que recibiamos era sopa de col y estabamos enfermos de disenteria. En Drancy murio mucha gente; creo que mas de cuatrocientas personas en los diez primeros meses. Recuerdo el llanto de los ninos y los gemidos de los moribundos. Para mi, Drancy fue tan malo como Auschwitz; pase sencillamente de una sala del infierno a otra.

El segundo superviviente del campo describia los mismos horrores, aunque de un modo mas grafico, pero no recordaba a ninguna madre joven con gemelos.

Daniel iba pasando las hojas como en trance. Habia comprendido ya adonde le conducia ese viaje, y al fin encontro la prueba: una carta escrita por una tal Marie-Louise Robert, de Quebec. Estaba escrita a mano en frances y venia acompanada de una traduccion mecanografiada.

Me llamo Marie-Louise Robert y soy de nacionalidad canadiense, viuda de Emile Edouard Robert, un francocanadiense. Lo conoci y me case con el en Canada en el ano 1958. Murio hace dos anos. Yo naci en 1928, de modo que en 1942 tenia catorce anos. Entonces vivia con mi madre, que era viuda, y mi abuelo en una pequena granja situada en la region del Puy-de-Dome, cerca de Aubiere, que se encuentra al sudeste de Clermont-Ferrand. Sophie y los gemelos vinieron a vivir con nosotros en abril de 1941. Ahora soy mayor y me resulta dificil recordar que cosas sabia entonces y de cuales me he ido enterando despues. Yo era una adolescente curiosa y me molestaba mucho que me dejaran al margen de los asuntos de los adultos y me trataran como a una nina, como si fuese demasiado inmadura para que se pudiera confiar en mi. Al principio no me dijeron que Sophie y los pequenos eran judios, pero lo supe mas tarde. En aquella epoca, en Francia habia muchas personas y organizaciones que ayudaban a los judios exponiendose a grandes peligros, y Sophie y los gemelos se instalaron en la granja gracias a una organizacion cristiana de este tipo. Nunca llegue a saber el nombre de esa organizacion. A mi me dijeron que era una amiga de la familia que habia venido a refugiarse de los bombardeos. Mi tio Pascal trabajaba para el senor Jean-Philippe Etienne, que tenia una editorial y una imprenta en Clermont-Ferrand. Creo que yo ya sabia entonces que Pascal era miembro de la Resistencia, pero no se si estaba enterada de que el senor Etienne era el jefe de la organizacion. En julio de 1942 vino la policia y se llevo a Sophie y los gemelos. Cuando llegaron, mi madre me dijo que saliera de casa y me quedara en el cobertizo hasta que ella me avisara. Fui al cobertizo, pero volvi a escondidas y escuche lo que ocurria. Oi gritos y lloros de los ninos. Luego oi un coche y una camioneta que se alejaban. Cuando volvi a casa mi madre tambien lloraba, pero no quiso contarme que habia ocurrido.

Aquella noche Pascal vino a casa y me escabulli escaleras abajo para escuchar. Mi madre estaba muy enfadada con el, pero el dijo que no habia traicionado a Sophie y los gemelos, que nunca se le habria ocurrido poner en peligro a mi madre y mi abuelo, que debia de haber sido cosa del senor Etienne. He olvidado decir que fue Pascal quien preparo los documentos falsos para Sophie y los gemelos. Ese era su trabajo en la Resistencia, aunque no recuerdo si entonces ya lo sabia. Le recomendo a mi madre que no hiciera ni dijera nada, que esas cosas ocurrian por alguna razon. Sin embargo, al dia siguiente mi madre fue a ver al senor Etienne y, cuando regreso, estuvo hablando con mi abuelo. Creo que les daba igual que los oyera o no, porque mientras hablaban yo estaba leyendo en la misma habitacion. Mi madre dijo que el senor Etienne admitio que habia delatado a Sophie a los alemanes, pero que habia sido necesario. Si no la castigaban por haber acogido a judios en la granja era precisamente porque confiaban en el y apreciaban su amistad. Si no habian deportado a Pascal ni le habian condenado a trabajos forzados era gracias a su buena relacion con los alemanes. El senor Etienne le pregunto a mi madre que era mas importante para ella: el honor de Francia, la seguridad de su familia o tres judios. A partir de entonces no se volvio a hablar de Sophie y los gemelos; era como si nunca hubieran existido. Si yo preguntaba por ellos, mi madre se limitaba a responder: «Eso ya termino. Se acabo.» El dinero de la organizacion seguia llegando, aunque no era mucho, y mi abuelo dijo que debiamos quedarnoslo. Entonces eramos muy pobres. Creo que alguien escribio preguntando por Sophie y los ninos unos dieciocho meses despues de que se los hubieran llevado, pero mi madre respondio que las autoridades empezaban a sospechar y que Sophie se habia ido a casa de unos amigos en Lyon y que no sabia su direccion. Despues de eso dejo de llegar dinero.

Soy la unica que queda de mi familia. Mi abuelo murio en 1946 y mi madre un ano mas tarde, de cancer. Pascal se mato con la moto en 1954. Despues de casarme no volvi nunca a Aubiere. No recuerdo nada mas de Sophie y los ninos, salvo que eche mucho de menos a los gemelos cuando se los llevaron.

La carta estaba fechada el 18 de junio de 1989. Dauntsey habia necesitado mas de cuarenta anos de investigacion para encontrar a Marie-Louise Robert y su prueba definitiva. Pero no se habia detenido ahi: el ultimo documento de la carpeta llevaba fecha del 20 de julio de 1990 y estaba redactado en aleman, tambien con la traduccion adjunta. Dauntsey habia seguido la pista de uno de los oficiales alemanes de Clermont-Ferrand. En frases escuetas y lenguaje oficial, un anciano retirado y con residencia en Baviera habia revivido durante unos minutos un pequeno incidente de un pasado recordado solo a medias. La verdad de la traicion quedaba confirmada.

En la carpeta aun habia otro papel, guardado dentro de un sobre. Daniel lo abrio y encontro una fotografia en blanco y negro que debia de tener mas de cincuenta anos, descolorida pero todavia nitida. Era evidente que la habia tomado un aficionado, y en ella se veia a una joven sonriente, de cabellos oscuros y mirada dulce, que rodeaba con los brazos a sus dos hijos. Los ninos se apoyaban en su madre y miraban a la camara sin sonreir, con los ojos muy abiertos, como si fueran conscientes de la importancia de aquel instante, de que el chasquido del obturador fijaria para siempre su fragil mortalidad. Daniel le dio la vuelta a la foto y leyo: «Sophie Dauntsey. 1920 -1942. Martin y Ruth Dauntsey. 1938-1942.»

Cerro la carpeta y durante unos segundos permanecio tan inmovil como si fuera una estatua. Luego se levanto, paso a la sala de los archivos y empezo a deambular entre las estanterias, deteniendose de vez en cuando para golpear con la palma de la mano los soportes metalicos. Estaba poseido por una emocion que reconocia como ira, pero que no se parecia a ningun acceso de ira que hubiera experimentado antes. Oyo un extrano ruido inhumano y de pronto se dio cuenta de que eran sus gritos por el dolor y el horror de lo que habia descubierto. No se le ocurrio destruir las pruebas; eso no podia hacerlo y no lo penso ni por un momento. Pero podia avisar a Dauntsey, prevenirle de que estaban cerca y de que habian descubierto el movil que faltaba. Le sorprendio por unos instantes que Dauntsey no hubiera recuperado y destruido aquellos papeles. Ya no los necesitaba. Ningun tribunal habia de verlos. No los habia recopilado con tal paciencia, con tal minuciosidad, a lo largo de medio siglo, para presentarlos ante un tribunal. Dauntsey habia sido juez y jurado, fiscal y demandante. Acaso los habria destruido si la sala no hubiera estado cerrada, si Dalgliesh no hubiera intuido que el motivo de ese crimen yacia en el pasado y que la evidencia que faltaba podia ser una evidencia escrita.

De pronto sono el timbre del telefono, duro e insistente como una alarma. Daniel dejo de andar y se quedo paralizado, como si responder a la llamada pudiera destruir su intensa preocupacion y devolverle a las banalidades clamorosas del mundo exterior. Pero seguia sonando. Se acerco al telefono de pared y, al descolgarlo, oyo la voz de Kate.

– Has tardado mucho en contestar.

– Lo siento. Estaba bajando carpetas.

– ?Estas bien, Daniel?

– Si. Si, estoy bien.

Kate le anuncio:

– Hemos recibido noticias del laboratorio. Las fibras concuerdan. Carling fue asesinada en la lancha. Pero en las prendas de los sospechosos no se ha encontrado ni rastro de la misma fibra. Supongo que era demasiado esperar. Asi que algo hemos adelantado, pero no mucho. El jefe esta pensando en interrogar a Dauntsey manana, con magnetofono e informandole de sus derechos. No sacaremos nada en limpio, pero supongo que hay que intentarlo. No se vendra abajo. Y los demas tampoco.

Por primera vez Daniel percibio en la voz de Kate el leve titubeo de la desesperacion.

– ?Has encontrado algo interesante? -anadio ella.

– No, nada interesante. Lo dejo ya. Me voy a casa.

62

Вы читаете El Pecado Original
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату