de Wyatt en el vestibulo principal y penso que no le disgustaria verlo. Seria una lastima que Innocent House cayera en manos de filisteos.

– ?Y que esta ocurriendo exactamente en la Peverell Press? -pregunto-. ?Que le inquieta a lord Stilgoe aparte de la nota anonima?

– Asi que has oido los rumores. Es dificil decirlo. Se muestran bastante evasivos al respecto y no se lo reprocho. Pero ha habido un par de pequenos incidentes que son de dominio publico; a decir verdad, no tan pequenos. El mas grave ocurrio justo antes de Pascua, cuando perdieron las ilustraciones para el libro de Gregory Maybrick sobre la conspiracion de Guy Fawkes. Historia popular, sin duda, pero Maybrick conoce bien ese periodo. Todos esperaban que funcionara bastante bien. Maybrick habia conseguido hacerse con unas laminas contemporaneas bastante interesantes que no se habian publicado nunca, ademas de algunos documentos escritos, y se perdio todo. Lo tenia en calidad de prestamo de los diversos propietarios y mas o menos les habia garantizado que estaria todo a salvo.

– ?Se perdio? ?Desaparecio? ?Fue destruido?

– Lo que se cuenta es que Maybrick entrego personalmente las ilustraciones a James de Witt, que se encargaba de la preparacion del libro. Actualmente es el editor mas antiguo de la casa. Normalmente se ocupa de la ficcion, pero el viejo Peverell, que editaba los libros de no ficcion, habia muerto unos tres meses antes; supongo que no habian tenido tiempo de encontrar un sustituto adecuado o simplemente querian ahorrar dinero. Como en la mayoria de las empresas, los despidos abundan mas que los contratos. Se rumorea que no podran seguir mucho tiempo a flote. No es de extranar, teniendo que mantener ese palacio veneciano. Sea como fuere, De Witt recibio las ilustraciones en su despacho y las guardo bajo llave en el armario delante de Maybrick.

– ?No en una caja fuerte?

– Amigo mio, estamos hablando de una editorial, no de Cartier. Conociendo la Peverell, lo unico que me sorprende es que De Witt se molestara en cerrar el armario con llave.

– ?Era la unica llave?

– Vamos, Adam, que ahora no estas investigando. A decir verdad, lo era. La guardaba en el cajon de la izquierda, dentro de una vieja lata de tabaco.

«?Donde si no?», penso Dalgliesh. Dijo:

– ?Donde cualquier miembro del personal o visitante no acompanado podia cogerla?

– Bien, es evidente que alguien lo hizo. James no tuvo necesidad de abrir el armario hasta pasados un par de dias. Las ilustraciones debian ser entregadas personalmente al departamento de arte la semana siguiente. ?Sabias que la Peverell encarga todo el diseno grafico a una firma independiente?

– No, no lo sabia.

– Supongo que resulta mas economico. Se trata de la misma firma que les hace las cubiertas desde hace cinco anos; y bastante bien, a decir verdad. La Peverell nunca ha permitido que decayeran sus criterios de calidad en cuanto a la produccion y el diseno de los libros. Siempre se puede reconocer un libro de la Peverell solo con tenerlo entre las manos. Hasta ahora, por lo menos. Quiza Gerard Etienne cambie tambien eso. Sea como fuere, cuando De Witt fue a buscar el sobre, habia desaparecido. Se produjo un gran alboroto, naturalmente. Todo el mundo fue interrogado, hubo registros freneticos y cundio el panico. Al fin, tuvieron que confesarselo a Maybrick y a los propietarios. Ya te imaginaras como se lo tomaron.

– Y el material, ?volvio a aparecer?

– Cuando ya era demasiado tarde. Hubo dudas acerca de si Maybrick querria publicar el libro en aquellas condiciones, pero ya estaba en el catalogo y se decidio seguir adelante con otras ilustraciones y algunos cambios inevitables en el texto. Una semana despues de impreso, reaparecio misteriosamente el sobre con todo su contenido. De Witt lo encontro en el armario, exactamente donde lo habia dejado.

– Lo cual sugiere que el ladron sentia cierto respeto por la erudicion y que nunca habia tenido intencion de destruir los papeles.

– Sugiere diversas posibilidades: rencor contra Maybrick, rencor contra la editorial, rencor contra De Witt o un sentido del humor algo retorcido.

– ?Y la Peverell no denuncio el robo a la policia?

– No, Adam, no depositaron su confianza en nuestros maravillosos muchachos de azul. No quiero parecer severo, pero en lo tocante a las raterias domesticas la policia no tiene un porcentaje notable de casos resueltos. Los socios fueron de la opinion que tendrian las mismas probabilidades de exito y causarian menos trastornos al personal si realizaban su propia investigacion.

– ?A cargo de quien? ?Alguno de ellos estaba libre de sospechas?

– Esa es la dificultad, claro. No lo estaban entonces y no lo estan ahora. Supongo que Etienne adopto la estrategia del jefe de Estudios. Ya me entiendes: «Si el alumno responsable acude confidencialmente a mi estudio despues de clase y devuelve los documentos, no se hablara mas del asunto.» En la escuela nunca daba resultado; no creo que tuviera mas exito en la Peverell. Es evidente que lo hizo alguien de la casa, y no tienen una plantilla demasiado grande, solo unas veinticinco personas en total, ademas de los cinco socios. La mayoria son empleados antiguos y leales, desde luego, y se cuenta que los pocos que no lo son tienen coartada.

– De modo que sigue siendo un misterio.

– Al igual que el segundo incidente. El segundo incidente grave; seguramente ha habido otros casos de menor importancia que se han podido silenciar. Este guarda relacion con Stilgoe, asi que es preferible que se lo hayan ocultado hasta el momento y no haya pasado a ser de dominio publico. ?Eso si que le daria algo para alimentar su paranoia! Parece ser que, despues de leer las pruebas y acordar con Stilgoe ciertas modificaciones, las envolvieron y las dejaron bajo el mostrador de la oficina de recepcion para ser recogidas a la manana siguiente. Alguien abrio el paquete y las manipulo: cambio algunos nombres, altero la puntuacion y tacho un par de frases. Por fortuna, el impresor que las recibio era inteligente y algunas de las modificaciones le parecieron extranas, de modo que llamo para asegurarse. Los socios han conseguido, Dios sabe como, mantener este contratiempo en secreto para la mayor parte del personal de Innocent House y, por supuesto, para Stilgoe. Habria sido sumamente perjudicial para la empresa que hubiera trascendido. Al parecer, ahora guardan bajo llave todos los paquetes y papeles antes de irse a casa y sin duda han reforzado la seguridad con otras medidas.

Dalgliesh se pregunto si el autor de las alteraciones no habria actuado desde el principio con la intencion de que estas se descubrieran. Parecian hechas con muy pocos deseos de enganar. Seguramente no habria resultado dificil alterar las pruebas de una manera que danara el libro sin despertar las sospechas del impresor. Tambien resultaba curioso, ademas, que el anonimo no mencionara la manipulacion de las pruebas de Stilgoe. O el autor no conocia este hecho, cosa que absolveria a los cinco socios, o el anonimo pretendia asustar a Stilgoe sin proporcionarle datos que pudieran justificar que retirase el libro. Era un pequeno misterio interesante, pero no se proponia desperdiciar en el el tiempo de un oficial superior de la policia.

No se hablo mas de la Peverell Press hasta que empezaron a tomar el cafe en la biblioteca. Ackroyd se inclino hacia delante y pregunto con cierto anhelo:

– ?Puedo decirle a lord Stilgoe que intentaras tranquilizar a su esposa?

– Lo siento, Conrad, pero no. Le enviare una nota diciendo que la policia no tiene motivos para sospechar que hubiera maniobras ocultas en ninguno de los casos que le interesan. Dudo que le resulte muy util si su esposa es supersticiosa, pero eso es asunto de el y una desgracia para ella.

– ?Y los otros problemas de Innocent House?

– Si Gerard Etienne considera que se ha violado la ley y quiere que la policia investigue, debe dirigirse a la comisaria local que le corresponda.

– ?Como todo el mundo?

– Exacto.

– ?No estarias dispuesto a visitar Innocent House y tener una charla informal con el?

– No, Conrad. Ni siquiera para ver el techo de Wyatt.

5

La tarde en que Sonia Clements fue incinerada, Gabriel Dauntsey y Frances Peverell compartieron un taxi para volver del crematorio al numero 12 de Innocent Walk. Frances permanecio muy callada durante todo el trayecto,

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