acariciando el hombro desnudo de ella, pero, por la atencion que le prestaba, era como si acariciase una estatua.
– Poca autoestimacion -dijo Larry-. Tienes que considerarte bien poco a ti mismo, para joder en la pantalla.
– Supongo que si.
Acabo su cerveza.
– Voy a repostar, ?quieres que te traiga algo?
Alce mi vaso, medio lleno de soda.
– Aun estoy con esto.
Se encogio de hombros, y fue hacia el bar.
Los Kruse habian trazado un circulo en derredor a nuestra mesa, yendose hacia una, repleta de urracas. Un siseo de charla sobre naderias; luego el se habia echado a reir, con un sonido profundo y autosatisfecho. Le dijo algo a un estudiante graduado y le dio la mano al joven mientras repasaba con la vista a la hermosa esposa del estudiante. Suzanne Kruse no dejaba de sonreir.
Larry regreso.
– Pero dime -comento-, ?que tal te van las cosas?
– De cona.
– Vale, a mi tambien. Y es por eso por lo que estamos aqui sin nuestras mujeres, ?no?
Di un sorbito a la soda y lo mire. Mantuvo contacto ocular, pero se atareo con un ala de pollo.
La mirada del terapeuta. Prenada de preocupacion.
Amistosa preocupacion, pero yo no la queria. De repente, me entraron ganas de salir corriendo. Una rapida carrera de vuelta al arco de piedra, y adios para siempre a la tierra del Gran Gatsby.
Pero, en lugar de hacerlo, emplee uno de mis propios trucos de comecocos. Le bloquee la pregunta con otra pregunta:
– ?Como le va a Brenda en la Facultad de Leyes?
Sabia perfectamente lo que yo estaba haciendo, pero de todos modos me contesto:
– Esta entre el diez por ciento de alumnos con mejores notas, por segundo ano consecutivo.
– Debes estar muy orgulloso de ella.
– Seguro. Si no fuera porque aun le queda otro ano entero. Vuelveme a preguntar como me siento, dentro de un ano, y ya veremos, si aun sigo funcionando.
Asenti con la cabeza.
– He oido decir que es un proceso realmente podrido.
Su sonrisa perdio calidez.
– Cualquier cosa que de como resultado la produccion de abogados debe de serlo, ?no? Es como convertir solomillo en mierda. Mi parte preferida es cuando regresa al hogar y me hace el tercer grado con preguntas sobre la casa y los ninos.
Se limpio la boca y se me acerco.
– Una parte de mi mismo lo entiende perfectamente: al fin y al cabo, ella es inteligente, mas inteligente que yo, asi que siempre supuse que acabaria dedicandose a otra cosa que no a las labores propias del hogar. Pero fue ella la que dijo que no, que su madre trabajaba todo el dia y la habia dejado siempre en manos de guarderias, canguros… y que siempre lo habia resentido. Se quedo prenada en nuestra luna de miel, y nueve meses despues tuvimos a Steven, y mas tarde a los otros, como si fueran los terremotos secundarios que hay tras uno grande. Y, ahora, de repente, necesita hallarse a si misma. Realizarse.
Agito la cabeza.
– El problema es el momento que ha elegido. Aqui estoy yo, llegando, finalmente, a un punto en que no tengo que ir a la caza del cliente que me envia alguien. Mis socios son fiables, nuestro consultorio practicamente marcha por si solo. El chico pequeno empieza a ir a la escuela el ano que viene, asi que ahora podriamos habernos tomado algun tiempo para nosotros, viajar. Y, en lugar de esto, se larga a estudiar veinte horas al dia, mientras yo hago del Senor Mama.
Hizo una mueca.
– Ten cuidado, amigo mio. Aunque con Robin posiblemente sea distinto: ella ya ha tenido su carrera, puede que ya este a punto para tener una vida tranquila.
– Robin y yo nos hemos separado -le dije.
Me miro, y volvio a agitar la cabeza.
– Mierda, lo siento. ?Cuanto tiempo hace?
– Cinco semanas. Una vacacion temporal que, de algun modo, se fue alargando.
Se acabo su cerveza.
– De veras que lo siento. Siempre pense que vosotros dos erais la pareja perfecta.
– Yo tambien lo pensaba. -Mi garganta estaba seca y me ardia el pecho. Estaba seguro de que todo el mundo me estaba mirando, aunque, cuando gire los ojos en derredor, nadie lo estaba haciendo. Solo Larry, con unos ojos tan amistosos como los de un perro.
– Espero que lo resolvais -me dijo.
Mire a mi vaso. El hielo se habia derretido en un aguilla.
– Creo que me voy a tomar algo mas fuerte.
Me abri paso a codazos entre la multitud que atestaba el bar y pedi un gin tonic doble de ginebra que apenas si resulto tener el alcohol de uno normal. De regreso a nuestra mesa me tope de cara con Kruse. Me miro. Sus ojos eran de un color marron claro con chispitas verdes, con unos iris inusualmente grandes. Estos se agrandaron, al reconocerme… estoy seguro, y luego se apartaron y apuntaron a algun lugar por encima de mi hombro. Simultaneamente, adelanto su mano, que agarro firmemente a la mia, la cubrio con la otra y movio nuestros brazos arriba y abajo, mientras decia:
– ?Que alegria que haya podido venir!
Antes de que tuviera posibilidad de contestarle, habia usado el apreton de manos como punto de apoyo para propulsarse mas alla de mi, medio haciendome girar sobre mi mismo, antes de soltarme y seguir.
Tacticas de politico en periodo de elecciones. Me habia manipulado con gran experiencia.
Otra vez.
Me gire, vi retirarse a su trasero embutido en el traje a medida, seguido por la centelleante cortina de los cabellos de su esposa, que se movian de un lado a otro, en contrapunto a los movimientos de su estrecho y apretado culo.
Ambos caminaron unos pasos, antes de ser atrapados por una alta y hermosa mujer de edad mediana.
Delgada e impecablemente ataviada con un vestido de coctel en seda amarilla dorada, un prendido de rosas blancas y diamantes estrategicamente colocados, podria haber sido la Primera Dama de cualquier Presidente. Su cabello era de color castano acentuado con bronce, y lo llevaba peinado hacia atras, y recogido en un mono que coronaba un rostro largo, de fuerte mandibula. Sus labios eran delgados y estaban moldeados en una media sonrisa.
Sonrisa de escuela privada para senoritas. Un saber estar, heredado en los genes.
Oi a Kruse decir:
– ?Hola, Hope! ?Todo es realmente hermoso!
– Gracias, Paul. Si tienes un momento, hay alguna gente que me gustaria presentarte.
– Naturalmente, querida.
El intercambio de palabras sonaba a ensayado, le faltaba calor, y habia excluido a Suzanne Kruse. Los tres abandonaron el patio, Kruse y la Primera Dama lado a lado, la antes llamada Suzy Espatarrada siguiendoles, como una sirvienta. Se dirigieron a un grupo de cisnes iluminados por la luz reflejada de uno de los estanques. Su llegada fue precedida por el cese de las conversaciones y la bajada de vasos. Se apreto mucha carne contra otra y, al cabo de un instante, los cisnes estuvieron escuchando arrobados a Kruse. Pero la dama de amarillo parecia aburrida. Incluso casi resentida.
Regrese a la mesa, di un largo trago al gin tonic. Larry alzo su vaso y lo choco con el mio.
– Brindo por las chicas a la antigua, D. ?Por que las muy jodidas vivan muchos anos!
Yo me trague lo que me quedaba de mi bebida y sorbi el hielo. No habia comido en todo el dia, y note un