Pero nuestra felicidad no duro mucho. La semana pasada, Agnes empezo a quejarse de fuertes dolores de cabeza, diciendo que parecia que estaban dandole martillazos justo detras de los ojos. Ademas, le vino una tos terrible y le sangro la nariz. Alarmados, la llevamos al hospital de Saint Sauveur, de donde ya no volvio a salir. La llevaron a una enfermeria especial y no nos dejaron quedarnos con ella. Un amigo mio, que trabaja en el instituto Pasteur, pidio informaciones a sus colegas del hospital y nos dijo, esa noche, que el caso era muy grave. La tos se habia vuelto muy violenta y las hemorragias se habian extendido a los oidos. Agnes contrajo la gripe espanola y fue instalada en cuarentena en una enfermeria donde estaban ingresadas todas las personas que habian contraido la enfermedad. Como puede imaginar, fuimos presos del panico, para colmo nuestro amigo nos comunico que la piel de ella se habia puesto de color azul oscuro: parecia una negra de Africa. No hay duda, fue atacada por la peste negra, solo que nadie la llama con ese nombre para no asustar a las personas mas de lo que ya estan. Me aseguro nuestro amigo que muchas personas afectadas por la gripe espanola acababan recuperandose, pero, lamentablemente, no fue ese el caso de mi querida hija Agnes. Despues de tres dias de delirio y sufrimiento, fallecio.

Le envio esta carta, mi estimado amigo, para darle la triste noticia de la desaparicion de Agnes y para comunicarle que ella le ha dejado una bonita nina, ahora con un mes de edad, y que Claudette se ocupa de cuidarla hasta que usted nos de instrucciones.

Aguardo noticias suyas y le pido que conserve firme su animo en estos tiempos dificiles que estamos viviendo.

Que Dios lo bendiga.

Paul Chevallier

Afonso leyo la carta dos veces, atonito.

– ?Vieja del demonio! -murmuro cuando concluyo la segunda lectura-. La muy zorra.

Entendio que dona Isilda no le habia contado toda la verdad, le habia mentido cuando dijo que tambien habia muerto la nina. Se hacia ahora evidente que la boda con Carolina fue planeada por la vieja mujer despues de la viudez de su hija y que la existencia de la nina era la piedra en el zapato de ese proyecto. Para eliminar el problema, escondio la piedra bajo la alfombra. Oculto la carta y altero la crucial informacion que la misiva transmitia, la noticia de que el capitan tenia una hija que lo estaba esperando.

Afonso estuvo dos dias reflexionando sobre el asunto, sin decirle nada a nadie. Tomo gradualmente conciencia de que dona Isilda habia sido, de una extrana forma, la persona mas importante de su vida. Fue ella quien convencio a sus padres de que le permitiesen ir al seminario, lo que le dio una oportunidad de educacion que de otro modo no tendria. Cuando ese medio de alejarlo de su hija fallo, se le ocurrio la idea de inscribirlo en la Escuela del Ejercito, otorgandole un nuevo rumbo a su vida. Y diez anos antes, cuando regreso de la guerra, lo preparo todo para facilitar la boda con su hija viuda. Por esa via mintio, oculto, maniobro, sedujo, manipulo, hizo todo lo necesario para alcanzar sus objetivos, siempre fiel a la vieja maxima de que un comerciante no tiene corazon, su prioridad es defender el negocio. Afonso comprendio que, en resumidas cuentas, le debia todo lo que de bueno y de malo le habia ocurrido en la vida, y que todas las decisiones cruciales de su existencia no fueron tomadas por el, nunca por el, sino por ella. Ahora, sin embargo, Afonso se veia enfrentado con una decision de gran magnitud, una de aquellas opciones determinantes para su futuro, y dona Isilda no se encontraba alli para, en las sombras, elegir una vez mas por el. En rigor, el podria deshacer lo que ella habia decidido en secreto diez anos antes. Y la decision que podia adoptar era muy clara. ?Deberia Afonso reconocer o no la paternidad de la nina? Por un lado, aquella nina representaba un estorbo para su vida familiar, solo iba a trastornar su existencia, su vida familiar, a sumergir a Carolina en el disgusto y a sus hijos en la verguenza de tener una hermana bastarda. Pero, por otro lado, penso que la pequena no representaba verguenza alguna, era un legado de Agnes, era el fruto del mayor amor de su vida, no tenia derecho a renegar de el. Ademas, no estaba en su sangre abandonar a alguien de su misma sangre.

Al tercer dia, tomo la decision. Iria a Lille a conocer a su hija, iria a buscarla, le doliera a quien le doliese, le costara lo que le costase. Si Carolina verdaderamente lo amaba, no tendria otro remedio que aceptar la realidad y acoger a la hermana de sus hijos. Fue con esa conviccion en la mente con la que, despues del desayuno, invito a su mujer a dar un paseo hasta las salinas. La idea provoco la extraneza de Carolina.

– Pero ?para que quieres ir ahora hasta las salinas? -pregunto ella-. Tienes cada idea…

– Tengo que hablar contigo.

– Habla, pues.

– Aqui no.

La mujer lo miro, desconfiada, pero el evito la mirada, lo que solo sirvio para perturbarla. Dejaron a los ninos al cuidado del ama y subieron al Hispano-Suiza que habian comprado el ano anterior, el premio por la buena gestion de la Casa Pereira. El hermoso coche azul, un H6B Torpedo Scaphandrier, era el orgullo de Afonso y una atraccion en Rio Maior, una maquina capaz de poner verde de envidia a un santo.

Se internaron por el camino de tierra apisonada y pronto llegaron a las salinas. Se veian hombres amontonando la sal con las palas y echandola en sacos. El sol, aun bajo en su ascenso, dibujaba los contornos de los pinos en sombras tendidas en la tierra, jirones de neblina se aferraban a las copas de los arboles como algodones dulces y pegajosos, eran el bostezo lento y complacido de la placidez perezosa que se extendia por aquella fresca manana de primavera.

Afonso estaciono el vistoso automovil debajo de un pino manso y le mostro entonces a su mujer la carta que habia descubierto entre los objetos de dona Isilda. Le narro los acontecimientos del pasado y tradujo el contenido de la misiva. Al final, Carolina estaba livida.

– ?Que quieres que te diga? -pregunto la mujer sombriamente.

– No quiero que me digas nada -repuso Afonso, mirandola fijo a los ojos-. Pero he tomado una decision.

– ?Ah, si?

– Voy a Lille a buscar a mi hija.

– ?Que? -exclamo Carolina, exaltada, con los ojos desorbitados en una expresion de horror.

Afonso ya se esperaba aquella reaccion y no se dejo impresionar.

– Ya lo has oido. Voy a buscar a mi hija.

– Pero ?te has vuelto loco, Afonso? ?Que disparate se te ha metido en la cabeza, Dios mio?

Carolina gesticulaba.

– No es ningun disparate. Tengo una hija que vive en Francia y voy alli a buscarla, es tan sencillo como eso.

– ?Tu no iras a buscarla, era lo que nos faltaba!

– Claro que ire.

– ?Y nuestros hijos?

Afonso hizo una mueca con la boca, con la expresion de quien no entendia adonde queria ella llegar.

– ?Que tienen que ver nuestros hijos?

Carolina respondio con un gesto de impaciencia.

– ?Afonso, no te hagas el tonto! ?Que van a pensar nuestros hijos cuando vean a una nina extranjera entrar en nuestra casa para vivir con nosotros?

– Se quedaran todos contentos porque han ganado una hermana mayor.

– ?Y que diran las personas, valgame Dios?

– ?Que personas?

– Dona…, dona Maria Vicencia, por ejemplo. -Era la mujer del profesor Manoel Ferreira-. Dona Constanza. - Era la mujer del medico-. Dona Isabel. -La mujer del abogado-. ?Has pensado en la humillacion por la que me vas a hacer pasar al traer a mi casa a tu hija bastarda? ?Lo has pensado?

Afonso suspiro.

– ? Ay, querida, no me importa lo que esas cotorras piensen! Me da exactamente igual. La cuestion esta en que he descubierto que tengo una hija y no voy a eludir mis responsabilidades. -La miro apuntandola con el dedo-. Escucha, ?tu serias capaz de dejar a un hijo abandonado?

– ?Afonso, no intentes confundirme! Yo no tengo ningun hijo abandonado, gracias a Dios. Lo que no quiero es un escandalo de hijos bastardos en mi casa, disculpa, pero eso no puede ser.

Su marido la miro a los ojos, evaluando la situacion. Aquella reaccion negativa era natural, penso. La noticia

Вы читаете La Amante Francesa
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату