la confusion mental. No se habria establecido la rigidez de la mandibula, no habria sido necesario meterle la cabeza de la serpiente en la boca; habria resultado un ejemplo casi perfecto de muerte accidental.

Pero a Dauntsey se le habian torcido las cosas. El asalto, las horas perdidas en el hospital, el tardio retorno a casa habian trastocado todos sus planes. Cuando por fin llego a su piso, disponia de muy poco tiempo. Frances estaba esperandole, de modo que debia actuar con extraordinaria celeridad. ?Y en un momento en que se hallaba fisicamente debilitado! Pero aun le funcionaba el cerebro. Abrio un poco el grifo de la banera de forma que a su regreso la encontrara mas o menos llena. Seguramente se habia quitado la ropa y solo llevaba puesto el batin; le convenia mas entrar desnudo en el cuartito de los archivos. Pero tenia que volver alli, y aquella misma noche. Despues de su accidente, resultaria muy sospechoso que fuera el primero en llegar a Innocent House a la manana siguiente. Y lo mas importante de todo, tenia que recobrar aquella cinta, aquella cinta delatora con su confesion de asesinato.

Etienne habia escuchado el mensaje; Dauntsey se habia dado por lo menos esa satisfaccion. Su victima habia sido consciente de que estaba condenada, pero, en un rasgo de ingenio, se le habia ocurrido la manera de vengarse. Decidido a que se encontrara la prueba condenatoria, se habia metido la casete en la boca. Y era evidente que luego, desorientado, habia tenido la idea de apagar la estufa con ayuda de la camisa. Se arrastraba a gatas por el suelo cuando le sobrevino la perdida de la conciencia. ?Cuanto habia tardado Dauntsey en encontrar la cinta? No mucho, naturalmente. Pero tuvo que romper la rigidez de la mandibula para apoderarse de ella y comprendio que ya no quedaba ninguna esperanza de que la muerte pudiera pasar por accidental. ?Era por eso por lo que luego habia cooperado tan plenamente con la policia y habia senalado la ausencia del magnetofono, incluso la limpieza de la habitacion? Eran detalles que la policia acabaria conociendo por otras personas; resultaba prudente ser el primero en mencionarlos. Y habia tenido que trasladar la mesa y la silla a toda prisa; ni siquiera se habia dado cuenta de que habia colocado la mesa con el lado opuesto contra la pared, de modo que la posicion de las bandejas quedaba invertida, ni de que habia una pequena senal en la pared que indicaba que la mesa habia sido movida. Ademas, no disponia de tiempo para ir a buscar la chaqueta y las llaves de Etienne.

Pero ?que podia hacer con la mandibula, una vez rota la rigidez? La idea de recurrir a Sid la Siseante, la serpiente, debio de ser una inspiracion. La tenia alli mismo, al alcance de la mano; no necesitaba perder tiempo en ir a buscarla. Lo unico que debia hacer era enroscarla en torno al cuello de Etienne y embutirle la cabeza en la boca. Habia emprendido aquella serie de bromas malintencionadas para embrollar la investigacion si la muerte de Etienne no se consideraba accidental, pero no podia sospechar la importancia que llegaria a cobrar para el.

Luego, al salir, vio el original de Esme Carling, encuadernado en azul, sobre el mostrador de la sala de recepcion, y su mensaje clavado con chinchetas en la pared. Debio de ser un momento de panico, pero seguramente no duro mucho. Lo mas probable era que Esme Carling se hubiera marchado de Innocent House antes de que el llamara a Etienne para hacerlo subir al cuarto de los archivos. Quiza Dauntsey se detuvo unos instantes a reflexionar sobre la conveniencia de volver atras para asegurarse, y llego a la conclusion de que no valia la pena: estaba claro que se habia marchado, dejando el manuscrito y la nota como proclamacion publica de su indignacion. ?Le diria Carling a la policia que habia estado alli o guardaria silencio? Dadas las circunstancias, Dauntsey concluyo que no mencionaria su visita. Pero decidio llevarse el manuscrito y la nota. Era un asesino previsor, tan previsor como para contemplar ya en aquellos momentos la posibilidad de que Carling tuviera que morir.

63

Frances recobraba y perdia el conocimiento, despertando a una comprension medio borrosa para desvanecerse otra vez cuando su mente rozaba brevemente la realidad, rechazaba su horror y se refugiaba de nuevo en el olvido. Cuando volvio en si por completo permanecio unos minutos tendida, sin moverse, sin respirar apenas, evaluando la situacion paso a paso, como si esa aceptacion gradual hiciese mas llevadera la realidad. Estaba viva. Se encontraba tendida sobre el costado izquierdo en el suelo de un coche, cubierta por una manta de viaje. Tenia los tobillos y las manos atados. Estaba amordazada con algo blando, seguramente su propio chal de seda. El avance del vehiculo era irregular; en una ocasion se detuvo, y Frances noto una suave sacudida cuando actuaron los frenos. Debian de estar parados ante un semaforo. Eso queria decir que viajaban en una corriente de trafico. Intento desprenderse de la manta, pero descubrio que la tenia demasiado cenida al cuerpo. Sin embargo, aun estando atada de pies y manos, al menos podia moverse. Si habia coches a su alrededor, cabia la posibilidad de que algun automovilista mirara por la ventanilla, viera las sacudidas de la manta y se extranara. Apenas se le habia ocurrido la idea cuando el coche se puso en marcha de nuevo y avanzo con suavidad.

Estaba viva. Debia aferrarse a eso. Tal vez Gabriel tuviera intencion de matarla, pero le habria resultado muy facil hacerlo mientras ella yacia inconsciente en el garaje. ?Por que no la habia matado entonces? Resultaba inconcebible que quisiera mostrarse compasivo con ella: ?que compasion habia tenido con Gerard, con Esme Carling, con Claudia? Se hallaba en manos de un asesino. La palabra resono en su mente como un aldabonazo y desperto el terror que permanecia adormecido desde que habia recobrado el conocimiento. El miedo, primitivo e incontrolable, la anego como una oleada humillante, aniquiladora de todo pensamiento y voluntad. En aquel momento comprendio por que no la habia matado en el garaje. El asesinato de Claudia, como los otros dos, debia parecer un suicidio o un accidente. Gabriel no podia dejar dos cadaveres en el suelo del garaje; tenia que deshacerse de ella, pero de una manera distinta. ?Que se le habria ocurrido? ?Hacerla desaparecer por completo? ?Un asesinato que Dalgliesh no tuviera esperanzas de resolver, puesto que no habria cadaver? Recordo haber leido en alguna parte que no era necesario presentar el cuerpo para demostrar legalmente que alguien habia sido asesinado, pero quiza Gabriel no lo habia tenido en cuenta. Estaba loco; tenia que estar loco. En aquellos mismos momentos podia estar haciendo planes, pensando, tratando de imaginar la mejor manera de librarse de ella: llevar el coche hasta el borde de un acantilado y arrojarla al mar; enterrarla en alguna zanja, todavia atada; echarla al pozo de una mina abandonada, donde jamas la encontrarian y moriria de hambre y de sed. Una imagen sucedia a otra, a cual mas pavorosa: la aterradora caida en la oscuridad hacia el fragor del oleaje, la asfixiante mezcla de hojas y tierra humeda pisoteada sobre sus ojos y su boca, el tunel vertical de la mina donde moriria lentamente de hambre en claustrofobica agonia.

El automovil circulaba con mas regularidad. Debian de haberse desprendido de los ultimos tentaculos de Londres; seguramente se hallaban en campo abierto. Haciendo un esfuerzo, consiguio calmarse. Estaba viva. Aun habia esperanza, y si al fin debia morir, intentaria afrontar la muerte con valentia. Gerard y Claudia, agnosticos los dos, habrian muerto con valor aunque no se les hubiera permitido morir con dignidad. ?De que servia su religion si no la ayudaba en este trance?

Hizo acto de contricion, rezo despues por las almas de Gerard y Claudia y, en ultimo lugar, rezo por si misma y por su propia seguridad. Las palabras familiares y tranquilizadoras le aportaron el consuelo de que no estaba sola. A continuacion, intento urdir algun plan. Puesto que ignoraba lo que Gabriel pensaba hacer con ella, resultaba dificil decidir que estrategia seria la mejor. Pero una cosa era segura: el no tendria fuerza suficiente para cargar con su peso sin ayuda, y eso queria decir que deberia desatarle al menos los tobillos. Ella era mas joven y mas fuerte, de modo que le seria facil dejarlo atras. Si se le presentaba la ocasion, intentaria escapar corriendo. Pero, ocurriera lo que ocurriese al final, no le suplicaria clemencia.

Mientras tanto, debia procurar que no se le entumecieran demasiado los miembros. Las manos, torcidas con violencia tras la espalda, estaban atadas con algo blando, quiza su corbata o un calcetin. Despues de todo, Gabriel no debia de ir preparado para mas de una victima. Sin embargo, habia resuelto el problema con eficacia: a Frances le resultaba imposible liberarse. Los tobillos estaban atados con la misma firmeza, aunque en una postura mas comoda. Sin embargo, incluso atada podia tensar y relajar los musculos de las piernas, y el hecho de entregarse a tan pequeno preparativo para la fuga le proporciono fuerzas y valor. Se dijo, ademas, que no debia perder la esperanza de ser rescatada. ?Cuanto tardaria James en descubrir que habia desaparecido? Probablemente no haria nada antes de una hora; achacaria su retraso al trafico o a algun problema en el metro. Pero luego llamaria al numero 12 y, al no obtener respuesta, intentaria localizar a Claudia en su piso del Barbican. Y tal vez ni siquiera entonces se sintiera excesivamente preocupado. Pero sin duda no esperaria mas de una hora y media. Quiza tomaria un taxi para ir al numero 12. Quiza, con algo de suerte, oiria el ruido del motor del Porsche encerrado en el garaje. Una vez encontrado el cadaver de Claudia y conocida la ausencia de Dauntsey, se daria la alarma a todas las unidades de la policia para que interceptaran su coche. Debia aferrarse a esa

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