– Caramba, hombre -protesto Matias-. No te lo bebas todo. A ver si te vas pillar una cogorza y te pierdes por ahi.

– Anda, no te preocupes -repuso Manitas, que se limpio la boca con la manga-. Va sobrar un monton de este licorcito, ya veras.

Matias miro con desaliento el rio de barro que llenaba la trinchera.

– Manana es vispera de Navidad y nos la vamos a pasar aqui, apinados en el barro como marranos - refunfuno-. ?Has visto esta mierda?

– No me hables de eso. Lo bueno es que van a traer bacalao.

– ?Bacalao? ?Que bacalao?

– Oye, Matias, mira que andas distraido. ?Acaso no sabes que la racion de la Nochebuena va a ser bacalao?

– ?No me digas! -exclamo Matias, haciendosele la boca agua. Estaba harto del corned- beef y de las pies, y un filete de bacalao con patatas y aceite venia de perillas-. ?Y eso es manana?

– Espero que si. -Vicente se rio y le devolvio la botella de ron.

Matias guardo la botella en el bolsillo y reanudo el trabajo con redoblado entusiasmo.

– Y asi sera -dijo, encendiendo vigorosamente la bomba-. Solo faltaria que los boches se portasen como colegas y nos dieran un dia de descanso.

– Pienso que es normal que no haya guerra en Navidad.

– Ya he oido decir eso, pero no me lo creo.

– A mi quien me lo dijo fue una furcia de Bethune. Me conto incluso que siempre hay fiesta para la Navidad en las trincheras, los companeros saludan a los boches, van hasta la avenida Afonso Costa e incluso juegan a la pelota.

– ?Y tu te lo crees?

– Pues…

– ?Nosotros jugando a la pelota con los boches en la Afonso Costa? Esos son cuentos, enganabobos. Oye, Manitas, realmente eres un ingenuo.

El sargento Rosa se agito en su reposo de sacos de tierra. El era el militar graduado encargado de vigilar aquella obra. Se trataba de un trabajo de poca importancia, en caso contrario le habrian dado cuatro, cinco o hasta quince hombres, pero estaba decidido a hacer valer su autoridad. Por ello, con esfuerzo y elevado sentido del deber entreabrio un ojo para reprender a los dos hombres a sus ordenes.

– ?Y, muchachos? -rezongo perezosamente-. Vamos, menos palique y mas trabajo. -Bostezo-. Despues del drenaje, nos queda aun reparar las vigas, los travesanos y las banquetas. -Se movio, buscando una posicion mas agradable, y volvio a recostarse, indolente, en los confortables sacos de tierra-. Asi que vamos, deprisa, deprisa.

Cerro los ojos, bostezo de nuevo y retomo la siesta.

La vispera de la Navidad amanecio serena. Timidos rayos de sol atravesaron la bruma humeda y banaron con luz fria la nieve reluciente de Ferme du Bois, pero solo por un breve instante. Pesadas nubes oscuras se dieron prisa en cortarles el camino, celosas, bloqueaban la luz y envolvian la martirizada planicie de Flandes con un sombrio y monotono manto gris. El termometro registraba un grado bajo cero, nada malo para quien habia padecido un frio peor solo hacia unos dias, pero lo que mas impresiono a Afonso fue el silencio sepulcral que se abatio sobre la zona de guerra, no se oia un solo tiro en las trincheras.

– Buenos dias, Joaquim -dijo, saludando al ordenanza a la salida de su refugio, el puesto de Lansdowne, situado junto a Forresters Lane, una transversal al sur de la Rue de la Bassee.

– Feliz Navidad, mi capitan.

– Feliz Navidad. Parece que hoy todo esta muy tranquilo, ?no?

– Si, mi capitan.

Afonso hizo una ronda por las lineas y fue a enterarse de como habia sido el «A sus puestos» de la manana, la formacion efectuada una hora antes de la salida del sol. Entro por la Forresters Lane en direccion al norte, como si fuese a Neuve Chapelle, bajo por la Rue de la Bassee y giro hacia el interior en la Rue du Bois. Se cruzo de camino con el teniente Pinto.

– Hola.

– Feliz Navidad, Afonso.

– Felices fiestas, Zanahoria. ?Como ha ido la formacion?

– Una maravilla. Ni un tiro.

– Hoy esto promete.

– Vaya si promete. ?Has visto que tranquilidad? Me dijeron que en Navidad siempre es asi.

– ?Quien te ha dicho eso?

– Tu amigo ingles.

– ?Tim? ?Donde esta ese cabrito?

– Anda por ahi.

Afonso continuo por la trinchera cenagosa de Pioneer's, empunando el baston de contera metalica, con Joaquim detras de el. Aquella era la primera Navidad de las tropas portuguesas en la zona de combate; la fecha parecia contagiar a todo el mundo, se veian sonrisas, habia alegria en las trincheras. La manana siguio tranquila, con los hombres limpiando las armas y bombeando el agua y el barro fuera de los pasajes. Despues del almuerzo, Afonso fue a inspeccionar el sector de Port Arthur y se encontro en Pope's Nose con el teniente Cook y otro oficial britanico, que estaban tranquilamente sentados en la cima del parapeto y vueltos hacia el enemigo, a merced de las balas alemanas.

– Oye, Tim, ? estas loco o te lo haces? Sal ahora mismo de ahi.

– What ho, Afonso, old lad. Merry Christmas.

– Merry Christmas para ti tambien, pero hazme el favor de salir de ahi, tu y tu amigo. A ver si recibes un balazo.

– Relajate, Afonso -sonrio el teniente Cook, hablando con su caracteristico acento brasileno-. Todo el mundo esta haciendo lo mismo. -Senalo a su alrededor-. Mira alli: los soldados portugueses estan haciendo relax.

Afonso subio el escalon del parapeto, estiro la cabeza y se quedo boquiabierto al ver a los lanudos desperezandose languidamente en el extremo de los parapetos, ignorando con una calma olimpica las letales miras alemanas.

– Pero ? estan todos locos!

– Calma, Afonso -dijo el ingles-. Hoy es vispera de Navidad y las trincheras suelen estar tranquilas, es asi todos los anos -sentencio, senalando el sector enemigo-. Ademas, ?no lo ves? Hay neblina alli enfrente, los boches no pueden llegar a vernos.

Un denso vapor se cernia, en efecto, en la Tierra de Nadie, reduciendo sobremanera la visibilidad. El alambre de espinos se mezclaba con las nubes bajas, la nieve se perdia en la claridad alba de la neblina. Afonso se encogio de hombros, resignado, y, con movimientos vacilantes y desconfiados, escalo el parapeto y se sento junto a los oficiales britanicos.

– Captain Gleen, this is captain Afonso -los presento el teniente Cook-. Afonso, este es el capitan Gleen. El Alto Comando destaco al capitan para el periodo de Navidad.

– How do you do?-saludo Afonso.

– Howdy, mate. Merry Christmas. Compris Christmas?

– Yes.

– Christmas bonne. -El capitan Gleen se rio; sus mejillas rosadas le llenaban el rostro ancho-. Beaucoup rhum, beaucoup champagne, beaucoup port-wine. Et beaucoup zigzag! -Hizo un gesto con la mano, simulando un movimiento de embriaguez-. Compris? Beaucoup rhum, beaucoup zigzag!

– Compris. Zigzag. Compris -respondio Afonso con una carcajada, divertido por el torpe patois de ingles y frances tan tipico de las trincheras. Se volvio hacia el teniente

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