– Asi son las cosas -dijo ante la expectativa del teniente-. Manana por la noche, la 1a Brigada sale de la linea, va a descansar y la sustituye la 2a Brigada. Pasado manana, la 3a Brigada sale de la linea y las que se quedan aqui reparten sus fuerzas para ocupar el espacio que aquella ha dejado. La 2a Division, reforzada por la 1a Brigada, se encargara de todo el sector, mientras que la 1a Division se ira finalmente a descansar. Y dentro de tres dias nos integraremos en el XI Cuerpo de los gringos.

El teniente vacilo.

– No entiendo por que estas tan contento -intervino, decepcionado-. La que va a descansar es la 1a Division, esos deben de estar saltando de alegria. Nosotros nos quedamos aqui encerrados: ?donde esta la gracia?

– La gracia, querido Zanahoria, es que esto significa que tambien nos iremos en breve a descansar. ? No te das cuenta de que la 2a Division, aun reforzada por una brigada de la 1a Division, no puede quedarse eternamente aguantando un sector que antes defendian dos divisiones? Los gringos no van por ahi.

Cuando pasemos a integrar el XI Cuerpo, ellos se quedan controlandonos y, ?zas!, nos sustituyen enseguida. -Hizo un gesto rapido con la mano, acompanando el «zas»-. Ellos saben que estamos en las ultimas.

Esta vez fue Pinto quien sonrio.

– Si, tal vez tengas razon -admitio-. ?Y donde queda nuestra brigada?

– Esa, amigo Zanahoria, es la guinda del pastel. La 2a Brigada va a Ferme du Bois, la 6a a Neuve Chapelle y la 5a a Fauquissart. ? Y la Brigada del Mino, amigo, nuestra Brigada del Mino sale de Fauquissart y se queda gloriosamente de reserva!

El teniente se dio una entusiasta palmada en el muslo y se rio.

– ?Bien, bien! ?Buenas decisiones! ?Realmente es asi! Adios, Brigada del Mino, viva la Barrigada del Mino.

Una hora despues, la Orden R.O./23 se completo con la Orden de Operaciones n.° 19, emitida por la Brigada del Mino con instrucciones detalladas sobre el proceso de retirada de fuerzas. Este segundo documento, firmado por el comandante interino de la brigada, el teniente coronel Mardel, establecia que la retirada se completaria en tres dias, con la Infanteria 8 en situacion de apoyo y, a continuacion, de reserva. El ambiente entre los nativos del Mino se despejo considerablemente. Afonso podia contener apenas la ansiedad por volver a ver a Agnes. El dia siguiente, 4 de abril, volvio a ser tranquilo. Los hombres hablaban casi solamente de las retiradas que se anunciaban, presintiendo en ellas el preludio de un descanso mas prolongado, quizas el regreso a casa. Se veian soldados sonriendo, bromeando, la pesadilla se acercaba a su fin.

En la manana del dia 5, convocaron al capitan a Laventie para una reunion con el teniente coronel Mardel. Los comandantes de los cuatro batallones del Mino y los demas comandantes de companias se reunieron en la sala de conferencias del cuartel general, habia muchas sonrisas, algunas carcajadas en medio del murmullo animado de la conversacion, los oficiales se apegaban relajadamente a sus cigarrillos, se vivia un ambiente festivo, alegre, aliviado.

El suave rumor de las voces se interrumpio al abrirse la puerta y entrar Mardel en la sala. El comandante interino de la Brigada del Mino llegaba con el semblante cenudo y la expresion grave. Los saludo con un gesto seco y les ordeno sentarse. Los oficiales se callaron y se acomodaron en torno a la gran mesa, repentinamente inquietos, presentian problemas en la mirada sombria de Mardel.

– ?Oh, diablos! -le dijo Afonso a Montalvao entre dientes-. Viene con cara de circunstancias.

Mardel espero a que todos se instalasen. Afonso noto que tenia las cejas cargadas y un tic nervioso en la nariz: no era buen augurio.

– Senores -dijo por fin el teniente coronel, que miro lentamente a su alrededor-. La noche pasada, los hombres de la Infanteria 7 tomaron las armas y se sublevaron.

Un murmullo tenso recorrio la mesa. El 7, de Leiria, pertenecia a la 2a Brigada y todos sabian que esa era la unica brigada de la 1a Division que no tendria descanso. Mardel dejo que la noticia se asentase.

– Los soldados del 7 no han aceptado quedarse en la linea mientras las otras brigadas se retiraban. Segun informaciones que ahora me han llegado, los soldados se negaron a marchar hacia Ferme du Bois, el sector que les estaba destinado. Comenzaron a disparar e impidieron que la Infanteria 23 y la Infanteria 24 avanzasen hacia sus posiciones. -El 23 y el 24 tambien pertenecian a la 2a Brigada-. De modo que, senores, lamento tener que comunicarles que he recibido ordenes de Saint Venant que imponen que la Brigada del Mino se mantenga en Fauquissart.

Los oficiales se miraron, decepcionados. Todos pensaron en el efecto que tendria la noticia en los hombres, ya felices por salir de la linea y ser pasados a la reserva.

– Mi teniente coronel, ?cual sera nuestra disposicion? -pregunto el mayor Xavier da Costa, comandante de la Infanteria 29, el otro batallon de Braga.

– Queda todo como esta. En las primeras lineas seguiran la Infanteria 8, a la izquierda; y la Infanteria 20, a la derecha. Atras tendremos a la Infanteria 29 y la Infanteria 3.

– ?Y la 5a Brigada va a Ferme du Bois? -quiso saber el mayor Montalvao, comandante del 8.

– Exacto. Sustituira a la 2a Brigada. Ademas de nosotros, la que resulta afectada es la 3a Brigada, que tenia derecho a retirarse y no lo hara; por tanto, queda en reserva debido a la sublevacion en la 2a Brigada.

Como era de prever, los hombres no recibieron bien la noticia. Se oyeron insultos y protestas, pero, en el fondo, todos comprendian que la gente de la 1a Division tenia mas derecho al descanso que la 2a Division, dado que llevaba mas tiempo en las lineas.

La preocupacion de Afonso se acentuo esa noche. El capitan mando al sargento Rosa y a su peloton a efectuar una patrulla de reconocimiento y se quedo en la linea del frente, junto a la Great Northern Trench, aguardando el regreso de los hombres. Oyo varias rafagas de ametralladora mientras la patrulla se encontraba en la Tierra de Nadie, lo que le hizo temer por la seguridad de los hombres. Al cabo de dos horas, sin embargo, la voz de Matias, con la contrasena del dia, le devolvio la tranquilidad. El enorme cabo volvio de regreso a la primera linea, seguido de Abel, del sargento Rosa, de Vicente y de Baltazar.

– ?Y? ?Todo en calma? -pregunto Afonso al sargento.

– Mi capitan, las ametralladoras han estado muy activas, ha sido algo agitado.

– Las he oido. ?Y en cuanto al resto?

El sargento hizo una mueca con la boca y miro de reojo al resto de la patrulla, con la mirada ensombrecida por el temor.

– No lo se, mi capitan. No lo se.

– ? No sabes que? -se sorprendio Afonso.

Rosa suspiro.

– Mi capitan, ?sabe?, estan pasando cosas extranas del otro lado…

– ? Cosas extranas? ? Que cosas extranas?

– Hemos oido el sonido de motores en la retaguardia enemiga, eran camionetas y camiones que pasaban unos tras otros, un movimiento tremendo. -Rosa se rasco la barba rala-. Y hemos oido tambien un sonido diferente, algo como «chucuchu», «chucuchu». Parecia, no lo se, parecia un tren…

– ?Un tren?

Rosa miro a Matias.

– ?Era o no era un tren? -quiso precisar el sargento.

Matias respondio que si con la cabeza, sin decir nada, y los demas hombres lo imitaron.

– ?Un tren? -pregunto Afonso, verdaderamente intrigado, y miro a Rosa-. ?Y eso fue todo?

– No, hubo mas -indico el sargento-. Vimos tambien a muchos hombres desarmados, al fondo, y a un grupo reparando cables telefonicos.

Afonso regreso pensativo y preocupado a su puesto de Picantin. Fue a hablar con el teniente Pinto, al que comunico las novedades, y ambos decidieron ir a conversar con los hombres que habian participado en las patrullas de los dias anteriores. Localizaron a los soldados a la manana siguiente, 6 de abril, y lo que oyeron los

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