desprendiera la serpiente. Finalmente, con el cuerpo boca arriba, levantaron la bandeja y la colocaron sobre los soportes que habia al pie de la mesa de diseccion, el agujero redondo encima del sumidero. El doctor Wardle efectuo su acostumbrado examen general del cadaver y acto seguido centro su atencion en la cabeza. Arranco la cinta adhesiva, retiro cuidadosamente la serpiente como si se tratara de un ejemplar biologico de extraordinario interes y empezo a examinar la boca, con todo el aspecto, penso Dalgliesh, de un dentista excesivamente entusiasta. El comandante recordo lo que Kate Miskin le habia confesado en cierta ocasion, cuando hacia poco que trabajaba para el y le resultaba mas facil confiarse: que era esta parte de la autopsia, no la posterior extraccion sistematica de los organos principales y la accion de pesarlos en la balanza, lo que mas le revolvia las tripas, como si los nervios muertos estuvieran solamente en reposo y aun pudieran reaccionar al entrar en contacto con los dedos enguantados y escudrinadores como lo hacian en vida. Dalgliesh percibia la presencia de Kate un poco detras de el, pero no se volvio para mirarla. Tenia la certeza de que no iba a desmayarse, ni en aquel momento ni mas tarde, pero suponia que, como el, la inspectora experimentaba algo mas que un interes profesional por el desmembramiento de lo que habia sido un hombre joven y sano, y una vez mas sintio un leve dolor pesaroso por lo mucho que el trabajo policial exigia a la delicadeza y la inocencia.

De repente el doctor Wardle emitio un grunido grave que era casi un refunfuno, su reaccion caracteristica cuando encontraba algo interesante.

– Echele una mirada a esto, Adam. En el velo del paladar. Un rasguno bien nitido. Producido despues de la muerte, a juzgar por su aspecto.

En la escena del crimen lo trataba de «comandante», pero aqui, rey de sus dominios, tan comodo con su trabajo como siempre lo estaba, utilizaba el nombre de pila de Dalgliesh.

Este se inclino hacia el cadaver.

– Se diria que despues de la muerte le metieron un objeto de aristas duras en la boca o se lo sacaron de ella. Por el aspecto de la herida, yo diria que lo sacaron.

– Es dificil afirmarlo con plena seguridad, desde luego, pero eso me parece a mi tambien. La direccion del rasguno va desde el fondo del paladar hacia los dientes superiores. -El doctor Wardle se hizo a un lado para que Kate y Daniel pudieran observar la boca por turno. Luego anadio-: No se puede decir con exactitud cuando se produjo, desde luego, salvo que fue despues de la muerte. Quizas el propio Etienne se metio el objeto en la boca, fuera lo que fuese, pero lo saco otra persona.

– Y con algo de fuerza, y posiblemente deprisa -observo Dalgliesh-. Si hubiera sucedido antes de que se instaurase el rigor mortis, la extraccion habria sido mas rapida y facil. ?Cuanta fuerza habria que aplicar para abrir la mandibula una vez establecida la rigidez?

– No resulta dificil, desde luego, y aun resultaria mas facil si la boca estuviera parcialmente abierta, de manera que se pudiesen introducir los dedos y utilizar las dos manos. Un nino no seria capaz de hacerlo, pero usted no busca a un nino.

En ese momento intervino Kate:

– Si le metieron la cabeza de la serpiente en la boca inmediatamente despues de extraer el objeto duro y poco despues de la muerte, ?no podria haber en el tejido alguna mancha visible de sangre? ?Cuanta sangre brotaria despues de la muerte?

– ?Inmediatamente despues de la muerte? -dijo el doctor Wardle-. No mucha. Pero ya no estaba vivo cuando se produjo este rasguno.

Miraron todos a la vez la cabeza de la serpiente. Dalgliesh comento:

– Hace casi cinco anos que esta serpiente ronda por Innocent House. Es mas facil imaginarse una mancha que verla. No hay rastros visibles de sangre. Quizas en el laboratorio puedan encontrar algo. Si se la metieron en la boca nada mas retirar el objeto, deberia haber alguna huella biologica.

– ?Tiene alguna idea, doctor, de que clase de objeto era? -inquirio Daniel.

– Bien, no veo que haya ninguna otra marca en los tejidos blandos ni en la cara interna de los dientes, lo cual sugiere que se trataba de algo que la victima pudo introducirse en la boca con relativa facilidad, aunque no se me ocurre por que diablos querria hacerlo. Pero eso ya es cosa de ustedes.

Daniel prosiguio.

– Si queria esconder algo, ?por que no se lo metio en un bolsillo de los pantalones? Esconderlo en la boca le obligaba a estar callado. No habria podido hablar normalmente con un objeto entre la lengua y el velo del paladar, aunque fuera pequeno. Pero supongamos que ya sabia que iba a morir. Supongamos que se encontro encerrado en la habitacion con el gas saliendo, la llave de paso desaparecida, una ventana que no se podia abrir…

– Pero habriamos encontrado el objeto igualmente aunque solo se lo hubiera metido en el bolsillo -le interrumpio Kate.

– A no ser que el asesino conociera la existencia de ese objeto y regresara mas tarde a buscarlo. En tal caso, tiene su logica que lo escondiera en la boca, aunque fuese algo que el asesino no sabia que existia. Al meterselo en la boca se aseguraba de que lo encontrarian al hacerle la autopsia, si no antes.

– Pero si que lo sabia; el asesino, quiero decir -observo Kate-. Volvio para buscar lo que fuera y creo que lo encontro. Abrio la mandibula por la fuerza para sacarlo y luego utilizo la serpiente para dar la impresion de que habia sido obra del bromista pesado.

Daniel y ella estaban absolutamente concentrados en su conversacion, como si no hubiera nadie mas en la sala. Daniel objeto:

– Pero ?de veras creia que no ibamos a descubrir el rasguno?

– Por favor, Daniel. No sabia que le habia hecho un rasguno en el paladar. Lo unico que sabia era que tenia que romper la rigidez y que eso no podia pasarnos por alto. Asi que utilizo la serpiente. Y, de no haber sido por el rasguno, nos lo habriamos tragado. Estamos buscando a un asesino que sabia algo acerca del tiempo que tarda en aparecer y desaparecer la rigidez y que esperaba que el cuerpo fuera encontrado en un plazo relativamente breve. Si se hubiera tardado un dia mas en encontrarlo, no habria hecho falta la serpiente.

Dalgliesh sabia que corrian el riesgo de teorizar antes de contar con todos los datos. La autopsia aun no habia concluido. Todavia no se habia confirmado la causa de la muerte, aunque se sentia razonablemente seguro, y sabia que tambien el doctor Wardle, de cual seria esa causa.

Kate pregunto:

– ?Que clase de objeto? Algo pequeno y de aristas duras… ?Una llave? ?Un manojo de llaves? ?Una cajita metalica?

– O la casete de una grabadora pequena -sugirio Dalgliesh sosegadamente.

Dalgliesh se marcho antes de que terminara la autopsia. El doctor Wardle le explicaba a su ayudante que las muestras de sangre para el laboratorio debian tomarse de la vena femoral y no del corazon, y por que. Dalgliesh dudaba que la autopsia pudiera revelar nada mas, y si surgia algo no tardaria en saberlo. Habia documentos que debia examinar antes de acudir a su cita en la Camara y no andaba sobrado de tiempo. Habria sido inutil pasar primero por el Yard antes de ir a su casa, de modo que William, su chofer, habia recogido el maletin de su despacho y lo esperaba en el patio exterior, reflejando en su rostro afable y mofletudo un nerviosismo cuidadosamente controlado.

La intensa lluvia de la tarde habia ido amainando hasta convertirse en una llovizna fina y constante. Dalgliesh, con la ventanilla semiabierta, saboreaba el penetrante aroma salado del Tamesis. Los semaforos del Embankment emborronaban el aire de escarlata y, mientras esperaba a que cambiaran, un caballo de la policia, de flancos relucientes, hollaba el asfalto brillante con sus finos cascos. La oscuridad habia descendido a zancadas sobre la ciudad, convirtiendola en una fantasmagoria de luz en la que calles y plazuelas se estremecian transformadas en movedizos collares de blanco, rojo y verde. Dalgliesh abrio el maletin y saco los papeles para proceder a una lectura rapida de los principales asuntos. Habia llegado el momento de adaptar los engranajes de su mente a una preocupacion mas inmediata y tal vez en ultimo termino mas importante. Por lo general no le resultaba dificil hacerlo, pero esta vez persistian las imagenes del deposito.

Algo pequeno, algo de cantos agudos, habia sido extraido de la boca de Etienne tras la instauracion de la rigidez en la parte superior del cuerpo. Cabia dentro de lo posible que ese algo fuera una casete; la desaparicion del magnetofono sugeria ciertamente esa posibilidad. Ello permitia inferir que Etienne habia grabado el nombre de su asesino y que este habia regresado mas tarde para eliminar la prueba. Pero su mente rechazaba esta hipotesis sencilla. El asesino de Etienne habia procurado que en la habitacion no quedara nada que le permitiese dejar un mensaje: habia limpiado el suelo y la repisa de la chimenea, se habia llevado todos los papeles, la agenda de Etienne le habia sido robada el dia anterior con el correspondiente lapiz de oro. Incluso en eso habia pensado el

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