– What ho,
– Hola, Tim, ?como estas?
– Eres realmente un gringo -sonrio el portugues-. ?Que cosa tan urgente es la que me ha hecho venir hasta aqui?
El teniente ingles se detuvo en un escalon.
– Tenemos informaciones…
– Preocupantes.
– Esa no es una gran novedad para nosotros, Tim -repuso Afonso-. Hace ya algun tiempo que nos hemos dado cuenta de que esos tipos estan montando un gran ataque en este sector. Pero ese, si quieres que te diga, ya no es un problema nuestro. Es vuestro. Manana por la noche, amigo, salimos de las lineas. -Hizo senal de adios con la mano derecha-.
El capitan lo miro, perturbado.
– ?Que quieres decir con eso?
– Quiero decir que nuestros especialistas piensan que los preparativos han terminado y que los
Afonso sintio que le faltaba el aire.
– ?Como…, como es que ellos pueden prever eso? -titubeo-. Los boches solo pueden atacar dentro de unos dias. ?Por que justamente manana?
– Por lo que esta ocurriendo hoy.
– ?Y que esta ocurriendo hoy?
– Nada.
– ?Nada? Entonces, ?cual es el problema?
– El problema es que nada significa todo.
– Oye, ?eres tonto o te lo haces? ?Que quieres decir con eso?
– Quiero decir que hoy no ha ocurrido nada en las lineas alemanas. Nada.
– ?Y ?
Llegaron junto a una puerta y Tim se inmovilizo.
– Afonso, cuando estan haciendo preparativos para un ataque, lo normal es que haya un gran alboroto detras de las lineas. En el momento en que se detiene el alboroto, han terminado los preparativos. -Alzo el indice-. Estan listos y van a atacar.
El capitan volvio a respirar con dificultad. Suspiro pesadamente y miro a su amigo con expresion suplicante.
– Esta bien, han terminado los preparativos, ya lo he entendido. Pero ?que seguridad hay de que realmente ataquen manana? ?Por que no otro dia?
Tim no respondio inmediatamente. Giro el picaporte y abrio la puerta, invitando a Afonso a entrar. Era una sala amplia, llena de actividad, habia mesas arrimadas a las paredes con enormes aparatos encima y hombres sentados con auriculares tomando notas. Tim se acerco a uno de ellos y le pidio que dejase libre el lugar. El hombre se incorporo, hizo el saludo militar, salio y el teniente, con una sena, le indico al capitan que se sentase.
– Este es un sistema que tenemos por el que podemos interceptar las comunicaciones telefonicas entre los
Afonso se sento en la silla y se coloco los auriculares. Los oidos se le llenaron de sonidos extranos, metalicos, solo se captaban interferencias, chasquidos y silbidos. El capitan aguardo un minuto, el ruido era permanente. Hizo una sena al teniente Cook, como quien dice que alli no se oia nada, pero Tim le pidio paciencia con un gesto. Afonso no tuvo otro remedio que permanecer con los auriculares puestos. Pasaron diez minutos, quince, veinte, los parpados empezaron a pesarle, tenia sueno, se iba dejando arrullar por el sonido de las interferencias. De repente, resono una voz en sus oidos.
– Hallo, Spandau.
– Bleiben Sie am Apparat.
– Bleiben Sie am Apparat. Geben Sie mir das Kennwort.
– Jawohl.
Se oyo una senal electrica.
– Hallo. Is die Verbindung in Ordnung?
– Jawohl.
– Also, jetzt gut aufpassen, auf keinen Fall von dem Apparat weggehen.
Se hizo silencio, pero Afonso se mantuvo aferrado a los auriculares, tenso, a la expectativa, totalmente despierto, atento a cada palabra que se habia pronunciado. El silencio se prolongo durante cinco minutos, hasta que la primera voz volvio a la linea.
– Spandau. Passen Sie auf… 5 Uhr
Afonso se quito los auriculares, horrorizado, con los ojos empanados por el miedo.
– ?Dios mio! -murmuro-. Estan sincronizando los relojes.
TERCERA PARTE
Capitulo 1
Fue como si alguien hubiese encendido el interruptor. En un instante todo estaba tranquilo, sereno, silencioso. Se oia a las ranas croar junto a los charcos y a los grillos chirriar en los descampados devastados. En el momento siguiente, sin embargo, la tempestad se desencadeno con una violencia inaudita. No se trato al principio de un tiro, seguido de otro y de otro. Fueron los canones disparando explosivos con una intensidad brutal, en una cerrada barrera de fuego, como una brusca marea que, sin aviso, gana terreno e invade la playa con una furia