– El capitan Brandao me ha mandado a ver que pasa en la linea del frente -dijo el soldado, incorporandose para seguir avanzando-. Tengo que ir hasta alla.
– ?Como te llamas?
– Joaquim.
– Pues bien, Joaquim, la linea del frente es esta.
– ?Esta? Pero esta es la Tilleloy. Lo que tengo que hacer es…
– Joaquim -interrumpio Rosa-. La primera linea ya no existe, esta arrasada. ?Entiendes? Hay boches alli, a la izquierda, con una ametralladora dispuesta a hacernos polvo. Por eso ya no puedes avanzar, esta es ahora la linea del frente. ?Has entendido?
Joaquim miro a los cuatro hombres con desconfianza. Pero su expresion seria y cansada, ademas del cuerpo extendido en plena carretera, lo convencieron de que, por increible que pareciese, estaban diciendo la verdad. Los alemanes habian llegado realmente a la Rue Tilleloy.
– ?Los boches estan aqui?
– Si -confirmo Matias, que senalo hacia la izquierda-. Alli al fondo.
– ?Los habeis visto?
– Los hemos visto, disparamos sobre ellos, ellos dispararon sobre nosotros y han matado a uno de nuestros companeros.
Joaquim dio media vuelta.
– Entonces es mejor que me acompaneis hasta el Pincantin Post. El capitan Brandao querra hablar con vosotros.
A la misma hora, a las ocho de la manana, el alferez Viegas entro en la casa de Senechal Farm con un soldado a sus espaldas. El hombre llegaba jadeante, cubierto de polvo y barro, y, detalle en el que repararon los oficiales de la Infanteria 13, estaba desarmado.
– Mi mayor -dijo Viegas-. He cogido a este desertor corriendo por la carretera, como una gallina atontada. Trae novedades del frente.
El mayor Mascarenhas se acerco al hombre, que parecia absolutamente aterrorizado.
– ? Identificacion?
– Soy el soldado Fonseca, mi mayor -dijo entre jadeos-. Mi numero es el 173, contramaestre de cornetas de la Infanteria 17a.
– ?La Infanteria 17a? -repitio Mascarenhas, que reconstruyo mentalmente la disposicion de las fuerzas en el terreno-. Si no me equivoco, deberias estar en Ferme du Bois. Creo que tu comando esta en el Lansdowne Post. ?Que estas haciendo por aqui? ?Eh? ?Quien te ha autorizado a ausentarte de tu puesto?
El hombre lo miro con horror.
– Pero, mi mayor…, no esta comprendiendo -exclamo de manera atropellada-. Los boches…, los boches entraron de repente… Un monton de ellos, parecian hormigas… Arramblaron con todo, el comando del 17, el comando del 4, ademas de todos los hombres… Esta todo hundido, todo hundido… El hundimiento es general, mi mayor… Ellos estan muy cerca, tenemos que escapar.
– Pero ?tu me estas tomando el pelo o que? -pregunto Mascarenhas con dureza-. ?Que boches ni que diablos! ?Tu no eres mas que un desertor, has abandonado a tus companeros, esa es la verdad!
– Mi mayor…, por favor. -El hombre titubeaba, jadeaba, reviraba los ojos, las palabras le salian en tropel, se mostraba agitado y parecia al borde de un ataque de nervios-. Tenemos que irnos…, ?por favor, deje que me vaya!
Entro en la sala un centinela del 13.
– Mi mayor, han aparecido mas desertores en la carretera, vienen huyendo de las primeras lineas. ?Que hacemos?
Mascarenhas vacilo. Miro al contramaestre de los cornetas del 17, comprobo que la historia que habia contado era verdadera, solo podia ser verdadera, dado su estado de nervios y la aparicion de mas fugitivos, y se volvio hacia el centinela.
– Juntadme a todos esos desertores y recoged la informacion que traigan -ordeno-. Despues preparadlos para resistir. Es el momento de que estos tipos dejen de huir y vayan a combatir. -Senalo al soldado Fonseca-. Y llevaos a este soldado tambien.
El mayor hizo una sena a los oficiales de su Estado Mayor para que se acercasen y fue a buscar un mapa, que extendio sobre una de las mesas de la sala. Cogio un lapiz y senalo la situacion en el terreno antes del ataque.
– Por tanto, en la linea de Ferme du Bois estaba el 17 en Lansdowne Post y el 10 en Path Post, con el 4 detras, en Chavattes Post -dijo, escribiendo los numeros de los respectivos batallones en el punto que ellos supuestamente guarnecian-. Ahora bien, de creer a ese idiota, todo indica que esta diciendo realmente la verdad, el 17 y el 4 han dejado de combatir. No tenemos noticias del 10, pero, si el 4, que esta atras, fue aniquilado, el 10 tambien debe de encontrarse fuera de combate. -Marco con una cruz Lansdowne, Path y Chavatte, asumiendo que no podia contar con esas fuerzas. Alzo la cabeza y miro a sus oficiales-. Eso significa que nosotros somos ahora la linea del frente y que los boches vienen de un momento a otro. -Se hizo silencio-. ?Alguna sugerencia?
El capitan Ambrosio carraspeo.
– Mi mayor, ?no deberiamos aplicar el plan de defensa?
– Si -asintio Mascarenhas-. El problema es que no tenemos plan de defensa. Se lo pedimos ayer al mayor Passos e Souza; el dijo que se ocuparia del asunto, pero no se ha vuelto a comunicar con nosotros. Por tanto, no hay plan y nosotros tendremos que inventarnos uno. -Miro de nuevo el mapa y suspiro-. Solo veo un camino. Tenemos que avanzar en el terreno y establecer contacto con el enemigo. -Volvio a mirar a sus oficiales-. ?Voluntarios?
– Yo, mi mayor -exclamo de inmediato el teniente Alcidio de Almeida, comandante de la segunda compania.
– Muy bien, Alcidio -dijo Mascarenhas en tono de aprobacion, y volvio con el lapiz al mapa-. La segunda compania va a ocupar aqui la trinchera 5 y enviar patrullas para explorar el terreno de enfrente. La mision de esas patrullas es localizar al enemigo, reunirse con cualquiera de nuestros hombres que lleguen a encontrar y resistir hasta el limite. -El mayor alzo la cabeza y miro al alferez Martins, ayudante del batallon-. Ademas, lo mismo deben hacer la primera y la tercera compania. Por ello, senor alferez, transmita estas ordenes al teniente Goncalves y al capitan Magno. -Se enderezo, dando muestras de que la reunion habia concluido-. Senores, vamos a resistir hasta que lleguen los refuerzos. Esta previsto que los ingleses nos sustituyan esta tarde. Una hora o solo diez minutos pueden marcar la diferencia. Tenemos que esperarlos y despues, de forma compacta, mandar a los boches al Infierno. Por ello, amigos, cuento con vosotros para aguantar lo mas posible, aguantar hasta que lleguen los ingleses. Buena suerte a todos.
Los oficiales se dispersaron. Mascarenhas acompano al teniente Alcidio hasta donde se reunian los hombres de la segunda compania y comprobo que las municiones estaban en situacion critica. Faltaban cartuchos, cada soldado estaba provisto de su dotacion individual. Ademas, no habia granadas de mano ni de fusil. El mayor se acordo entonces de que los hombres de la Infanteria 24, que antes ocupaban Senechal Farm, habian dejado varias cajas de cartuchos abandonadas, distribuidas por el acantonamiento de Lacouture, y fue con los soldados a buscar esas municiones, que se recogieron y guardaron por el momento en el despacho. Se distribuyeron cartuchos entre todos. Cuando finalmente partio la segunda compania, Mascarenhas salio en busca de mas municiones.
Fue al hacerse la