debiamos contar la misma historia porque la policia intentaria pillarnos. Asi que le conte al inspector todo lo que habiamos hecho, menos lo que habiamos visto por la tele, pero lo habiamos hecho la noche anterior.
Dalgliesh comento:
– Es la forma mas segura de inventar una coartada. En esencia estas diciendo la verdad, asi que no has de temer que la otra persona diga algo distinto. ?Fue idea tuya?
– Si.
– Esperemos que no te dediques nunca al crimen, Daisy. Esto es muy importante y quiero que lo pienses bien antes de contestar a mis preguntas. ?Lo haras?
– Si.
– ?Te conto tu tia Esme lo que habia ocurrido en Innocent House aquel jueves por la noche, la noche en que murio el senor Etienne?
– No me conto mucho. Dijo que habia estado alli y que habia visto al senor Etienne, pero que estaba vivo cuando ella se fue. Alguien llamo para pedirle que subiera al ultimo piso y el le dijo a tia Esme que no tardaria en volver. Pero tardaba mucho y ella se canso de esperar, asi que al fin se fue.
– ?Se fue sin volver a verlo?
– Eso me dijo. Dijo que estuvo esperando mucho rato y que al final se asusto. Da mucho miedo Innocent House cuando se han ido todos y la casa se queda fria y silenciosa. Hubo una senora que se mato alli, y la senora Carling dice que a veces se ve su fantasma. Asi que no espero a que volviera el senor Etienne. Le pregunte si habia visto al asesino y me contesto: «No, no lo vi. No se quien lo hizo, pero se quien no lo hizo.»
– ?Te dijo a quien se referia?
– No.
– ?Te dijo si era un hombre o una mujer, la persona que no lo habia hecho?
– No.
– ?Y tu sacaste la impresion de que se referia a un hombre o a una mujer, Daisy?
– No se.
– ?Te dijo alguna otra cosa acerca de esa noche? Intenta recordar sus palabras exactas.
– Me dijo algo, pero en aquel momento no le encontre ningun sentido. Dijo: «Oi la voz, pero la serpiente estaba ante la puerta. ?Por que estaba la serpiente ante la puerta? Y que momento mas extrano para tomar prestada una aspiradora.» Lo dijo en voz muy baja, como si hablara sola.
– ?Le preguntaste que habia querido decir?
– Le pregunte que clase de serpiente era, si era una serpiente venenosa, si habia mordido al senor Etienne. Y ella dijo: «No, no era una serpiente de verdad, pero quizas era igual de mortifera, a su manera.»
Dalgliesh repitio:
– «Oi la voz, pero la serpiente estaba ante la puerta. Y que momento mas extrano para tomar prestada una aspiradora.» ?Estas segura de esas palabras?
– Si.
– ?No dijo de quien era la voz?
– No, dijo lo que acabo de contarle. Creo que queria guardar algo en secreto. Le gustaban los secretos y los misterios.
– ?Cuando volvio a hablarte del asesinato?
– Anteayer, mientras estaba aqui haciendo los deberes. Me dijo que el jueves por la noche iria a Innocent House para hablar con alguien. Dijo: «Ahora tendran que seguir publicando mis obras. No les queda mas remedio.» Dijo que quiza necesitase que le proporcionara otra coartada, pero aun no estaba segura. Le pregunte que a quien iba a ver y me contesto que de momento no me lo diria, que tenia que ser un secreto. No creo que pensara decirmelo nunca; creo que era demasiado importante para decirselo a nadie. Le dije: «Si vas a ver al asesino, puede que te mate a ti tambien», y ella me contesto que no era tan tonta, que no iba a ver a ningun asesino. Dijo: «No se quien es el asesino, pero puede que manana por la noche lo sepa.» No me dijo nada mas.
Dalgliesh le tendio la mano por encima de la mesa y la nina se la estrecho.
– Gracias, Daisy, nos has ayudado mucho. Tendremos que pedirte que escribas todo esto y lo firmes, pero en otro momento.
– ?Y me llevaran a Proteccion?
– No creo que exista ninguna posibilidad, ?verdad? -Se volvio hacia la senora Reed, que respondio con expresion sombria e inflexible.
– Antes tendran que pasar por encima de mi cadaver.
La mujer los acompano hasta la puerta y, de pronto, al parecer movida por un impulso, salio al rellano con ellos y cerro a sus espaldas. Sin prestarle atencion a Kate, le hablo directamente a Dalgliesh.
– El senor Mason, el director de la escuela de Daisy, dice que es inteligente. Quiero decir, inteligente de veras.
– Creo que tiene razon, senora Reed. Deberia estar orgullosa de ella.
– Dice que podria conseguir una de esas becas del Gobierno para ir a una escuela distinta, a un internado.
– ?Y que opina Daisy?
– Dice que no le importaria. No esta contenta en esa escuela. Creo que le gustaria ir, pero que no quiere decirmelo.
Kate sintio una ligera punzada de irritacion. Tenian cosas que hacer. Habia que examinar el apartamento de la senora Carling, y su agente llegaria a las once y media.
Pero Dalgliesh no dio ninguna muestra de impaciencia.
– ?Por que Daisy y usted no lo hablan a fondo con el senor Mason? La decision debe tomarla Daisy.
La senora Reed se resistia a dejarlos, como si aun necesitara escuchar algo mas, una seguridad que solo el podia darle. Dalgliesh anadio:
– No debe creer que sea a la fuerza malo para Daisy solo porque a usted le resulta conveniente. Podria ser lo mejor para las dos.
– Gracias, gracias -susurro ella, y entro de nuevo en el piso.
51
El apartamento de la senora Carling quedaba un piso mas abajo y en la parte frontal del edificio. La pesada puerta de caoba estaba provista de un cierre normal y dos cerraduras de seguridad, una Banham y una Ingersoll. Las llaves giraron con facilidad y, al empujar la puerta, Dalgliesh arrastro con ella una pila de cartas. El recibidor olia a moho y estaba muy oscuro. Dalgliesh busco a tientas el interruptor de la luz y lo acciono, revelando al instante la sencilla estructura del apartamento: un estrecho corredor con dos puertas enfrente y una a cada lado. Se agacho para recoger los sobres y vio que se trataba de simples notificaciones: dos de ellos sin duda contenian facturas y en el otro se exhortaba a la senora Carling a abrirlo de inmediato para tener la posibilidad de ganar medio millon. Habia tambien una hoja de papel doblada con un mensaje laboriosamente escrito a mano: «Lo siento, pero manana no podre venir. Tengo que ir a la clinica con Tracey por lo de la presion alta. Espero verla el viernes que viene. Sra. Darlene Morgan.»
Dalgliesh abrio la puerta que tenia justo delante y encendio la luz. Se encontraron en la sala de estar. Las dos ventanas que daban a la calle estaban cerradas, y las cortinas de terciopelo rojo a medio correr. Aun cuando a aquella altura no habia peligro de miradas indiscretas, ni siquiera desde el piso alto de los autobuses, la mitad inferior de ambas ventanas se hallaba cubierta por un visillo. La principal fuente de luz artificial procedia de una especie de cuenco invertido de cristal, decorado con un tenue dibujo de mariposas y moteado por los cuerpos negros y resecos de moscas atrapadas, que colgaba de un roseton central. Habia tres lamparas de mesa con pantalla de flecos rosados, una sobre una mesita situada junto a un sillon cerca del fuego, otra sobre una mesa cuadrada colocada entre las dos ventanas, y la tercera sobre un enorme escritorio con puerta de persiana apoyado contra la pared de la izquierda. Como si necesitara desesperadamente luz y aire, Kate descorrio las cortinas y abrio una de las ventanas; a continuacion fue encendiendo todas las luces del cuarto. Aspiraron el aire