Al sonar, a las seis menos cuarto, el timbre de la entrada, Elena se quedo esperando con vivo interes la aparicion de la catalana, a fin de entregarle el crucial mensaje destinado al comisario. En ese momento se presento Eugenia Bernal para proponerle que fuesen a rezar juntas a la capilla a la espera de visperas. Elena la siguio de mala gana, y estuvieron arrodilladas una al lado de otra, ante la imagen de Nuestra Senora de la Palma, hasta el toque del angelus.
Luego, Elena y Eugenia ocuparon sus lugares habituales detras de los religiosos de la congregacion, y el padre Sanandres salio de la sacristia, con semblante que a Elena le parecio preocupado, luciendo vestiduras moradas. Al empezar el oficio, Elena lanzo una ojeada hacia las seglares que se encontraban a su espalda, pero no localizo a su enlace.
Impartida su bendicion final, el padre Sanandres avanzo hasta el pie del altar y miro por el panel de cristal hacia la Santa Cueva. Permanecio alli durante un rato, con los brazos en cruz. Conforme pasaban los minutos, Elena fue sintiendo la presion de las mujeres situadas a su espalda, que avanzaban ansiosas, y al poco tiempo cundieron murmuradas expresiones de desaliento.
– ?Hoy ha fallado! ?No brota el agua sagrada!
Por fin el padre Sanandres se volvio hacia la congregacion y levanto la diestra.
– Parece ser que en estos dias postreros de la Cuaresma, en que se nos llama a la mas rigurosa penitencia, el agua milagrosa no fluye -una larga lamentacion sono entre las mujeres-. Manana, por ser Viernes Santo, no habra ceremonia de Adoracion Diurna. Espero que todas nos acompaneis en nuestra Procesion del Silencio, siguiendo nuestro paso del Descendimiento de la Cruz.
De nuevo se volvio Elena hacia las mujeres, que murmuraban desilusionadas, sin que lograra ver a su enlace. Ante la urgencia de hacer llegar el mensaje a Bernal, se escabullo del banco, salio a la puerta y alli se quedo esperando. Sor Serena aparecio de subito.
– Senorita, ?querria ayudar a la senora de Bernal con el paso mientras yo acompano a las mujeres a la puerta?
– No faltaria mas. La esperare aqui.
Elena examino con desespero los rostros de las seglares que iban desfilando bajo la severa mirada de sor Serena, pero estaba claro que la catalana alta no habia acudido. Estando tan cerca la monja de prietos labios, no habia manera de enviar el sobre por mediacion de alguna de las otras mujeres. Discurrio premiosamente una posible solucion. Acceder al unico telefono de la casa, que se encontraba en el despacho del padre Sanandres, siempre bajo llave, era imposible: habia tanteado la puerta en varias ocasiones. ?Salir del convento y transmitir personalmente el mensaje a Navarro, por telefono? La peticion de interrumpir su retiro suscitaria vivas sospechas, y era indispensable ampararse en su supuesta identidad hasta que los militares hubieran llevado a termino su plan.
Despues de que la portera hubiese acompanado a la salida a las visitantes, a quienes mando con viento fresco, Elena se fue abatida hacia el patio trasero, donde encontro a Eugenia Bernal aplicada ya a su trabajo. Era ella su ultimo recurso: podia confiarse a la senora de Bernal y pedirle que se pusiera en contacto con su esposo.
Antes de cenar, Elena subio a su celda y se asomo con desaliento a la ventana enrejada. ?Tenia algun otro medio de dar curso al mensaje?
A escasos metros de donde Elena se encontraba, Angel Gallardo estaba dando vueltas intrigado a la escena que habia visto desarrollarse, hacia casi una hora, a la puerta del convento. Una monja de severo semblante habia abierto el postigo al grupo de mujeres que aguardaban con sus botellas vacias, pero a una, la mas alta, de pelo castano, le cerro el paso al alcanzar la angosta entrada. Siguio a eso una acalorada discusion, en su mayor parte inaudible para Angel, tras lo cual, y admitidas ya las demas mujeres, la proscrita se habia alejado calle abajo, a paso vivo y enojadisima.
Sabia Angel que Navarro tenia intencion de enviarle a Elena un mensaje urgente, para avisarle de que el estaba al acecho en el hostal de enfrente, pronto, a una senal suya, a respaldarla. Lo malo era que Gallardo no conocia a la enlace, si bien empezaba a sospechar que se tratase de la mujer a quien habian negado la entrada al convento. Y eso solo podia significar que Elena, tal vez sin que ella misma lo advirtiese, habia sido descubierta. Decidio telefonear inmediatamente a Navarro.
Bernal y Fragela regresaron a la sala de operaciones agotados por las casi tres horas invertidas en planear el programa de contramedidas frente a la operacion Melkart. Habian convenido en cercar por tierra y mar Bahia Ballena, con miras al encuentro clandestino previsto alli para las 23.30 horas del sabado 10 de abril, amen de solicitar que en la boca del canal de Sancti Petri, vigilada por un destacamento de guardias civiles ocultos en los viejos barracones proximos al fondeadero, se instalase una red antisubmarinos provista de detectores de sonar pasivo. La Armada habia incrementado ya la vigilancia en sus bases, y oficiales y marineria estaban regresando en ese momento a sus puestos.
Navarro empezo a transmitirle a Bernal las noticias mas urgentes.
– Tengo una posible pista sobre el paradero de los complices de Melkart en tierra, jefe. El capitan Barba nos esta haciendo pesquisas en Chiclana.
Escuchando el informe de Miranda sobre su visita al profesor Castro y vista la carta del gerente del Hotel Salineta, Bernal dijo:
– Hay que comunicarselo a Soto y, tan pronto Barba nos confirme que los marroquies estan alli, poner el hotel bajo vigilancia. Hemos de seguirles los pasos adondequiera que vayan, aunque supongo que no se dejaran ver hasta el sabado por la noche. El peligro esta en que pueden tener en el hotel armas y municiones a punto para la operacion.
– Tambien se ha recibido un aviso de Angel, jefe. A la catalana le han negado esta tarde la entrada al convento, de modo que no se ha podido establecer contacto con Elena. Gallardo teme que la hayan descubierto.
Preocupado, Bernal considero posibles lineas de accion.
– Si sospechan de ella, Paco, puede verse en peligro. Pero si intervenimos prematuramente, frustraremos el complot de los oficiales, y la JUJEM quiere que lo lleven adelante bajo nuestra vigilancia. Dejame que discurra una solucion.
– Elena es lista, jefe, como ya lo ha demostrado en otras ocasiones. En caso de necesidad, sabra apanarselas sola.
– Aun asi, me resisto a dejarla sin apoyo otros dos dias. Quiero que Lista hable con la catalana, y descubra que es lo que ha fallado, y que luego me llame al hotel.
Bernal encontro un recado esperandole en el Hotel de Francia y Paris.
– Una senora le ha llamado dos veces desde Las Palmas, comisario -le anuncio la recepcionista-. Ha dejado un numero, para que le telefonee usted.
– Lo hare desde mi habitacion -dijo Bernal.
Al llegar al comodo cuarto con vistas a la placita de dorados naranjos, se descalzo, se sento en la cama y encendio un Kaiser. Poco mas tarde estaba al habla con Consuelo.
– ?Luchi? ?Donde te habias metido? Llevo dos dias llamandote a Madrid, y ahora me entero de que has vuelto a Cadiz -dijo ella en tono de reproche.
– Lo siento, carino. No me he movido de aqui. Pero no tenia adonde llamarte. ?Que tal fue el viaje?
– Lento pero reposado. El chalet es precioso. Esta en una colina, con vistas a Las Palmas y al mar. Tiene un jardin muy agradable, y como ves, me han conectado el telefono. La chica para todo que he contratado es muy servicial. Pero lo mas importante es que esto queda solo a diez minutos del banco, en coche. Un sitio estupendo para esperar a nuestro hijo.
– Confio en que pronto podre ir a visitarte, pero este caso se esta presentando muy complicado, y a lo mejor lleva tiempo resolverlo.
– ?Lo del hombre rana muerto! -exclamo Consuelo-. Me lo imaginaba.
– Aunque por telefono no te puedo decir mucho mas, quiza te guste saber que esta aqui todo mi equipo de Madrid.
– ?Ha respirado Eugenia sobre lo de la separacion legal?