peso y distancia, claro, y buscaran la equivalencia en la tabla de caidas. Pelaez nos podra decir tambien si hubo fractura de vertebras por dislocacion, como me parece inevitable en este caso.
Varga, que en ese momento regresaba del lugar de los hechos, pregunto a Bernal si, en vista de la inminente marea, podian descolgar el cadaver.
– He puesto senales en distintos puntos de la soga, jefe, y hemos fotografiado los nudos, que dejaremos como estan. La cuerda es de canamo y nailon, y muy gruesa, de modo que voy a necesitar la cizalla que tengo en la furgoneta.
– Esperemos otros diez minutos, Varga. Si el juez no ha llegado entretanto, autorizare el levantamiento.
Plantado en el umbral de la caseta, Bernal, estremecido por la fuerte brisa vespertina que soplaba del este, celebro haber llevado consigo su abrigo de pelo de camello. Formando una copa con las manos, encendio un Kaiser y se puso a meditar en los dos casos que le ocupaban. Tenia la certeza de que estaban relacionados entre si. El submarinista norteafricano no podia haber emprendido sin respaldo su desastrosa incursion en el puerto de Rota. Si en la noche del veintiuno de marzo, o en otra inmediata, penetro en la base naval por mar, como parecia lo mas verosimil, forzosamente tuvo que hacerlo apoyado por un equipo. Con las defensas que hubiese llegado a nado, fuese de uno de los banos publicos de la playa de la Vieja, al oeste del puerto, fuese de la propia darsena de pescadores, pues ambas se encontraban demasiado distantes.
Ahora bien, segun el contraalmirante Soto, el sonar pasivo instalado en la entrada del puerto de Rota habria detectado el paso de cualquier embarcacion de casco metalico, fuese de superficie o submarina. Solo una de madera o de fibra de vidrio tenia posibilidades de burlar aquella defensa electronica. Aunque quiza el razonamiento de Soto fuese errado: si el submarinista formaba parte de un equipo especial de hombres rana de la Marina de un pais norteafricano, sin duda habria llegado a bordo de alguna unidad naval -lo optimo seria un pequeno submarino, penso Bernal- que depositandole lo mas cerca posible de la costa, esperase su regreso o tuviera previsto recogerle a una hora determinada. Pero el submarinista no habia vuelto, lo cual podia significar que, detectada por los americanos la operacion clandestina, estos habian tomado las oportunas medidas defensivas.
?Cual de los tres paises del Magreb podia tener interes en montar una operacion semejante, y medios para realizarla? Recordo Bernal haber leido en la prensa que Marruecos, Argelia y Tunez habian celebrado en fechas recientes una cumbre con miras a una futura federacion del Magreb, reunion destinada -consideraban los comentaristas- a molestar a sus vecinos, en particular a Libia, situada al este, y a Mauritania, que se encontraba al sur. En noviembre de 1975, estando Franco en su lecho de muerte, el Consejo de Regencia, enfrentado a la amenaza de la «Marcha Verde», se habia apresurado a cederle el Sahara espanol a Marruecos, y desde entonces las relaciones existentes entre ambos paises habian sido bastante cordiales a pesar de las periodicas reivindicaciones marroquies sobre los enclaves de Ceuta y Melilla. Era notable la sincronizacion de esas demandas con momentos de inquietud interna de aquel pais; de igual forma se habia servido el Caudillo del tema de Gibraltar para distraer la atencion publica cuando la situacion politica asi lo requeria.
Y bien, se pregunto Bernal, ?que interes podian tener los marroquies en la base de Rota? La Union Sovietica y los paises del Pacto de Varsovia si lo tenian, y muy vivo, y el comandante norteamericano habia hecho alusion a las frecuentes actividades de espionaje de aquellas potencias. Marruecos, en cambio, habia firmado recientemente con los Estados Unidos un ventajoso pacto de defensa mutua: ?que razon, pues, podia moverle a espiar en la base conjunta que su nuevo aliado tenia al otro lado del Estrecho? Seria cuestion de tratar a fondo el asunto con Soto y con los asesores politicos de la base naval de San Fernando. Pese a todo, estaba convencido de que la muerte del submarinista significaba que las defensas de Rota habian sido vulneradas, aunque sin exito, puesto que, por medios aun por aclarar, se habia neutralizado la incursion. ?Querria el Ministerio de Defensa espanol que descubriese el cuales fueron esos medios?
Estaba luego la cuestion del guardia civil ahorcado que en esos momentos se balanceaba macabramente a corta distancia de alli. Habiendo visto ciertas enigmaticas senales luminosas cerca de la isla de Sancti Petri y reconocido parte de las letras del alfabeto Morse utilizadas, aquel hombre habia transmitido el hecho a su puesto de mando. A la manana siguiente desaparecia, y aquella tarde le encontraban ahorcado. Cuando Pelaez terminase la autopsia y Varga hubiera examinado las pruebas forenses, conoceria las causas de la muerte y aproximadamente a que hora se habia producido. El ultimo contacto con Ramos se fijaba a la una y doce minutos de la madrugada anterior, hora de su comunicado. Algo le decia a Bernal que no era aquel un caso de suicidio: la hora de su observacion de las misteriosas senales y la de su muerte estaban demasiado sincronizadas. ?Habrian interceptado su mensaje de radio y tomado medidas inmediatas para silenciarle?
Consternado, Bernal se preguntaba que habria ocurrido en aquel destartalado muelle de madera en medio de la desolada oscuridad y del fuerte viento de la noche. Miranda y sus acompanantes no habian encontrado indicio alguno de lucha ni en la caseta ni en sus alrededores. ?Que mas habria visto Ramos que no tuviese tiempo de comunicar y que exigiera, quiza, su eliminacion? Los intrusos no pensarian, claro esta, que el puesto iba a quedar sin vigilancia una vez descubierta la desaparicion o el aparente suicidio del guardia civil… ?O si lo creian posible? En tal caso, sus actividades tenian que estar relacionadas con Sancti Petri, que era, por asi decirlo, la puerta trasera del arsenal de La Carraca. Sin embargo, el contraalmirante habia dicho que el canal no era navegable para embarcaciones de mas calado que una pequena lancha. Y aun ese tipo de nave correria el riesgo de ser avistada canal adentro, en los puentes viarios, o por los marineros de guardia en los astilleros Bazan y en el propio arsenal de La Carraca. Por otra parte, ?que motivo podian tener los norteafricanos intrusos para penetrar clandestinamente en las bases espanolas? ?Comprobar sus defensas? Costaba imaginar que alguno de los paises del Magreb buscase atacar las bases peninsulares espanolas o dispusiera de recursos para ello.
Las meditaciones del comisario se vieron interrumpidas en ese punto por la llegada del coche oficial que traia al juez de instruccion del partido de Chiclana y del furgon del deposito de cadaveres. El capitan Barba presento a Bernal el magistrado local, hombre de mirada viva, que habiendo escuchado un rapido resumen de lo ocurrido, leyo con gesto de solemne gravedad las credenciales libradas por el ministerio al comisario, hecho lo cual autorizo la retirada del cadaver y su traslado al deposito del hospital de Cadiz, a fin de que se procediese a la autopsia oficial.
Los guardias civiles ayudaron al equipo de Bernal a tender el cadaver en una camilla, todavia con el lazo cenido al cuello y los tobillos amarrados, que seguidamente fue introducido en un cilindro de fibra de vidrio, que Pelaez cerro.
Antes de salir hacia Cadiz, Bernal le dijo al capitan Barba:
– ?Podria situar unos cuantos hombres que vigilen noche y dia la caseta? Conviene que lleven suficiente armamento.
– Descuide, comisario. Organizare turnos de cuatro horas. El primero pueden atenderlo los hombres que estan aqui, y mandare relevos a las once.
– Pidales que vigilen el canal y los accesos a la isla, por si apareciesen embarcaciones de cualquier tipo, y si disponen ustedes de ellos, procureles prismaticos de infrarrojos. Que esten atentos a posibles senales desde el mar y a cualquier respuesta desde tierra. ?Habria manera de establecer una linea de comunicacion telefonica con Chiclana? Es preferible que no confien los mensajes a la radio, por si los interceptan.
– Vere que se puede hacer, comisario. Quiza puedan echarnos una mano los de Marina.
6 DE ABRIL, MARTES
A primera hora del Martes Santo, Bernal y Navarro se encontraban en la improvisada sala de operaciones, examinando las fotografias del tatuaje hallado en el brazo del hombre rana, a la espera de que llegase el arabista de la universidad.
– ?A que hora dijo que estaria aqui, Fragela? -pregunto Bernal al jefe de policia gaditano.
– A las nueve, comisario.
– Mientras aguardamos, ?por que no llama al comandante del puerto y al jefe de la aduana y les pide informacion sobre movimiento de navios y mercantes del norte de Africa? Intentelo tambien en el aeropuerto de Jerez, Fragela. Recuerdo haber visto alli un par de aviones con distintivos marroquies.
En Inmigracion tendran las fichas cumplimentadas por los pasajeros que desembarcan en Cadiz, comisario observo Fragela-. ?Le digo que desentierren las de todos los visitantes norteafricanos?