camisa inmaculada, aquella corbata del antiguo
Dijo:
– Me sorprende que pensarais que Garrod merecia tanto esfuerzo. Era un activista izquierdista en la universidad. No creo que se necesite un agente secreto para descubrir que Garrod no vota a los conservadores. Nunca ha hecho secreto de sus creencias.
– De sus creencias no, pero si de sus actividades. Los de su grupo son algo mas que los usuales descontentos de la clase media en busca de una salida eticamente aceptable para la agresion, y de cierta causa, preferiblemente una causa que les de la ilusion del compromiso. Si, desde luego vale la pena investigarlo.
Gilmartin dirigio una mirada a Duxbury, que dijo:
– Se trata tan solo de un grupo pequeno, una celula lo llama el. En este momento, cuatro de sus miembros son mujeres. En total, son trece. El nunca recluta ni mas ni menos de trece. Un habil toque de contrasupersticion y, desde luego, ello se suma a la mistica de la conspiracion. El numero magico, el circulo cerrado.
Dalgliesh penso que el numero tenia tambien cierta logica operativa. Garrod podia organizar tres grupos de cuatro miembros o dos de seis para el trabajo de campana, y quedar libre el como coordinador director y jefe reconocido. Duxbury prosiguio:
– Todos ellos proceden de la clase media privilegiada, lo cual procura cohesion y evita tensiones de clase. Despues de todo, los camaradas no se distinguen por su amor fraternal. Esos hablan el mismo lenguaje, incluida, claro esta, la jerga marxista de costumbre, y todos son inteligentes. Necios tal vez, pero inteligentes. Un grupo potencialmente peligroso. A proposito, ninguno de ellos es miembro del Partido Laborista, y es seguro que este partido tampoco los admitiria. Seis de ellos, incluido Garrod, son miembros pagados de la Campana Revolucionaria de los Trabajadores, pero no ostentan cargo en ella. Yo sospecho que la CRT es poco mas que una fachada. Garrod prefiere dirigir su propio
Dalgliesh dijo:
– Debio de incorporarse a la Seccion Especial. ?Y Sarah Berowne tambien es miembro?
– Durante los dos ultimos anos. Miembro y la amante de Garrod, lo cual le confiere un prestigio peculiar en el grupo. En ciertos aspectos, los camaradas son notablemente anticuados.
– ?Y que sacasteis de Travers? De acuerdo, dejadme suponerlo. Garrod la introdujo en la casa de Campden Hill Square. Eso no debio de ser dificil, dada la escasez de personal domestico de confianza. Sarah Berowne debio de avisarles acerca del anuncio, ello suponiendo que no fuese ella quien lo sugiriese. Toda persona dispuesta a hacer trabajos domesticos y que se presentara con buenas referencias -cosa de la que vosotros os debisteis ocupar- podia estar segura de conseguir el empleo. Es de suponer que esta era la funcion de la celula de Garrod, desacreditar a diputados previamente seleccionados.
Fue Gilmartin el que contesto:
– Una de sus funciones. Mayormente, buscaban a los socialistas moderados. Escarbando entre el fango, en busca de un asunto amoroso ilicito, preferiblemente homosexual, una amistad desaconsejable, un viaje patrocinado a Sudafrica, ya medio olvidado, una sugerencia sobre meter los dedos en los fondos del partido. Despues, cuando el pobre diablo se presenta a la reeleccion, basta con extender el estiercol con cuidado y llamar delicadamente la atencion sobre su mal olor. Desacreditar a los miembros del actual gobierno es, probablemente, mas bien obligacion ocasional que motivo de placer. Imagino que Garrod eligio a Paul Berowne por razones personales mas bien que politicas. A Sarah Berowne le desagrada algo mas que el partido de su papa.
Por consiguiente, habia sido Garrod el que envio el mensaje anonimo a Ackroyd y a los reporteros de las columnas de chismes en la prensa nacional. Bien, despues de todo, siempre habia sido el sospechoso predilecto de Dalgliesh en lo referente a ese particular delito. Como si oyera sus pensamientos, Gilmartin dijo:
– Dudo que logres probar que el envio ese mensaje a la prensa. Lo hacen con mucha astucia. Un miembro del grupo visita una de esas tiendas en las que venden maquinas de escribir nuevas y de segunda mano, y donde dejan a los clientes probar las maquinas. Ya conoces estos lugares, con sus hileras de maquinas de escribir, sujetas a las mesas, para que los clientes tecleen en ellas. La probabilidad de que un cliente en potencia sea reconocido despues es casi nula. Nosotros no podemos mantener una vigilancia perpetua sobre todos los miembros de la celula. No justifican unos esfuerzos tan intensos y, por otra parte, no estoy seguro de que articulo o subarticulo de la ley criminal puedan estar infringiendo. La informacion que utilizan es exacta. Si no lo es, no les sirve para nada. A proposito, ?como te enteraste de lo de Travers?
– A traves de la mujer en cuya casa vivia antes de trasladarse ella a su propio apartamento. Las mujeres sienten un profundo desprecio por las sociedades secretas masculinas y tienen un extrano sentido que les permite ver a traves de ellas.
Gilmartin repuso:
– Todo sexo es una sociedad secreta. Queriamos que la Travers viviera sola. Debimos insistir en ello. Sin embargo, me sorprende que hablase.
– No lo hizo. Su casera no creyo que fuese una actriz sin trabajo que, a pesar de ello, pudiera permitirse comprar un piso. Pero fueron vuestros hombres, al aparecer alli para registrar su habitacion, los que confirmaron sus sospechas. A proposito, ?cual era vuestro interes real por Garrod, aparte de anadir unos cuantos nombres mas a vuestras listas de activistas?
Gilmartin fruncio los labios.
– Podia haber alguna conexion con el IRA.
– ?Y la habia?
Por unos momentos, Dalgliesh penso que iba a negarse a contestar. Despues, Gilmartin miro a Duxbury y dijo:
– De momento, no hemos podido descubrirlas. ?Crees que Garrod es tu hombre?
– Podria serlo.
– Pues bien, buena caza.
De pronto se mostro inquieto, como si ni supiera poner fin a la entrevista. Finalmente, dijo:
– Ha sido util hablar contigo, Adam. Hemos tomado nota de los puntos que has presentado. Y tu cuidaras del procedimiento, ?verdad que si? El IR49. Es un pequeno y modesto formulario, pero tiene su utilidad.
Mientras el ascensor le conducia a su planta, le parecio a Dalgliesh como si hubiera estado encerrado con la Seccion Especial durante dias, en vez de apenas una hora. Se sentia contaminado por una especie de desesperacion enfermiza. Sabia que no tardaria mucho en desprenderse de sus sintomas, pues siempre lo conseguia, pero la infeccion permaneceria en su torrente sanguineo, como parte de aquella enfermedad del espiritu que el empezaba a pensar que habia de aprender a soportar.
Sin embargo, la entrevista, pese a haber resultado humillante en parte, habia servido para sus fines, eliminando toda una marana de materias extranas en el camino principal de su investigacion. Conocia ahora la identidad y el motivo del autor del anonimo. Sabia lo que Diana Travers habia estado haciendo en Campden Hill Square, quien la habia metido alli y por que, despues de ahogarse, su habitacion habia sido registrada. Habian muerto dos mujeres jovenes, una por su propia mano y la otra a causa de un accidente. No habia misterio sobre el porque y el como habian muerto, y muy poco ahora acerca de como habian vivido. ?Por que, pues, seguia obstinadamente convencido de que esas dos muertas no solo estaban vinculadas al misterio del asesinato de Paul Berowne, sino que formaban una parte esencial del mismo?
II
Cuando regreso de aquel mundo secreto y pomposo situado en las plantas octava y novena, Dalgliesh observo que en su pasillo reinaba un silencio poco usual. Asomo la cabeza en la oficina de su secretaria, pero la maquina de escribir de Susie estaba enfundada, su mesa estaba despejada, y entonces recordo que aquella manana ella tenia hora con el dentista. Kate habia de encontrase con Carole Washburn en Holland Park. Arrastrado por su malhumor, apenas habia pensado en las posibilidades de este encuentro. Sabia tambien que Massingham estaba visitando el refugio de vagabundos en Cosway Street, para hablar con su encargado sobre Harry Mack, antes de ir