– ?Mueren muchos? -quiso saber Afonso.
– Algunos, no demasiados -dijo Agnes-. Un tercio de los muertos por enfermedad es victima de la tuberculosis, este es el mal que mas mata. Un poco mas atras vienen la meningitis y la neumonia. Pero tenemos muchos casos de astenia y anemia que vuelven a los soldados incapaces de regresar a las lineas.
– ?Esas son las enfermedades mas comunes?
– Si -dijo la francesa, que hizo una pausa; luego vacilo y anadio en voz baja, apresuradamente-: Estan tambien las enfermedades venereas, pero esos pacientes van a otro hospital.
– Segun vuestros calculos, ?los soldados mueren mas por enfermedad o por los combates?
– Por los combates. Por lo que he podido ver, de cada cuatro muertos, tres provienen de heridas en combate y solo uno de alguna enfermedad.
– ?Y los heridos?
– Tambien tenemos heridos, claro. Estan en otra enfermeria o, si no, se los manda a los hospitales ingleses, como el 39th Stationary Hospital o el General Hospital 7, y despues van al deposito de convalecientes.
Un enfermero paso junto a ellos, empujando una cama con ruedas con un hombre sin el brazo izquierdo, el munon escayolado a la altura del hombro, con manchas de sangre seca en la tela blanca.
– ?Cual es el tipo de heridos mas comun? -pregunto Afonso, sin apartar los ojos del muchacho mutilado.
Agnes hizo una pausa para pensar.
– Los gases representan mas o menos el cuarenta por ciento de los heridos, aparecen muchos, muchos. Hay pocos muertos por el gas, pero los soldados acaban con lesiones incurables en los pulmones y hasta en otros organos. Todo porque no se ponen las mascaras, o se las ponen mal, o se las quitan demasiado pronto. -Hizo una nueva pausa-. Hay tambien un diez por ciento de heridos en accidentes. Pero no hay duda de que la mitad de los heridos que vienen a parar aqui han sido alcanzados por proyectiles en combate. La mayoria trae heridas horribles, por las esquirlas, he visto a alguno que se quedo sin menton, aparecio vivo sin la mitad de la cara…
Afonso comenzo a sentirse indispuesto, todo aquello no era una mera abstraccion, sino un futuro posible para el, una realidad que podria alcanzarlo en breve, irreversible, final. Angustiado, decidio de repente marcharse del hospital, no queria ver ni saber nada mas, sintio que el panico crecia en su alma, una claustrofobia que lo sofocaba, estar en aquel sitio de sufrimiento era un mal augurio, que pesima idea el haber entrado, tenia que marcharse, salir, huir. Balbucio una disculpa atropellada y se despidio deprisa con un beso huidizo, casi corrio hasta la puerta, y fuera realmente corrio, corrio con miedo, con ansiedad, corrio como si su vida dependiese de correr. Solo se detuvo, jadeante, cuando llego al Hudson que le habian prestado en el cuartel general de la 2a Division, en La Gorgue, y alli se quedo esperando, sentado al volante, con gotas de sudor frio que le brotaban en la frente, los ojos fijos en los portones del hospital Mixto de Medicina y Cirugia, aguardando el final del turno de la mujer a quien amaba.
Afonso consiguio en La Gorgue una dispensa para poder elaborar el plan del
El capitan paso varios dias estudiando mapas y analizando fotografias aereas, identificando todas las lineas de comunicacion en el sector enemigo, incluidos bifurcaciones y cruces, ademas de la posicion conocida de minas, puestos de francotiradores, escondrijos de ametralladoras, posiciones de morteros y artilleria. Este fue, por otra parte, un ejercicio especialmente dificil, dado que, desde el aire, la lectura del terreno se revelo complicada, solo se veian hoyos, manchas y lineas dentadas. La confusion era tal que decidio pedirle ayuda a Tim Cook.
– Usted sabe que -explico el teniente ingles-, cuando se los ve desde arriba, los objetos tienen un aspecto diferente del que presentan cuando los vemos desde el suelo.
– Pero ?como puedo entender eso? -se desespero Afonso, exhibiendo una ininteligible fotografia aerea de la Tierra de Nadie y de las posiciones alemanas frente a Fauquissart.
Tim cogio la fotografia y la examino atentamente.
– Nosotros tenemos especialistas que se pasan la vida visitando las lineas que les hemos conquistado a los
Afonso suspiro de impaciencia.
– Gracias, Tim -dijo con ironia-. Hasta ahi habia llegado. El problema es todo lo demas.
El teniente senalo un crater.
– Ahi hay una posicion de ametralladora… y esa es de artilleria -afirmo.
– ?Como lo sabes? -se sorprendio Afonso, que escrutaba intensamente la fotografia-. Solo veo ahi un crater, no vislumbro ninguna ametralladora ni ningun canon.
– No te olvides de que me dedique mucho tiempo a la fotografia aerea cuando volaba en el Royal Flying Corps. -Senalo un punto en la imagen-. ?Ves esa linea mas clara que sale del crater? -Si.
– Es la prueba de que no se trata de un crater cualquiera. Esa linea es un camino y significa que el crater esta en uso. Y no me estoy refiriendo a que se use para plantar patatas, no. Me estoy refiriendo a ametralladoras y artilleria.
– Hum -dijo Afonso como toda respuesta.
– Y esto otro, ?lo ves? -pregunto Tim, senalando otras manchas-. Son refugios y letrinas. Y alli hay alambre de espinos.
Con las fotografias debidamente interpretadas y la respectiva informacion trasladada al mapa, Afonso fue a visitar las lineas para observar el area donde pretendia lanzar la operacion. Tomo nota del sitio donde se encontraban los desagues, los puntos de dificil paso, las hileras de arboles, las posiciones de alambre de espinos y la localizacion de crateres para refugio en caso de necesidad. Provisto de un telemetro, midio distancias a traves de un ingenioso sistema de triangulacion ocular, con los ojos fijos en la lente, y fue registrando las coordenadas. Inspecciono puestos de artilleria y abrigos de ametralladora, estudiando sus posiciones de tiro, y consulto los informes sobre las anteriores operaciones lanzadas contra las posiciones enemigas, esforzandose por extraer lecciones de los exitos y los fracasos.
La vida con Agnes adopto entre tanto aspectos de verdadera convivencia de matrimonio. La francesa ya no se hospedaba en el hotel de Merville. Habia alquilado un anexo de un caseron en los alrededores de Bethune, la importante poblacion justo al sur del sector del CEP. Se encontraba instalado alli el cuartel general del I Cuerpo del I Ejercito Britanico, que guarnecia las lineas a la derecha de las fuerzas portuguesas, al sur de Ferme du Bois. Aprovechando su licencia especial, Afonso comenzo a pernoctar en Bethune, haciendo casi vida conyugal con la francesa. Llevaba al anexo delicias portuguesas que compraba en la Cantina Deposito y que trasladaban a Flandes los sabores de su tierra. Obsequio a Agnes con el Ermida tinto maduro, el Bucellas blanco y el Amarante verde, todos a menos de dos francos, ademas de un oporto de 1870 que compro por ocho francos. Tambien le dio a probar la
A veces iban los dos a visitar las tiendas de la YMCA para una sesion de cinematografo. En ese final de invierno vieron
Durante este periodo, el capitan se encontro varias veces con Mardel y con Montalvao para hacer un balance de la situacion. El teniente coronel lo fue manteniendo al tanto de la evolucion de los acontecimientos, y la verdad es que cada vez habia mas cosas que contar. Los diferentes batallones reflejaban un aumento de la actividad de las patrullas y de la artilleria enemiga, aumento que comenzo a notarse, sobre todo, a partir de finales de