mano.
Se paso unos gordos dedos por su cabello, que parecia un estropajo de aluminio, se limpio el bigote, y contemplo como Kruse hacia su numerito del anfitrion encantador, mientras atravesaba la muchedumbre. La ruta del nuevo Jefe del Departamento le llevaba a acercarse a nuestra mesa… lo bastante como para que pudieramos observar la mecanica de su charla insulsa, pero no lo suficiente como para poder oir lo que decia. Era como ver un espectaculo de mimo, algo con un titulo como
– Tu jefe esta en una forma excelente -comente.
Larry trago mas cerveza y alzo las manos.
– Ya te he dicho que estaba absolutamente
– No tienes que darme explicaciones, doctor.
– ?Por que no? ?Aun sigue molestandome eso de haber participado en aquella cagada! -Mas cerveza-. Todo un semestre echado a perder. Practicamente, Kruse y yo no teniamos nada que ver el uno con el otro… Dudo que hablasemos mas de diez frases en todo ese tiempo. A mi el no me gustaba, porque no tenia profundidad alguna y era un autentico fantasma. Y yo no le caia bien a el porque era un hombre… y todos sus otros ayudantes eran mujeres.
– Entonces, ?como fue que te contrato a ti?
– Porque los sujetos de su investigacion eran hombres y no era muy probable que se relajasen mientras veian peliculas porno, si tenian delante chicas tomando notas. Ni tampoco era demasiado probable que les contestasen a las chicas las preguntas que el estaba haciendo: ?Cuan a menudo se la meneaban? ?Cuales eran sus fantasias masturbatorias mas habituales? ?Lo hacian en los retretes publicos? ?Cuan a menudo jodian y con quien? ?Cuanto tiempo tardaban en correrse? ?Cual era su actitud mas primaria, mas profunda, hacia el sexo en general?
– Las fronteras de la sexualidad humana -dije.
Agito la cabeza.
– Lo mas triste de todo es que
– ?Y no se preocupaban los de la fundacion que dieron el dinero para la investigacion?
– No eran de ninguna fundacion. La pasta era de mamones particulares…, ricachones locos por la porno. El les prometio hacerlos personas respetables, darles el sello de aprobacion academico a su aficion.
Se volvio y miro a Kruse. La rubia del vestido negro se tambaleaba en sus zapatos de tacon alto.
– ?Quien es la mujer que va con el?
– La
Agite la cabeza.
– ?No te acuerdas de Suzy Espatarrada? ?Si era la comidilla del Departamento!
– Debi pasarme todo ese tiempo durmiendo.
– Debiste de estar
Negue con la cabeza.
– ?Cuando fue eso?
– En el setenta y cuatro.
– En el setenta y cuatro yo estaba al norte, en San Francisco…, en el Langley Porter.
– ?Oh, si! Fue cuando hacias dos cosas a la vez: trabajabas como interno y dabas clases al mismo tiempo. Bueno, D: quizas el ser tan precoz te puso en el mercado del trabajo un ano antes que a los demas, pero en cambio te perdiste el conocer a Suzy. Se suponia que ella tenia algo que ver en la investigacion, y yo incluso trabaje con ella… toda una semana. Kruse la metio en el programa de estudio, para que trabajase como secretaria. No sabia escribir a maquina y liaba los archivos. Pero la verdad es que era una chica muy dulce, aunque bastante primaria.
El homenajeado y su esposa se habian ido acercando. Suzanne Kruse correteaba tras su marido como si la hubiesen atornillado a sus talones. Tenia un aspecto fragil, con hombros prominentes, un cuello muy lleno de nervios, partido en dos por la gargantilla de diamantes, un pecho casi plano, mejillas hundidas y una barbilla muy aguzada. Sus brazos estaban bien torneados pero eran nervudos y tenia las manos huesudas, acabadas en largos dedos delgados. Sus unas eran largas y las llevaba lacadas de rojo. Se agarraban de la manga de su esposo, clavandose en el pano.
– Debe de ser autentico amor -dije-. Ha seguido con el durante todos estos anos.
– No apuestes ni un centimo a que lo suyo sea una monogamia a la antigua. Kruse tiene reputacion de ser un cazaconos de primera y se sabe que Suzy es muy tolerante con el. -Se aclaro la garganta-. Mejor dicho, es
– ?Literalmente hablando?
Asintio con la cabeza.
– ?Te acuerdas de aquellas fiestas que Kruse acostumbraba a dar en su casa de Mandeville Canyon, el ano en que entro en la Facultad? ?Oh, claro… tu estabas en Frisco! -Se interrumpio, comio una empanadilla y rumio-. Espera, creo que aun seguian en el 75. Tu volviste en el 75, ?no es cierto?
– Me gradue -le dije-. Trabajaba en el hospital. Me tope con el en una ocasion, no nos gustamos el uno al otro. No me hubiera invitado a sus fiestas.
– No se
Me dio un golpecito con el puno, bajo la barbilla.
– De todos modos tu seguramente no hubieras ido, porque siempre fuiste un
– ?Y como sabes tu todo eso?
– Los chismes del campus. Todo el mundo lo sabia…, no era ningun secreto. En aquel entonces, nadie consideraba que estas cosas fuesen pervertidas. Eran los tiempos anteriores al microbio: tiempos de libertad sexual, de liberarse el id, de ampliar los limites de la consciencia, etcetera. Incluso las mas radicales de la liberacion femenina de nuestra clase creian que Kruse estaba en la punta de lanza de algo que tenia un
– ?Kruse era el que le daba los latigazos?
– Todo el mundo lo hacia. Era una verdadera actuacion de grupo… Ella aceptaba la fustigacion de cualquiera, sin distincion de credo, raza o sexo. Mira, fijate en ella, observa como se agarra a el, como si en eso le fuera la vida. ?No te parece una autentica sumisa? Probablemente tenga una personalidad pasiva-dependiente, la pareja simbiotica perfecta para un adicto del poder como es Kruse.
A mi me parecia asustada. Pegada a su esposo, pero quedandose en un segundo plano. La contemple adelantarse y sonreir cuando le hablaban, luego retirarse. Echandose hacia atras su largo cabello, comprobando el esmalte de sus unas. Su sonrisa era tan plana como una pegatina, sus oscuros ojos brillaban de un modo poco natural.
Se movio de un modo que hizo que el sol diese en su gargantilla de diamantes y lanzase chispas. Me hizo pensar en el collar de un perro.
Kruse se giro bruscamente para darle la mano a alguien, y cogio por sorpresa a su esposa. Estirando el brazo en busca de equilibrio, ella se agarro de la manga de el y, aferrandole con mas fuerza casi se le pego. El continuo