– ?Pueden hacerlo facilmente?
– Ahora funcionamos por ordenadores, y creo que las entradas estaran registradas en el banco de datos de aqui. A continuacion el ordenador puede compararlas con los archivos centrales de Madrid, que nos daran la lista de los que desarrollan actividades ilegales.
– Seria inutil comprobar las entradas y salidas correspondientes, pongamos, a los ultimos quince dias, de visitantes marroquies, argelinos y tunecinos.
– El aeropuerto de Jerez no presentara dificultades, comisario. Alli funciona todo por ordenador.
– Es extraordinario lo que ha avanzado en unos pocos anos el Registro -comento Bernal-. Cuando yo era joven, teniamos que revisar con mil penas los montones de fichas que recibiamos de los puertos, y que no conservabamos mas de seis meses. Lo de ahora da un caracter enteramente distinto al trabajo de investigacion, y vamos a necesitar hombres con una preparacion distinta de la que recibian los de mi epoca. En realidad se trata de dar un nuevo planteamiento a nuestra forma de investigar, en especial a causa de la rapidez con que pueden cotejarse millares de fichas y de informes. Quiza tendria que solicitar el retiro anticipado.
– No diga eso, jefe -protesto Navarro-. De nada servirian todos los ordenadores del mundo si no hubiera alguien capaz de formular las preguntas apropiadas y de interpretar inteligentemente las respuestas obtenidas.
– Lo que usted quiera, pero yo sigo pensando que si pretendo continuar en la profesion, necesito formarme en las posibilidades aportadas por los ordenadores a la labor policiaca.
– Desde luego pueden ahorrar mucho trabajo de piernas, comisario -apunto Fragela-, como me lo han demostrado aqui una serie de casos recientes.
– Sin embargo -objeto Bernal-, a la hora de captar la atmosfera de un caso, no hay nada como examinar el escenario del crimen y pasearse por las calles de una ciudad o por el campo. Asi es como he trabajado yo siempre. La gente lo llama intuicion, pero en realidad se trata de observacion pasiva. Aunque uno no registra de forma consciente cada uno de los pequenos detalles que se ofrecen a la vista, ni todos los rostros que ve, ni todo conjunto de objetos que examina, no es extrano que mas adelante la memoria pasiva reaccione con algun nuevo y urgente elemento informativo que le conduzca a la solucion.
Sono el telefono, y Navarro descolgo.
– Es para ti, jefe. El doctor Pelaez, que llama desde el deposito.
– ?Que tal va eso, Pelaez? -quiso saber Bernal. Y escucho durante un rato con expresion grave-. Ya. Algo asi me esperaba. Demasiada coincidencia. Espero con interes el informe completo.
Colgo el auricular y se volvio hacia sus colegas con aire de creciente agitacion.
– Fue asesinato, como sospechaba. Pelaez dice que el sargento Ramos fue estrangulado con una delgada cuerda por un asaltante que le ataco por la espalda, y que luego, para simular que se habia colgado el mismo, le ataron una soga al cuello. Cree que Varga y el equipo tecnico podran confirmar sus conclusiones basandose en el estado de la soga. En cuanto a la hora en que se produjo la muerte, dice que aunque es dificil precisarla, por el agua de mar que impregno el cadaver al subir la marea, el reloj de pulsera que llevaba el difunto se habia parado a las cinco y treinta y siete. ?A que hora fue la pleamar esta manana en Sancti Petri, Fragela?
Este consulto una tabla de mareas.
– A las siete y cincuenta y seis, comisario.
– Hmm. Varga tendra que establecer la relacion entre la crecida del agua y las posiciones relativas del cadaver y de su muneca derecha. De todas formas, creo que podemos partir de la hipotesis de que mataron a Ramos en el curso de las cuatro horas posteriores a su ultimo mensaje de la una y doce.
– Eso hace pensar que el barco autor de las senales que el habia visto fondeo en el muelle de Sancti Petri - dijo Navarro-, puesto que desapareceria de las pantallas de radar poco despues de cursar Ramos su aviso.
– Pero, de ser asi -objeto Bernal-, ?por que no reaparecio mas tarde, despues de que liquidaran a Ramos? Puede significar que esa misteriosa embarcacion intercepto el mensaje del sargento al puesto de Chiclana y curso otro a sus complices de tierra a fin de que fueran a Sancti Petri y diesen cuenta de el. Hecho lo cual la embarcacion sale a alta mar, o quiza se sumerge incluso, si era un submarino. No olvidemos que sus tripulantes, con propositos que todavia no conocemos, dirigian senales a una o varias personas situadas en la costa.
Justo en el momento en que les entraban el cafe, llego de la facultad el arabista. Fragela hizo las presentaciones.
– El profesor Castro es famoso por sus conferencias sobre historia de Cadiz, comisario, y bisnieto del celebre historiador de nuestra ciudad.
– Tengo entendido que conoce usted el arabe, profesor -le dijo cortesmente Bernal.
– Mayormente el clasico, comisario, a mi pesar. Me gradue en Estudios Orientales por la Universidad de Granada.
– ?Usa el arabe moderno una escritura distinta?
– No, pero pueden aparecer palabras que yo desconozca.
– Se trata solo de unas pocas letras. ?Tiene la bondad de examinar esta fotografia? Aunque no es muy clara, nuestro fotografo hizo cuanto pudo.
Castro examino atentamente la ampliacion que mostraba el tatuaje del submarinista muerto.
– Desde luego son caracteres arabes, pero estan algo borrosos… Por el tono azulado, parecen parte de un tatuaje -alzo una inquisitiva mirada hacia el comisario Bernal.
– Es usted muy observador, profesor -dijo el-. Y bien, ?que significan?
– Nada que me resulte evidente, comisario. Son cinco consonantes sin puntos diacriticos, de modo que tendremos que deducir las vocales que faltan. La primera equivale a la
– Ninguno, profesor. Celebraria mucho que pudiese desvelarnos algo de este misterio. Nos ayudaria a identificar a la persona de quien se trata. Guardara reserva sobre su investigacion, ?verdad? Sobre todo seria imprudente tratar el asunto con gente que tenga el arabe por lengua materna.
– Descuide. Y me gustaria poder ayudarles en alguna medida.
Una vez se hubo retirado el profesor Castro, de encorvada figura y aspecto de erudito, Bernal encendio un Kaiser. Se le veia serenamente satisfecho. Al cabo de un momento, se volvio hacia Navarro y Fragela y les dijo:
– Creo que estamos avanzando.
– ?De veras, jefe? -repuso Navarro, un tanto perplejo.
– Por lo menos tenemos una neta relacion entre ambas muertes, ?no se da cuenta? Ese pequeno eslabon, aunque no sepamos todavia que significa, dara forma a toda la investigacion.
Sentada en el borde del incomodo catre, en su celda del piso alto de la Casa de la Palma, la inspectora Elena Fernandez pensaba en lo extrano de los lugares a que le conducia su trabajo. Le cabia por lo menos el consuelo de que la ventanita enrejada diese a la calle a que abria sus puertas el convento. De lo dicho por la amable sor Encarnacion mientras le mostraba el camino hacia la celda, deducia que aquel piso estaba reservado a las ejercitantes seglares.
Mirando el austero habito de lana color castano que colgaba de la puerta del armario, Elena hizo una mueca: no iba a resultar muy adecuado para una persona con sus ideas de la moda. Sin embargo, en el curso de la corta entrevista que habia mantenido con el a su llegada, el padre Sanandres habia dado a entender la conveniencia de que durante su estancia, y mientras realizaban sus ejercicios espirituales, las seglares adoptasen el humilde vestido de novicia.
Despues de aceptar sin reparos su carta de presentacion, y pese a que Elena estaba segura de que no se conocian, Sanandres se habia interesado cortesmente por la salud de su padre. Seria simplemente, penso Elena, porque en vista de las referencias procuradas por Bernal en el sentido de que se trataba de un magnate de la industria de la construccion, el padre Sanandres abrigaba la esperanza de obtener algun sustancioso donativo para su curiosa orden.