– Pero si no me hubiera convencido, Esme Carling aun estaria viva.
– Puede ser. No se deje dominar demasiado por la culpa, Daniel. La persona responsable de la muerte de Esme Carling es la persona que la mato. ?Que se sabe de la autopsia? ?Algo inesperado?
– Muerte por inhibicion vagal, senor. Murio en cuanto le apretaron la correa en torno al cuello. Cuando la metieron en el agua ya estaba muerta.
– Bien, al menos fue rapido. ?Y la lancha? ?Ha habido noticias de Ferris?
– Si, senor, y buenas. -A Daniel se le ilumino la cara-. Ha encontrado algunas fibras minusculas de tela enganchadas en una astilla de madera del suelo de la cabina. Son de color rosa, senor. La victima llevaba una chaqueta de
Se miraron unos a otros. Kate se dio cuenta de que todos experimentaban la misma euforia contenida. Una pista fisica al fin, algo que podia etiquetarse, medirse, analizarse cientificamente, presentarse como prueba ante un tribunal. Ya sabian por Fred Bowling que Esme Carling no habia estado en la lancha desde el verano anterior. Si las fibras coincidian, tendrian una prueba de que la habian matado en la lancha. Y si era asi, ?quien la habia desplazado luego hasta el otro lado de los escalones? ?Quien, si no el asesino?
Dalgliesh observo:
– Si las fibras coinciden, podremos demostrar que Carling estuvo ayer por la noche en la cabina de la lancha. La inferencia obvia es que murio alli. Ciertamente, es un plan juicioso por parte del asesino: pudo esperar con el cadaver oculto hasta que no hubiera nadie en el rio y elegir el momento de atarla a la barandilla sin ser observado. Pero, aunque las fibras la relacionen con la lancha, eso no significa que tambien la relacionen con el asesino. Tendremos que recoger los abrigos y chaquetas de todos los sospechosos que estuvieron en la escena del crimen y enviarlos al laboratorio. ?Se encargara usted de hacerlo, Daniel?
– ?Incluso los de Mandy Price y Bartrum?
– Todos.
– Ahora solo nos falta encontrar el menor rastro de fibra rosa en alguna de las chaquetas -intervino Kate.
– No solo eso -objeto Dalgliesh-. Hay una complicacion, Kate: casi todos podran alegar que se arrodillaron junto al cadaver de Esme Carling, incluso que lo tocaron. La presencia de una fibra en su ropa puede explicarse de mas de una manera.
Daniel anadio:
– ?Y que apostamos a que ese asesino sabia condenadamente bien lo que estaba haciendo? Estoy seguro de que se quito la chaqueta antes de acercarse a su victima y luego se aseguro condenadamente bien de que estaba limpio.
54
Mandy tenia intencion de llegar temprano al trabajo a la manana siguiente, pero, con gran asombro por su parte, al despertar descubrio que habia dormido demasiado y que ya eran las nueve menos cuarto. Y muy probablemente habria seguido durmiendo si Maureen y Mike no se hubieran enzarzado en una de sus discusiones sobre la disponibilidad y el estado del cuarto de bano; como de costumbre, Maureen gritaba desde lo alto de la escalera y Mike le respondia vociferando desde la cocina. Al cabo de un minuto sono un golpe en la puerta de su dormitorio, seguido inmediatamente de la irrupcion de Maureen. Estaba claro que tenia uno de sus dias malos.
– Mandy, esa punetera moto que tienes ocupa toda la entrada. ?Por que no la dejas en el patio delantero como hace todo el mundo?
Era una queja perenne. La indignacion desperto a Mandy al instante.
– Porque algun gilipollas me la robaria, por eso la meto dentro. Y la moto se queda dentro. -Luego anadio malhumorada-: Supongo que es demasiado esperar que el cuarto de bano este libre.
– Esta libre, si no te importa que este hecho una mierda. Mike lo ha dejado asqueroso, como siempre. Si quieres banarte, tendras que limpiarlo tu misma. Y encima se ha olvidado de que esta semana le tocaba a el comprar papel higienico. No se por que siempre he de ser yo la que piense en todo y haga todo el trabajo en esta casa.
Evidentemente, iba a ser uno de esos dias. Ni Maureen ni Mike estaban en casa cuando Mandy llego la noche anterior. Habia subido a acostarse, aunque habia intentado permanecer despierta, atenta al ruido de la puerta, deseosa de explicarles lo sucedido. Pero no habia podido ser. Pese a sus esfuerzos, se habia dormido. Y antes de estar vestida oyo dos violentos portazos en rapida sucesion. Se habian marchado, y Maureen ni siquiera se habia molestado en preguntarle por que no habia vuelto al pub.
Las cosas no mejoraron cuando llego a Innocent House. Esperaba ser la primera en dar la noticia, pero eso ya era imposible. Los socios habian llegado todos temprano. George, que estaba ocupado atendiendo una llamada, le dirigio una desesperada mirada de suplica al verla entrar, como si cualquier ayuda hubiera de ser bien recibida. Era evidente que la noticia se habia extendido mas alla de Innocent House.
– Si, me temo que es verdad… Si, parece que se trata de un suicidio… No, lo lamento pero no conozco los detalles… Todavia no sabemos como murio… Lo siento… Si, ha venido la policia… Lo siento… No, la senorita Etienne no puede ponerse en este momento… No, el senor De Witt tampoco esta libre. Si quiere que le llame alguno de ellos… No, lo siento. No se cuando estaran disponibles.
Colgo el auricular y comento:
– Uno de los autores del senor De Witt. No se como se ha enterado de la noticia. Quizas ha llamado a publicidad y Maggie o Amy se lo han dicho. La senorita Etienne me ha encargado que diga lo menos posible, pero no es facil. La gente no se da por satisfecha con lo que yo les digo. Quieren hablar con alguno de los socios.
Mandy replico:
– Yo no perderia el tiempo con ellos. Digales: «Se equivoca de numero», y cuelgue. Si insiste, ya vera como enseguida se cansan.
El salon estaba vacio. La casa parecia extranamente distinta, extranamente silenciosa, como si estuviera de luto. Mandy esperaba encontrarse a la policia en la oficina, pero no habia ninguna senal de su presencia. En su despacho, la senorita Blackett se hallaba sentada ante el ordenador, mirando la pantalla como si estuviera hipnotizada. Mandy nunca la habia visto tan desmejorada: estaba muy palida y su rostro parecia haberse convertido de pronto en el de una anciana.
Mandy le pregunto:
– ?Se encuentra usted bien? Tiene muy mala cara.
La senorita Blackett se esforzo por mantener la dignidad y el dominio de si.
– Pues claro que no me encuentro bien, Mandy. ?Como va a encontrarse bien alguno de nosotros? Es la tercera muerte que se produce en dos meses. Es espantoso. No se que le esta ocurriendo a la empresa. Desde que murio el senor Peverell, nada ha vuelto a ir bien en la Peverell Press. Y me extrana que puedas estar tan animada; despues de todo, la encontraste tu.
Parecia al borde del llanto. Pero habia algo mas: la senorita Blackett tenia miedo. Mandy casi podia oler su terror.
– Si, bueno, lamento que haya muerto, claro -respondio con desasosiego-. Pero no es lo mismo que si la conociera, ?verdad? Y ademas, ya era vieja. Y se lo hizo ella misma. Fue su eleccion. Debia de querer morir. Quiero decir que no es como la muerte del senor Gerard.
La senorita Blackett, con el rostro enrojecido, exclamo:
– ?No era vieja! ?Y que si lo era? ?Los viejos tienen tanto derecho a vivir como tu!
– No he dicho que no lo tengan.
– Es lo que has dado a entender. Deberias pensar mas antes de hablar, Mandy. Has dicho que era vieja y que su muerte no tenia importancia.
– No he dicho que no tuviera importancia.
Mandy tenia la sensacion de estar hundiendose en un remolino de emociones irracionales que no podia comprender ni controlar. Y en aquel momento se dio cuenta de que la senorita Blackett estaba a punto de romper