– Ninguno de los dos. Pero durante cuatro anos he vivido en la misma casa con mi nuera. Soy una mujer. Puedo estar imposibilitada, pero todavia conservo el uso de mis ojos y de mi inteligencia.
– ?Como se encuentra ella, lady Ursula?
– No lo se. Pero, antes de que se marche, le sugiero que procure averiguarlo. Desde que recibi la noticia, solo he visto a mi nuera durante tres minutos. Al parecer, esta demasiado disgustada para hablar con las visitas. Todo parece indicar que a mi se me considera una visita.
– ?Es justo lo que dice? A veces, resulta mas dificil hacer frente al dolor de los demas que al de uno mismo.
– ?Sobre todo si el de uno mismo no es muy intenso?
El se inclino hacia adelante y hablo con suavidad:
– No creo que tengamos derecho a suponer eso. Es posible que los sentimientos de Barbara no sean intensos, pero Paul era su marido. Ella se preocupaba por el, probablemente mas de lo que usted y yo podamos comprender. Se trata de un acontecimiento espantoso para ella, para todos nosotros. Veamos, ?hemos de hablar de esto ahora? Tanto usted como yo estamos bajo una fuerte impresion.
– Hemos de hablar y no hay mucho tiempo. El comandante Adam Dalgliesh vendra a verme tan pronto como hayan terminado con lo que esten haciendo en la iglesia. Es de suponer que deseara hablar tambien con Barbara. Con el tiempo, probablemente antes de lo que quepa suponer, tambien acudiran a usted. Yo he de saber lo que usted se dispone a decirles.
– ?No es ese Adam Dalgliesh una especie de poeta? ?Extrana aficion para un policia!
– Si es tan buen detective como poeta, es un hombre peligroso. No subestime a la policia por lo que lea en los periodicos.
El repuso:
– No subestimo a la policia, pero no tengo motivo para temerla. Se que combinan un entusiasmo machista por la violencia selectiva con una rigida adhesion a la moralidad de la clase media, pero no creo que usted pueda sugerir seriamente que sospechen que yo le corte la garganta a Paul por el hecho de acostarme con su esposa. Es posible que esten alejados de la realidad social, pero, con toda seguridad, no pueden estarlo tanto.
Ella penso: «Esto ya encaja mas, este es el hombre autentico». Contesto con perfecta tranquilidad:
– Yo no digo que la policia sospeche de usted. No dudo de que podra presentar una coartada satisfactoria para la noche pasada. Sin embargo, causaran menos problemas si ni usted ni ella mienten sobre su asunto. Yo prefiero, por mi parte, no tener que mentir al respecto. Como es natural, tampoco brindare gratuitamente esta informacion, pero es muy posible que me lo pregunten.
– ?Y por que deberian hacerlo, lady Ursula?
– Porque el comandante Dalgliesh trabajara en estrecha relacion con la Seccion Especial. Mi hijo fue ministro de la Corona, aunque fuese por poco tiempo. ?Supone que en la vida privada de un ministro, en particular un ministro de ese Ministerio, puede haber algo que desconozcan aquellas personas cuya tarea consiste en descubrir y documentar este tipo de escandalo potencial? ?En que clase de mundo cree usted que vivimos?
El se levanto y empezo a caminar lentamente de un lado a otro, ante ella. Finalmente dijo:
– Supongo que tendria que haber pensado en esto. Y lo habria hecho, si hubiera dispuesto de mas tiempo. Pero la muerte de Paul ha sido un golpe abrumador. No creo que mi mente trabaje todavia como es debido.
– Entonces, le sugiero que empiece ya a trabajar. Usted y Barbara han de coincidir en sus historias. Mejor dicho, han de coincidir en decir la verdad. Tengo entendido que Barbara era ya su amante cuando usted se la presento a Hugo, y que siguio siendolo despues de morir Hugo y casarse ella con Paul.
El se detuvo y se volvio hacia ella.
– Creame, lady Ursula, no fue nada planeado; las cosas no ocurrieron asi.
– ?Ira a decirme que ella y usted decidieron generosamente abstenerse de su relacion sexual, al menos hasta que terminara la luna de miel?
El se detuvo ante ella y la miro fijamente.
– Creo que hay algo que deberia decir, pero me temo que no sea muy… propio de un caballero.
Sin decir una palabra, ella penso: «Ese termino carece ya de todo significado. Contigo, probablemente nunca lo tuvo. Antes de 1914, cabia hablar asi sin que las palabras sonaran falsas o ridiculas, pero ahora no. Esa palabra y el mundo que representaba, han desaparecido para siempre, pisoteados en los fangos de Flandes». Dijo:
– Mi hijo ha sido degollado. Ante semejante brutalidad, no creo que debamos preocuparnos por cuestiones de dignidad, sean o no falsas. Estoy hablando de Barbara, desde luego.
– Si. Hay algo que usted debiera comprender, si no lo ha comprendido todavia. Yo puedo ser su amante, pero ella no me ama. Desde luego, no desea casarse conmigo. Se siente tan satisfecha conmigo como podria estarlo con cualquier hombre. Por eso yo comprendo sus necesidades y no planteo exigencias. Al menos, no muchas exigencias. Todos presentamos alguna. Y, desde luego, yo la quiero a ella, tanto como pueda yo querer a alguien. A ella, esto le es necesario, y se siente segura conmigo. Pero nunca desearia librarse de un excelente marido y de un titulo para casarse conmigo. No mediante el divorcio, y, desde luego, menos contribuyendo a un asesinato. Tiene usted que creer esto, si es que usted y ella han de seguir viviendo juntas.
Ella replico:
– Al menos, ha hablado con franqueza. Parece que estan cortados a la medida el uno para el otro.
El acepto el sutil insulto que habia detras de esa ironia.
– Ya lo creo -contesto con tristeza-, estamos cortados a la medida. -Y anadio-: Sospecho que ella ni siquiera se siente particularmente culpable. En todo caso, menos que yo, por extrano que esto pueda parecer. Es dificil tomarse el adulterio en serio si la persona no obtiene de el un excesivo placer.
– Su papel debe ser agotador y escasamente satisfactorio. Le admiro por su capacidad de sacrificio.
La sonrisa de el, aunque discreta, era evocadora.
– ?Es tan hermosa! Se trata de un rasgo absoluto, ?no cree? Ni siquiera depende de si ella se encuentra bien o contenta, o de si no esta cansada o de lo que lleve puesto. Es algo que siempre esta presente. No puede usted culparme por haber intentado hacerla feliz.
– Ya lo creo que si -contesto ella-, puedo hacerlo y lo hago.
Pero sabia que con estas palabras distaba de ser sincera. Durante toda su vida se habia sentido cautivada por la belleza fisica en hombres y en mujeres. Habia sido la meta fija en su vida. Cuando, en 1918, con su hermano y su prometido muertos, ella, la hija de un conde, llego a la edad propia de desafiar la tradicion, ?que otra cosa tenia para ofrecer? Penso, con ruda sinceridad, que no podia ofrecer un gran talento dramatico. De modo casi casual e instintivo, exigio belleza fisica en sus amantes y nunca sintio celos de la de sus amigas, sino que se mostro excesivamente indulgente en este aspecto. Todos se sorprendieron, cuando a la edad de treinta y dos anos se caso con sir Henry Berowne, aparentemente por unas cualidades menos obvias, y le dio dos hijos. Penso ahora en su nuera, tal como la habia visto muchas veces, de pie e inmovil frente al espejo del vestibulo. Barbara era incapaz de pasar ante un espejo sin aquel momento de inmovilidad narcisista, aquella mirada tranquila y profunda. ?Que podia mirar? Aquel primer pliegue junto a los ojos, aquel tono azul apagado, una reseca arruga en la piel, las primeras marcas en el cuello que mostraran cuan transitoria podia ser aquella perfeccion tan preciada.
El seguia paseando de un lado a otro, sin dejar de hablar.
– A Barbara le gusta ver que se le presta atencion. Hay que admitirlo en lo que se refiere al acto sexual. Desde luego, se presta una atencion, especifica e intensa. Ella necesita hombres que la deseen. En realidad, ni siquiera quiere que lleguen a tocarla. Si ella pensara que yo intervine en la muerte de Paul, no me daria las gracias. No creo que llegara a perdonarme y, desde luego, no me protegeria. Lo siento. He hablado con excesiva franqueza. Pero creo que todo esto habia que decirlo.
– Si, habia de decirlo. ?A quien protegeria ella?
– A su hermano, tal vez, pero no creo que por mucho tiempo, y no, desde luego, si ello implicara algun riesgo para ella. Nunca han estado muy unidos.
Ella contesto secamente:
– No se le exigira ninguna lealtad fraternal. Dominic Swayne estuvo en esta casa con Mattie durante toda la velada de ayer.
– ?Eso lo dice el o ella?
– ?Es que le acusa a el de tener algo que ver con la muerte de mi hijo?
– Desde luego que no. La idea es ridicula. Y si Mattie dice que estaba con ella, no dudo de que asi fue. Todos