado. Miles de libras. Pero en cuanto a mis compuertas, estoy seguro de que ni se acuerdan.

– ?No ha habido respuesta de Ginebra?

– ?Eh? -dijo el hombre-. ?Ah! Se refiere a lo que le dije. Fue buena, ?eh? ?Por que no lo remiten a la Liga de las Naciones? ?Por que no? Mire todo ese caudal de agua. ?Donde va a ir a parar? Tiene que ir a algun sitio, ?no?

– Claro. Me han dicho que ira por el dique de los diez metros.

– ?Ah! Siempre se meten en todo.

– Menos en sus compuertas.

– No, y esa es la cuestion. Una vez empiezas a meterte en cosas, tienes que seguir. Una cosa lleva a la otra.

Solo digo que tienen que esperar el momento oportuno. No pueden empezar a cavar y alterarlo todo. Si cavas una cosa, tienes que cavar otra.

– Segun esa teoria -dijo Wimsey-, los pueblos de los pantanos todavia estarian bajo el agua.

– Bueno, en cierto modo, si -admitio el vigilante-. Eso es cierto. Pero no tienen derecho a venir a inundarnos a nosotros. Si hablan de soltar el agua en la presa Oid Bank, ?donde ira a parar? Sube y tiene que ir a algun sitio, y baja y tiene que ir a algun sitio, ?no?

– Por lo que he entendido, ahora suele inundar Mere Wash, Frogglesham y los alrededores.

– Bueno, es su agua, ?no es cierto? -dijo el vigilante-. No tienen ningun derecho a enviarla hacia aqui abajo.

– Cierto -convino Wimsey reconociendo el espiritu que habia pervivido en esa zona durante los ultimos siglos-. Pero, como usted bien dice, tiene que ir a algun sitio.

– Es su agua -contesto el hombre, obstinado-. Que se la queden. A nosotros no nos hace ningun bien.

– Parece que en Walbeach la quieren.

– Los de Walbeach no saben lo que quieren -repuso, y escupio-. Siempre quieren cosas que no sirven para nada. Y siempre hay algun tonto que viene y se lo da. Todo lo que pido es un equipo de compuertas nuevas, pero parece que nadie me hace caso. Se lo he pedido una y otra vez. Se lo he pedido a ese joven de alli. Le he dicho. «Senor, ?que tal unas compuertas nuevas para la presa?». «Eso no consta en nuestro contrato», me ha respondido. «Ya, y supongo que inundar media parroquia tampoco consta en su contrato», le he dicho yo. Pero no lo ha querido entender.

– Bueno, animese. Tomese un trago.

Sin embargo, estaba lo suficientemente interesado en el tema como para comentarlo con el ingeniero cuando volvio a verlo.

– Oh, no creo que pase nada -dijo el hombre-. De hecho, recomendamos que se repararan las compuertas y se reforzaran, pero se ve que hay muchos problemas legales. Y la realidad es que, una vez que se empieza un trabajo como este, nunca sabes como va a terminar. Es un trabajo que implica muchas piezas distintas. Arreglas un extremo y se te rompe el otro. Aunque no creo que deba preocuparse por la presa. Lo que si necesita una revision es la presa Oid Bank, pero esta bajo otra jurisdiccion. Ademas, ya han empezado a levantar un muro de contencion y a poner piedras nuevas. Si no lo hacen tendran problemas, pero no pueden decir que no les avisamos.

«Cava una cosa -penso Wimsey-, y tendras que cavar otra. Ojala nunca hubieramos cavado para descubrir el cadaver de Deacon. Una vez abiertas las compuertas, el agua tiene que ir a algun sitio».

Cuando James Thoday regreso a Inglaterra siguiendo ordenes de sus jefes, se encontro con que la policia queria interrogarlo como testigo. Era un hombre robusto, bastante mas viejo que William, con los ojos azul claro y bastante reservado. Repitio lo que ya habia dicho en un principio, sin demasiado enfasis y sin ofrecer detalles. En el tren de Fenchurch a Londres se habia empezado a encontrar mal. Lo atribuyo a algun tipo de gripe gastrica. Cuando llego a Londres no estaba en condiciones de viajar, y habia enviado un telegrama a la empresa informando de su situacion. Paso gran parte del dia junto al fuego en un hostal cerca de Liverpool Street; dijo que quiza se acordarian de el. No tenian habitaciones libres y, cuando cayo la noche, como se encontraba un poco mejor, se fue y encontro una habitacion para pasar la noche. No recordaba la direccion, pero era un lugar limpio y tranquilo. Por la manana se sintio en condiciones de continuar su viaje, aunque seguia estando muy debil. Habia leido en los periodicos sobre el descubrimiento del cadaver en el cementerio, pero no sabia nada mas, excepto lo que le habian dicho su hermano y su cunada, que fue bien poco. Jamas habia sospechado quien era el muerto. ?Si le sorprendio que se tratara de Geoffrey Deacon? Por supuesto. La noticia le cayo como un jarro de agua fria. Fue un golpe muy duro para su familia.

En realidad, parecia bastante sorprendido. Aunque los musculos de alrededor de la boca se tensaron, lo que persuadio al comisario Blundell de que la sorpresa no la habia causado tanto el nombre del muerto como el hecho de que la policia lo supiera.

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