– Cabe la posibilidad -respondio Kate.

De nuevo los ojos azules fijaron en ella una mirada especulativa.

– Que extraordinario. Creo que no he conocido nunca a nadie que muriera asesinado. Conocido personalmente, quiero decir.

Se acerco a la fotografia y la cogio con las dos manos para estudiarla detenidamente, como si no la hubiera visto nunca y no se sintiera demasiado complacida con lo que el fotografo habia hecho de sus facciones. A continuacion, anuncio:

– Me llevare esto. Despues de todo, Claudia, a ti no te hace ninguna falta.

– En rigor -observo Claudia-, los unicos que pueden disponer de sus pertenencias son los albaceas o la policia.

– Bueno, a la policia tampoco le hace ninguna falta. No quiero que se quede aqui en el piso vacio, y menos si Gerard fue asesinado.

Asi que no era inmune a la supersticion. Este descubrimiento intrigo a Daniel: no casaba bien con su aplomo. La observo mientras ella contemplaba la fotografia y deslizaba por el cristal un largo dedo de una rosada, como si quisiera comprobar si habia polvo. Luego, la joven se volvio hacia Claudia.

– Supongo que habra algo para envolverla, ?no?

– Puede que haya una bolsa de plastico en el cajon de la cocina, miralo tu misma. Y si hay alguna otra cosa que sea tuya, este podria ser un buen momento para recogerla.

Lady Lucinda ni siquiera se molesto en pasear la mirada por la habitacion.

– No hay nada mas.

– Si quieres cafe, trae otra taza. Esta recien hecho.

– No quiero cafe, gracias.

Esperaron en silencio hasta que, en menos de un minuto, regreso con la fotografia metida en una bolsa de plastico de los almacenes Harrods. Se dirigia hacia la puerta cuando Kate la detuvo.

– ?Podriamos hacerle unas preguntas, lady Lucinda? Pensabamos pedirle una entrevista de todos modos, pero ya que esta aqui nos ahorraremos tiempo todos.

– ?Cuanto tiempo? Quiero decir, ?cuanto van a durar esas preguntas?

– No mucho. -Kate se volvio hacia Claudia-. ?Le importa que utilicemos este piso para la entrevista?

– No se como podria impedirselo. Supongo que no esperaran que me retire a la cocina, ?verdad?

– No sera necesario.

– O al dormitorio. Quiza resultaria mas comodo.

Miraba fijamente a lady Lucinda, que respondio muy tranquila.

– No sabria decirtelo. No he estado nunca en el dormitorio de Gerard.

Se sento en el sillon que tenia mas cerca y Kate lo hizo en el de enfrente. Daniel y Claudia se sentaron entre ambas, en el sofa.

– ?Cuando vio a su prometido por ultima vez? -comenzo Kate.

– No es mi prometido. Claro que entonces aun lo era. Lo vi el sabado pasado.

– ?El sabado nueve de octubre?

– Supongo, si el sabado pasado fue dia nueve. Pensabamos ir a Bradwell-on-Sea para visitar a su padre, pero el tiempo estaba lluvioso y Gerard dijo que la casa de su padre ya era bastante lugubre de por si sin necesidad de llegar bajo la lluvia y que iriamos otro dia. Asi que, como Gerard queria volver a ver el diptico de Wilton, por la tarde estuvimos en el ala Sainsbury de la National Gallery, y de ahi fuimos a tomar el te al Ritz. Por la noche no lo vi, porque mama queria que fuera con ella a Wiltshire a pasar la noche y el domingo con mi hermano. Mama queria hablar de los arreglos matrimoniales antes de ver a los abogados.

– ?Y como estaba el senor Etienne el sabado cuando lo vio, aparte de deprimido por el tiempo?

– No estaba deprimido por el tiempo. La visita a su padre no corria ninguna prisa. Gerard no se deprimia por las cosas que no podia cambiar.

– Y las que podia cambiar, ?las cambiaba? -intervino Daniel.

Ella se volvio para mirarlo y, de pronto, sonrio.

– Exactamente. -Luego anadio-: Esa fue la ultima vez que lo vi, pero no la ultima que hable con el. El jueves por la noche hablamos por telefono.

– ?Hablo usted con el hace dos dias, la noche en que murio? -pregunto Kate con voz cuidadosamente controlada.

– No se cuando murio. Lo encontraron muerto ayer por la manana, ?no? Yo hable con el por su linea particular la noche anterior.

– ?A que hora, lady Lucinda?

– Hacia las siete y veinte, supongo. Quiza fuera un poco mas tarde, pero estoy segura de que fue antes de las siete y media porque mama y yo teniamos que salir de casa a esa hora para ir a cenar con mi madrina y yo ya estaba vestida. Pense que tenia el tiempo justo para telefonear a Gerard. Queria una excusa para que no se alargara la conversacion. Por eso estoy tan segura de la hora.

– ?De que queria hablarle? Ya le habia escrito para romper el compromiso.

– Ya lo se. Suponia que habria recibido la carta por la manana y queria preguntarle si estaba de acuerdo con mama en que debiamos publicar un anuncio en el Times, o si preferia que escribieramos cada uno a nuestros amigos personales y dejaramos sencillamente que corriera la noticia. Naturalmente, ahora mama quiere que rompa la carta y no diga nada; pero no lo hare. Claro que tampoco podria hacerlo, porque ustedes ya la han visto. En fin, al menos no tendra que preocuparse por el anuncio en el Times. Asi se ahorrara algunas libras.

El alfilerazo de veneno fue tan repentino y se desvanecio tan deprisa que Daniel casi hubiera podido creer que no lo habia percibido. Como si no hubiera oido nada, Kate pregunto:

– ?Y que le dijo Gerard del anuncio, de la ruptura del compromiso? ?No le pregunto usted si habia recibido la carta?

– No le pregunte nada. No hablamos de nada en absoluto. Me dijo que no podia hablar porque tenia una visita.

– ?Esta segura de eso?

La voz aguda y cristalina era casi inexpresiva.

– No estoy segura de que tuviera una visita. ?Como iba a estarlo? No oi a nadie ni hable con nadie excepto con Gerard. Quiza fue solo una excusa para no hablar conmigo, pero estoy segura de que me lo dijo.

– ?Y con esas mismas palabras? Quiero que esto quede bien claro, Lady Lucinda. ?No le dijo que no estaba solo o que habia alguien con el? ?Empleo la palabra «visita»?

– Ya se lo he dicho. Me dijo que tenia una visita.

– ?Y eso ocurrio, digamos, entre las siete y veinte y las siete y media?

– Mas cerca de las siete y media. El coche vino a buscarnos a mama y a mi exactamente a esa hora.

Una visita. Daniel hizo un esfuerzo para no mirar a Kate por el rabillo del ojo, pero sabia que sus pensamientos seguian el mismo curso. Si verdaderamente Etienne habia utilizado esta palabra -y la muchacha parecia estar segura de ello-, eso sin duda queria decir que Etienne estaba con alguien ajeno a la empresa. No era verosimil que hubiera utilizado el termino para referirse a un socio o un miembro de la plantilla. De ser asi, ?no habria sido mas natural que dijera «estoy ocupado», o «estoy reunido», o «estoy con un colega»? Y si alguien habia ido a verlo aquella noche, con cita previa o sin ella, ese alguien aun no habia dado senales de vida. ?Por que no, si la visita habia sido inocente, si habia dejado a Gerard vivo y con buena salud? No habia anotada ninguna cita en la agenda del despacho de Etienne, pero eso no demostraba nada. El visitante podia haberle telefoneado por su linea privada en cualquier momento del dia, o haberse presentado inesperadamente sin haber sido invitado. De todos modos solo era un indicio circunstancial, como tantos otros indicios en este caso cada vez mas desconcertante.

No obstante, Kate seguia insistiendo. Acababa de preguntarle a lady Lucinda cuando habia estado en Innocent House por ultima vez.

– No volvi alli desde la fiesta del diez de julio. En parte se organizo para celebrar mi aniversario, porque cumplia veinte anos, y en parte como fiesta de compromiso.

– Tenemos la lista de invitados -dijo Kate-. Supongo que tendrian libertad para moverse por toda la casa si querian, ?o no?

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