aquellas circunstancias, no teniamos alternativa. ?Que podiamos hacer? ?Dejarnos matar como perros?

Matias miro el infinito, irremediablemente perdido en su batalla interior.

– ?Sabe, mi capitan? He descubierto que lo mas duro no es hacer la guerra -murmuro el antiguo cabo-. Lo mas dificil es sobrevivir a ella, es vivir con ella despues de haber vivido en ella. ?Entiende lo que le quiero decir?

Afonso respiro hondo.

– ?Como no voy a entender, Matias! Todas las noches sueno con eso. -Hizo una pausa-. No se incluso si he sobrevivido. Mira, por ejemplo, a veces sueno que estoy en las trincheras rodeado de muertos, vuelvo un cuerpo hacia arriba para ver su cara y descubro que el cadaver soy yo. -Se estremecio, erizado por ese pensamiento-. Me ha llevado mucho tiempo entender este sueno, pero creo que ya lo he comprendido. Significa que una parte de mi ha muerto en las trincheras y que estoy de luto por mi propia muerte.

– Asi es, mi capitan. Estamos de luto por nosotros mismos. -Suspiro-. Cuando estamos disparando, las cosas ocurren y no reparamos en ellas, o no les damos importancia, seguimos actuando sin pensar, mecanicamente, manana es un nuevo dia, hay que seguir adelante. -Hizo una pausa y miro su mano, la miro pero no la veia, estaba absorto en su razonamiento-. Ahora, cuando se acaba la guerra, cuando se acaba, mi capitan, la cosa recomienza aqui dentro, royendo, royendo, royendo sin descanso. -Se golpeo la frente con el indice-. Parece que no, pero aqui se queda todo, aqui, en la azotea, para despues digerirlo despacio, muy despacio. -Nueva pausa-. Mire, la muerte del Canijo, usted no estaba, pero fue algo…, no se como decirlo. Estabamos retirandonos de la primera linea, fue alcanzado por una ametralladora boche y se quedo ahi, en medio de la Tilleloy, con un agujero en la garganta, asfixiandose, en coma. El Manitas intento ayudarlo, intento acercarse, ?y sabe que hice yo? ?Eh? ?Lo sabe?

Afonso meneo la cabeza.

– Agarre al Manitas y no lo deje ir a ayudar al Canijo. -Una gruesa lagrima corrio por el rostro rudo de Matias-. Lo agarre con todas mis fuerzas, todas mis fuerzas, y no deje que ayudase al Canijo, pobrecito, el Canijo, que se moria ahi, en medio de la Tilleloy, solo, solo, sin que alguien al menos le echase una mano. -Sollozo-. Sueno muchas veces con el Canijo y con el Manitas, sueno que dejo que el Manitas ayude al Canijo y que el Canijo se salva y me siento feliz… Pero despues, cuando despierto…, cuando despierto veo que solo ha sido un sueno, que el Canijo ha muerto porque no deje que el Manitas lo ayudase. -Se sono y se limpio la nariz-. ?Y el Viejo, que murio estupidamente! Si usted, capitan, viese a sus hijos, pobres, tan felices cuando les dije que Baltazar los adoraba, que solo hablaba de ellos… Que muerte estupida tuvo el Viejo, capitan. Morir cuando nos retirabamos…

Afonso se fue destrozado del encuentro con Matias. La conversacion actuo como una catarsis, le hizo bien, pero no estaba seguro de poder sobrevivir a otra igual. Tenia planeado desde antes ir hasta Vila Real a abrazar al mayor Mascarenhas, el viejo amigo de la Escuela del Ejercito, el amigo hincha del Sporting, el hombre de la Infanteria 13 que habia resistido mas de veinticuatro horas en Lacouture, pero la dolorosa experiencia con Matias lo disuadio, penso que no lo soportaria y prefirio regresar discretamente a Rio Maior. Le tocaria a Carolina soportar la guerra que el llevaba en su cabeza.

Capitulo 6

Las cuentas de la casa Pereira no salian bien. Afonso se ajusto las gafas y decidio rehacer la suma de las ventas del dia. Las copias de los recibos senalaban la fecha, 9 de abril de 1928. Los ojos de Afonso se fijaron en esa fecha. ?9 de abril? Se recosto en la silla de su despacho, conmovido. Diez anos. Se cumplian ese dia diez anos de la gran batalla. A Afonso le parecia que los tragicos acontecimientos de Flandes habian ocurrido la semana anterior. El antiguo capitan tenia ahora treinta y ocho anos y aun no habia logrado digerir todo lo que habia pasado en su vida durante aquel fatidico ano de 1918.

Miro las fotografias que tenia desparramadas por el escritorio: en una estaba el, muy elegante, con su uniforme de oficial y los ojos cargados de esperanza y suenos de gloria, un baston en la mano y una pose imperial. Otra era una foto de familia, a su lado se encontraban Carolina y sus tres pequenos hijos, Rafael, Joaquim e Ines, cada nombre un homenaje: el mayor un tributo a su padre, el del medio a su ordenanza en Flandes y la nina en recuerdo de Agnes. Si tuviese un hijo mas, penso, lo llamaria Matias, en memoria del valiente cabo, el hermano de armas que habia muerto meses despues de su ultimo encuentro, hacia mas de cinco anos. Alguien le dijo que Matias exhalo su ultimo suspiro en la miserable casa de Palmeira, asfixiado, con los pulmones destruidos, una victima tardia mas de los gases de las trincheras.

Decidio esa noche beber en memoria de sus companeros y de su amada Agnes, personas que quedaron en su carne, personas que lo acompanaban todos los dias, en pensamientos, en suenos, en pesadillas. Las pesadillas eran diarias desde que regresara a Portugal. Sonaba con Joaquim, que se habia quedado en el puesto de Picantin para morir. Sonaba con el sargento Rosa, abatido a su lado en una trinchera miserable. Sonaba con Baltazar, caido cuando levantaba las manos en senal de rendicion. Sonaba con Matias, el gran Matias, generoso y valiente, un corazon de oro y unos pulmones hechos polvo. Y sonaba sobre todo con Agnes, la veia entrar en su casa, dialogaba con ella, hablaban sobre Freud y sobre la vida, sobre Dios y la medicina, el arte y la ciencia. Conversaban tanto en tantas noches que Afonso llegaba a preguntarse si los suenos no serian realmente una forma de mantener el contacto con el mas alla, de establecer conexion con las personas que realmente contaban.

Meneo la cabeza, espantando a los fantasmas como si fuesen una nube de humo que regresase de aquel mundo ya desaparecido. Ahora, razono, no podia seguir con fantasias, tenia que volver realmente al presente y rehacer las cuentas. Se inclino sobre el escritorio y se sumergio de nuevo en las facturas.

Oyo un tumulto en el pasillo, la puerta del despacho se abrio con violencia y Carolina irrumpio llorando.

– ?Afonso! ?Afonso!

– ?Que ha pasado, querida?

– Mi madre… Mi madre no se encuentra bien.

Al dia siguiente fue el entierro de dona Isilda, una manana primaveral de abril. Carolina era hija unica y unica heredera, pero no se encontraba en condiciones de ocuparse de los papeles, tarea de la que se encargo Afonso. Se paso dos dias revisando los documentos de su suegra. Vio titulos, hipotecas y cuentas, y al final se dedico a la carpeta con la correspondencia. Habia sobre todo cartas de su hermano, de sus primos, de amigas, de vendedores, de acreedores y de abastecedores. Cuando se preparaba para cerrar la carpeta, Afonso vio, en medio de todas aquellas cartas, un pequeno sobre con su nombre. Le extrano ver entre la correspondencia dirigida a dona Isilda una carta para el y miro el sello. Era frances. Estudio el matasellos y comprobo que el sobre venia de Lille. Abrio la boca de asombro y se quedo mirando el sobre, incredulo, interrogandose sobre su contenido, decidiendo que hacer. Con las manos tremulas, saco la hoja doblada dentro del sobre y leyo el texto, redactado en frances:

Lille, 9 de diciembre de 1918.

Estimado capitan Alphonse Brandao:

Con mucho pesar debo comunicarle la muerte de mi querida hija, Agnes Chevallier, victima de la terrible gripe espanola que tantas vidas esta segando en toda Europa.

Desconozco si usted ya ha regresado de su cautiverio, pero le ruego a Dios que esta misiva lo encuentre bien de salud. Fue mi propia hija quien me dio la direccion de su senora madre, que espero le haga llegar la carta que habria deseado no tener que escribirle jamas.

Lille fue liberada el pasado 17 de octubre por las tropas britanicas, y Agnes aparecio en mi casa el dia 20. No puede calcular nuestra alegria ni la felicidad que sintio cuando le mostre la carta que usted me habia enviado desde la Citadelle, ella que lo creia muerto en los campos de batalla. Agnes estaba, como sabra, embarazada y el dia 27 de octubre dio a luz una hermosa nina, a quien bautizo con el nombre Marianne, aparentemente en homenaje a su senora madre.

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