– Asesinado… Nadie dijo nada de asesinato. Yo creia…

Kate se acerco a ella, miro a Dalgliesh y despues coloco una mano sobre el hombro de la senorita Matlock. Dalgliesh pregunto:

– ?Que creia usted, senorita Matlock?

Ella alzo la vista para mirarle y murmuro con una voz tan queda que el tuvo que inclinar la cabeza para oirla:

– Yo creia que tal vez lo hubiera hecho el mismo.

– ?Tenia usted alguna razon para suponerlo?

– No. Ninguna razon. Claro que no. ?Como podia tenerla yo? Y lady Berowne dijo… Algo se dijo sobre su navaja. Pero un asesinato… No quiero contestar a mas preguntas, esta noche no. No me encuentro bien. No quiero que me acosen mas. El ha muerto y esto ya es en si algo terrible. ?Pero un asesinato! No puedo creer que sea un asesinato. Quiero que me dejen sola.

Mientras la miraba, Dalgliesh penso: «La impresion es en si autentica, pero hay una parte de representacion, y ademas no muy convincente». Dijo friamente:

– No se nos permite acosar a un testigo, senorita Matlock y no creo que realmente piense usted que la hemos estado acosando. Nos ha sido usted muy util. Me temo que tendremos que hablar de nuevo, para hacerle mas preguntas, pero no es necesario que sea ahora. Sabremos encontrar el camino de salida.

Ella se levanto de la silla como si fuera un anciano, y dijo:

– Nadie sale por si solo de esta casa. Eso forma parte de mis tareas.

Ya en el Rover, Dalgliesh telefoneo al Yard, y dijo a Massingham:

– Veremos al senor Lampart manana, tan temprano como sea posible. Seria conveniente que pudieramos contar con ello antes de la reunion de las tres y media. ?Hay alguna noticia de Sarah Berowne?

– Si, senor. Es una fotografa profesional, al parecer, y ha tenido sesiones de fotografia durante todo el dia de hoy. Tiene otras concertadas para manana por la tarde, con una escritora que debe marcharse a Estados Unidos manana por la noche. Es algo muy importante, y por tanto ella espera que no sea necesario cancelarlo. Le he dicho que iriamos por la tarde, a las seis y media. Y la Oficina de Prensa desea un comunicado urgente. La noticia se difundira a las seis, y ellos quieren organizar una conferencia de prensa manana a primera hora.

– Eso es prematuro. ?Que diablos esperan que podamos decir en estos momentos? Trate de aplazarlo, John.

Si podia probar que Berowne habia sido asesinado, toda la investigacion se efectuaria en un ambiente de febril interes por parte de los medios de comunicacion. El lo sabia, aunque ello no le agradara, pero tampoco habia motivo para que la cosa empezara ya. Mientras Kate maniobraba con el Rover para abandonar el estrecho espacio de su aparcamiento, y empezaba a avanzar lentamente desde Campden Hill, se volvio para contemplar la elegante fachada de la casa, aquellas ventanas parecidas a ojos muertos. Y entonces, en la planta superior, observo el temblor de una cortina y supo que lady Ursula estaba acechando su partida.

IV

Eran ya las seis y veinte cuando Sarah Berowne consiguio hablar por telefono con Ivor Garrod. Habia permanecido en su casa durante toda la primera mitad de la tarde, pero no se habia atrevido a llamar desde alli. Era para el una regla absoluta -hija, pensaba a veces ella, de su obsesion por el secreto- la de que nada importante debia decirse jamas a traves del telefono de ella. Por consiguiente, toda la tarde, desde el momento en que su abuela la habia dejado, habia estado dominada por la necesidad de encontrar una cabina publica conveniente y de tener a punto suficientes monedas. Sin embargo, en ninguna de esas llamadas habia podido hablar con el, y no se habia atrevido a dejar un mensaje, ni siquiera su nombre.

Su unica cita durante el dia habia sido para fotografiar a una escritora visitante que pasaba unos dias con unos amigos en Hertfordshire. Ella trabajaba siempre con un minimo de equipo y habia hecho el viaje en tren. Poca cosa podia recordar acerca de aquella breve sesion. Habia trabajado como un automata, seleccionando el mejor entorno, comprobando la luz y ajustando los objetivos. Suponia que todo habia resultado bastante satisfactorio, pues la mujer parecia satisfecha, pero incluso mientras trabajaba habia sentido impaciencia por alejarse de alli y encontrar un telefono publico, a fin de intentar una vez mas hablar con Ivor.

Se apeo del tren casi antes de que este se detuviera del todo en King's Cross, y miro a su alrededor con ojos desesperados, buscando las flechas que le senalaran la proximidad de un telefono. Encontro telefonos abiertos, instalados a cada lado de un maloliente pasillo procedente del vestibulo principal, con las paredes llenas de numeros y dibujos garabateados. Era la hora punta y tuvo que esperar un par de minutos hasta que quedo libre un telefono. Casi lo arranco, todavia tibio, de la mano que lo acababa de colgar. Y esta vez tuvo suerte, pues el se encontraba en su oficina y fue su voz la que contesto. A ella se le escapo un breve sollozo de alegria:

– Soy Sarah. Todo el dia estoy intentando hablar contigo. ?Puedes hablar?

– Poco. ?Donde estas?

– En King's Cross. ?Te has enterado?

– Hace un momento, en las noticias de las seis. Todavia no sale en los periodicos vespertinos.

– Ivor, tengo que verte.

El repuso con calma.

– Naturalmente. Hay cosas de las que debemos hablar, pero no esta noche. No es posible. ?Se ha puesto la policia en contacto contigo?

– Han intentado hablar conmigo, pero yo les he dicho que tenia todo el dia ocupado y que no quedaria libre hasta manana a las seis y media.

– ?Y estas tan ocupada?

«?Que puede importar eso?», penso ella, y contesto:

– Tengo un par de citas esta tarde.

– Dificilmente se le puede decir a eso tener todo el dia ocupado. No le mientas nunca a la policia, a no ser que tengas la seguridad de que no podran averiguarlo. En este caso, les basta con comprobar tu agenda.

– Pero es que yo no podia dejarles venir hasta que hubieramos hablado. Hay cosas que podrian preguntarme. Sobre Theresa Nolan, y sobre Diana. Ivor, tenemos que vernos.

– Y nos veremos. Y ellos no te preguntaran nada sobre Theresa. Tu padre se suicido, cometiendo con ello su ultima y mas embarazosa tonteria. Su vida era un lio. La familia querra enterrarlo todo decentemente, sin que salgan los malos olores a relucir ante todos. A proposito, ?como te enteraste de la noticia?

– Mi abuela. Me telefoneo y despues vino en taxi, apenas la policia la dejo en paz. No me ha contado gran cosa. No creo que ella conozca todos los detalles, pero no cree que papa se suicidara.

– Naturalmente. De los Berowne se espera que se pongan el uniforme y maten a otras personas, pero no a si mismos. Sin embargo, puestos a hablar de esto, al parecer eso fue lo que hizo, matar a otra persona. Me pregunto si Ursula Berowne se permitira mostrar una nota de compasion por ese vagabundo muerto.

Una leve duda se formo en su mente. ?Era posible que en el noticiario hubieran dicho que la segunda victima era un vagabundo? Repuso:

– Pero no se trata tan solo de mi abuela. La policia, un comandante llamado Dalgliesh, tampoco parece pensar que papa se matase.

El nivel de ruidos habia aumentado. El estrecho pasillo estaba lleno de gente que necesitaba telefonear antes de tomar el tren. Sentia los cuerpos de aquellas personas, apinandose junto a ella. En el aire habia una mezcolanza de voces junto con un rumor de pasos y la ronca e ininteligible letania de los avisos en los altavoces de la estacion. Inclino mas la cabeza para acercarse al telefono y dijo:

– La policia no parece creer que se trate de un suicidio.

Hubo un silencio, y ella se atrevio entonces a hablar con una voz mas alta, para dominar el ruido que la rodeaba:

– Ivor, la policia no cree…

El la interrumpio:

– Ya te he oido. Mira, quedate donde estas e ire en seguida. Es posible que solo dispongamos de media hora, pero tienes razon: debemos hablar. Y no te preocupes. Yo estare contigo en tu casa cuando ellos vayan manana.

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